Marià Corbí Hemos llegado a concluir que la vida espiritual, que hemos llamado calidad humana profunda, consiste simplemente, en una vuelta radical a las cosas, sin buscar nada, por interés por las mismas cosas, por poder ver y sentir lo que dicen: la doble dimensión de la realidad. Creemos que es la forma adecuada de espiritualidad, la forma de adquirir la calidad humana profunda para las sociedades de creación e innovación continuada. La figuración de la dimensión absoluta como una trascendente divinidad debe dejar paso a recuperar esa misma dimensión absoluta a la realidad del mundo que nos rodea, que es nuestra propia modelación.
La libertad religiosa.
¡Allanad para una feliz descendencia el camino hacia ese grado de cultura, hacia esa tolerancia humana general, por la que en balde sigue suspirando la razón! ¡No premiéis ni castiguéis ninguna doctrina, no seduzcáis ni corrompáis ninguna opinión religiosa! Al que no estorba la felicidad pública, al que actúa con rectitud respecto a las leyes civiles, respecto a vosotros y a sus conciudadanos, dejadle hablar como piensa, dejadle dirigirse a Dios según su manera o la de sus padres, y buscar la salvación eterna donde crea encontrarla. ¡En vuestros Estados, no permitáis que nadie denuncie lo íntimo ni sea juez del pensamiento; no permitáis que nadie se apropie un derecho, que el omnisciente se ha reservado sólo para sí! ¡Si nosotros damos al César lo que es del césar, dad vosotros también a Dios lo que es de Dios! ¡Amad la verdad! ¡Amad la paz!
(Moses Mendelson (1729-1786). Jerusalem o Acerca de poder religioso y judaísmo)