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El libro de horas

Aunque todos se esfuerzan por salir de sí mismos Como de la prisión que les odia y encierra, Existe un gran milagro en este mundo: Yo lo siento: se vive toda vida ¿Quién, entonces, la vive? ¿Son las cosas, que como melodía no tocada, en la tarde se quedan, como en arpas? ¿Son los vientos, que alientan las aguas, son las ramas, que están haciendo señas, son las flores, que tejen los perfumes, son las largas, vetustas alamedas? ¿Son los calientes animales, que andan, son las aves, que extrañas se remontan? ¿Quién la vive? ¿Tú, Dios, vives la vida? Rainer Maria Rilke. El libro de horas. Editorial Lumen, 1993

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Sonríe – Juan Gelman

¿Y alguna vez he sonreído así? ¿Fui como tú de luz, candor que tiembla? ¿Supe dar la mañana, confundirla, equivocar el mundo? ¿Fui como tú despertador de la ternura quieta? ¿Agua capaz? ¿Detuve al aire, al gran maestro? La pureza más desnuda es en tu boca Y avergüenza. Ángeles, ángeles. Quien dice que los vió, nunca los vio. El que los ve se canta para adentro Juan GelmanGotán y otras cuestiones Poesía I (1956-1962). Colección Visor de Poesía,2008

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A la intemperie – Michèle Najlis

Amando a la intemperie sin tregua ni resguardo como el noble samurai que lucha con su sombra y muere. Ebria de amor en el último tercio de la noche me entrego, ardo y giro, ardo y giro en la exacta geometría de la danza. Todo para nada. * Fuego de amor quemando la memoria. Fuego de viento inasible insaciable. Fuego de amor en la memoria * A la sombra de Tu sombra extravié mi corazón. Ahora voy tras él interrogándome * Ayúdame a cruzar la temible frontera del silencio, vaciarme hasta de Ti, mirar sin miedo los ojos vacíos de la nada y encontrarte. * Más allá del laberinto silencioso de la nada anhelo el no-camino donde ya no hay palabras ni silencios. Más poemas de Michèle Najlis

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Luis Cernuda. He venido para ver

He venido para ver semblantes Amables como viejas escobas, He venido para ver las sombras Que desde lejos me sonríen. He venido para ver los muros En el suelo o en pie indistintamente He venido para ver las cosas, Las cosas soñolientas por aquí. He venido para ver los mares Dormidos en cestillo italiano, He venido para ver las puertas, El trabajo, los tejados, las virtudes De color amarillo ya caduco. He venido para ver la muerte Y su graciosa red de cazar mariposas, He venido para esperarte Con los brazos un tanto en el aire, He venido no sé por qué; Un día abrí los ojos: he venido. Por ello quiero saludar sin insistencia A tantas cosas más que amables: Los amigos de color celeste, Los días de color variable, La libertad del color de mis ojos; Los niñitos de seda tan clara, Los entierros aburridos como piedras, La…

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Thich Nhat Hanh. Llamadme por mis verdaderos nombres

No digáis que partiré mañana, pues aún estoy llegando. Mirad profundamente; estoy llegando a cada instante, para ser brote de primavera en una rama, para ser pajarillo de alas aún frágiles, que aprendo a cantar en mi nuevo nido, para ser mariposa en el corazón de una flor, para ser joya oculta en una piedra. Aún estoy llegando para reír y para llorar, para temer y para esperar. El ritmo de mi corazón es el nacimiento y la muerte de todo lo que vive. Soy un insecto que se metamorfosea en la superficie del río. Y soy el pájaro que se precipita para tragarlo. Soy una rana que nada feliz en las aguas claras del estanque. Y soy la serpiente acuática que sigilosamente se alimenta de la rana. Soy el niño de Uganda, todo piel y huesos, mis piernas tan delgadas como cañas de bambú. Y soy el comerciante de…

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