José Manuel Bobadilla Somos un animal con un doble acceso a la realidad. Un acceso relativo a las necesidades humanas dominado por las formas y otro no relativo a las necesidades humanas y liberado de las formas. Uno de nuestros principales sentidos, como animales depredadores que somos, es la mirada. Mirar el mundo es una forma de sentir el mundo y, por tanto, dependiendo de como lo miremos, nuestro sentir estará condicionado a ello. Miramos el mundo desde un lenguaje concreto y actualmente, el lenguaje que da forma a nuestra mirada, es el lenguaje abstracto de las ciencias y las tecnologías. Nuestra forma de mirar el mundo está construida desde la técnica; una mirada que instrumentaliza el entorno y nos impide volver a las cosas de una manera limpia, es decir, liberada de las formas en las formas.
En las sociedades de conocimiento, el dominio de lenguaje abstracto construye la barrera científica y tecnológica que nos dice que una flor es simplemente una flor, o como mucho, nos proporciona una mirada biológica de la flor. En ella no vemos el misterio de los mundos porque nuestro mirar está encerrado en el prisma científico y tecnológico.
Algunas prácticas de silencio con un texto del Yoga Vasishta
«Te saludo, oh ser!»… Se trata de un texto que pertenece a la obra Yoga Vasishta, y sobre el que se trabajó en unas prácticas de silencio. El texto ya había sido recogido en esta web; se ofrece ahora acompañado de las orientaciones de trabajo propuestas en esa ocasión, por si pueden resultar de utilidad.
EL TEXTO
El Yoga Vashista, se atribuye al sabio (semi legendario) Valmiki (fechado hacia los s. XI-XIII). Valmiki expone a su discípulo Bharadvâja las conversaciones del sabio Vâsishta con el príncipe Râma. Es la segunda obra más extensa en sánscrito, después del Mahabharata.
Versión castellana (síntesis): Yoga Vasishtha, un compendio. Etnos, 2008. 690 p. O también: Valmiki. Yoga Vasishta: El mundo está en el alma. J.J. de Olañeta, 1994. 132 p. (es la traducción de una versión resumida que se publicó en la India en el siglo XIX).