Marià Corbí Hemos llegado a concluir que la vida espiritual, que hemos llamado calidad humana profunda, consiste simplemente, en una vuelta radical a las cosas, sin buscar nada, por interés por las mismas cosas, por poder ver y sentir lo que dicen: la doble dimensión de la realidad. Creemos que es la forma adecuada de espiritualidad, la forma de adquirir la calidad humana profunda para las sociedades de creación e innovación continuada. La figuración de la dimensión absoluta como una trascendente divinidad debe dejar paso a recuperar esa misma dimensión absoluta a la realidad del mundo que nos rodea, que es nuestra propia modelación.
La búsqueda incansable
En los montes Vindhya había un aldeano muy rico que perdió una moneda de cobre. Como era muy tacaño comenzó a buscarla desesperadamente entre los espesos matorrales, mientras pensaba: con esta moneda puedo hacer algún negocio y obtendré cuatro monedas y después ocho y después más y más. Buscó la moneda durante tres días, sin percatarse de que la gente se reía de él por tan estúpida ocurrencia. Al cuarto día, en lugar de la ansiada moneda, encontró una preciosa gema. La cogió y volvió a su casa donde vivió felizmente el resto de sus días.
¿Qué es lo que le hizo encontrar aquella piedra preciosa? Sin duda, su avaricia que le obligaba a rastrear el bosque día y noche. ¡El discípulo que escucha las enseñanzas de un maestro, también obtiene una cosa muy distinta de la que busca! El avaro Kirata no habría encontrado la piedra preciosa si no hubiera buscado tenazmente su miserable moneda de cobre durante tres días.
Fragmento de: Yoga Vâsishtha: un compendio. Madrid, Etnos, 1995. p.415