Marià Corbí «No tenemos nada que hacer en esta hermosa Tierra, en este pequeño y maravilloso planeta; no tenemos otra tarea que cumplir que vivir para reconocer toda la maravilla que nos rodea. Vivimos para tener la posibilidad de reconocer. Reconocer es testificar que hemos visto y sentido lo que está frente a nosotros. Reconocer es decirle a todo que hemos advertido su presencia, que hemos visto su esplendor, su belleza, su inmensidad y que nos hemos maravillado de su existencia y la hemos amado. Ese es nuestro destino. Somos una chispa de luz que salta del fuego de la tierra, ilumina por unos instantes lo que le rodea y se apaga volviendo otra vez a la tierra. Hay chispas de luz grandes y pequeñas; brillantes e intensas o más tenues y débiles. No se nos pide que seamos lumbreras ni soles; no se nos pide que nuestra luz sea cegadora; sólo se nos pide que seamos lucidez y reconocimiento.» (p.176)
Benedicció del Yotser Or
(Creador de la LLum) que, en l’ofici del Sabat, precedeix la recitació de la Sema’ o professió de fe :
Beneït siguis, Senyor, rei del món que vas crear la llum i les tenebres ; que feres la pau i que a tota cosa vas donar forma. Beneït siguis, Tu, que renoves diàriament les obres de la teva creació.
Beneït siguis, Déu nostre, per la glòria de les obres de les teves mans i per la llum engendradora de llum que has fet per a lloança teva. Beneït sigui el Senyor déu nostre, que va formar les estrelles.