Marià Corbí «No tenemos nada que hacer en esta hermosa Tierra, en este pequeño y maravilloso planeta; no tenemos otra tarea que cumplir que vivir para reconocer toda la maravilla que nos rodea. Vivimos para tener la posibilidad de reconocer. Reconocer es testificar que hemos visto y sentido lo que está frente a nosotros. Reconocer es decirle a todo que hemos advertido su presencia, que hemos visto su esplendor, su belleza, su inmensidad y que nos hemos maravillado de su existencia y la hemos amado. Ese es nuestro destino. Somos una chispa de luz que salta del fuego de la tierra, ilumina por unos instantes lo que le rodea y se apaga volviendo otra vez a la tierra. Hay chispas de luz grandes y pequeñas; brillantes e intensas o más tenues y débiles. No se nos pide que seamos lumbreras ni soles; no se nos pide que nuestra luz sea cegadora; sólo se nos pide que seamos lucidez y reconocimiento.» (p.176)
EL MAESTRO ECKHART, MAESTRO DE LA REALIZACION HUMANA PLENA [1]
Este artículo aparece publicado originalmente en:
“Cuadernos de la Diáspora” nº 21 [mayo-noviembre 2009]
editado en Madrid por la Asociación Marcel Légaut.
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EL MAESTRO ECKHART, MAESTRO DE LA REALIZACION HUMANA PLENA [1]
J. Amando Robles
Indice
1. Una primera aproximación: lenguaje, personalidad, pensamiento.
1.1. Un lenguaje teológico límite
1.2. Algunos rasgos más atrayentes hoy de su personalidad
1.3. Niveles de su pensamiento y articulación de los mismos
2. Calidad de la propuesta espiritual del Maestro Eckhart
2.1. El “Ser” como Uno y Unidad, origen y destino de todo ser
2.2. Desasimiento, única manera de llegar a ser Uno
3. Espiritualidad humana e incluso laica, espiritualidad del ser
A CONTINUACIÓN,
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[1] El título lo tomamos del acápite «Maestro de vida, de la realización humana plena», uno de los varios dedicados al Maestro Eckhart por Teresa Guardans Cambó en su tesis doctoral Indagaciones en torno a la cuestión fronteriza, Institut Universitari de Cultura, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, 2006, p. 256.