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7. RECURSOS PARA LA CUALIDAD HUMANA

Si miramos la historia de la sabiduría humana encontramos una serie de actitudes que se convierten en procedimiento para cultivar la calidad humana. Son el Interés (I), el Distanciamiento (D), el Silenciamiento (S), la Indagación (I), la Comunicación (C) y el Servicio (S).

Se trata de un interés incondicional por la realidad, de un distanciamiento de todo aquello que tenga que ver con egocentración; del Silenciamiento de los propios criterios de valor, de los cánones de interpretación y de acción. El interés incondicional por la realidad es capaz de empujar a la Indagación de lo que son las realidades y va ligado a la Comunicación con otros y al espíritu de Servicio.

Las actitudes IDS-ICS se condicionan unas a otras. Son un instrumento capaz de sacarnos del mundo de obviedades en el que vivimos haciendo patente el misterio de lo que nos rodea y de nosotros mismos.

Trabajaremos la doble tríada a partir de lo que encontramos en los escritos de Mariano Corbí.

Fechas: 7, 14, 21 de febrero
Horario: de 19h a 20:30h
Aportación: 45€ (fraccionable)
Presencial y online

Aquí una escueta selección de textos de Corbí sobre IDS-ICS como una muestra de lo que se trabajará en las sesiones.

Los consejos y normas de la sabiduría no perecerán.

Hay dos tipos de consejos y normas de sabiduría: los que son circunstanciales y lo que son básicos, fundamentales y generales. Sólo los segundos son imperecederos. ¿Cuáles serían los consejos y normas de sabiduría imperecederos?

Los que intentan expresar las siglas IDS. Es decir, un interés incondicional por la tierra, los vivientes nuestros hermanos y por los seres humanos sin distinción de raza, religión, cultura, sexo, orientación sexual, riqueza o pobreza; la capacidad de distanciamiento y desapego de los propios intereses, ideas, preferencias, patrones de valoración y actuación; y por último, la capacidad de silenciamiento del yo y de todas sus construcciones desde sus deseos, temores, recuerdos y expectativas.

Todo lo que afirman las tradiciones de sabiduría, sean religiosas o no lo sean, que se dirigen a remarcar la importancia de esas tres tareas, a enseñar las maneras de cultivarlas y los errores que hay que evitar en su cultivo, son sabiduría imperecedera. Todo el resto de la enseñanza de los sabios es venerable, sumamente venerable, lo más venerable de lo venerable, pero mortal.

Lo que es mortal no hay que ensañarse para mantenerlo vivo, hay que dejarlo morir en paz y con agradecimiento.

Incluso las maneras que tienen los sabios de presentar, ponderar y vivir esos grandes principios, fundamento de la cualidad humana profunda imperecedera, es mortal. Toda forma es mortal. Ninguna forma es imperecedera.

Ninguna enseñanza de los sabios ahorra la tarea personal y colectiva, siempre arriesgada, de la discriminación de lo mortal y lo inmortal de sus palabras. Pero todos los sabios son guías seguros para esa discriminación, si escuchándoles no intentamos ahorrarnos la tarea de la discriminación.

La puerta de la sabiduría.  Bubok, pg 208

La gran cualidad es como un tesoro escondido o una perla por la que uno vende cuanto tiene para obtenerla.

Para quien pueda comprender, la gran cualidad es como una perla de gran valor, como un tesoro escondido en las ruinas, algo que las gentes no saben reconocer ni encontrar, porque no aprecian su valor.

Quien comprende, vende cuanto tiene para poderlo adquirir. Ese tesoro no se puede conseguir más que vendiendo todo lo que uno posee.

Sin la práctica de IDS no hay reconocimiento de la perla ni búsqueda del tesoro escondido; y sin IDS no hay deshacerse de todo lo que se posee para adquirir ese tesoro y esa perla.

Sólo el que lo da todo, lo vende todo, sólo el desnudo puede comprar el tesoro. Si a alguien le queda algo que sea propio, ese no puede adquirir la perla de la cualidad humana profunda; porque al que le queda algo, eso poco que tiene protege su yo, y al que le queda yo le está vetado el acceso a la gran cualidad.

La gran cualidad exige la desnudez completa. Se puede ser desprendido y ese desprendimiento da cualidad; pero sólo el desprendimiento que lleva a la desnudez conduce a la cualidad humana profunda.

La puerta de la sabiduría.  Bubok, pg 214

Conexión entre la cualidad, la libertad y la creatividad

Donde rige el deseo no hay libertad, por más que pueda parecerlo. Donde rige el deseo hay sujeción, sumisión, necesidad. La necesidad es sumisión. Pero el deseo humano es complejo, flexible y no es, como el de los animales, de una sola dirección.

Para poner un ejemplo: la sed es un deseo que puede satisfacerse de muchas maneras: bebiendo agua, bebiendo algún producto azucarado como puede ser limonada, Coca-Cola…, o con alguna bebida  alcohólica, que también tiene múltiples variables. El que se opte por una bebida u otra dependerá de las posibilidades, de los hábitos adquiridos familiar o personalmente, de la propaganda, de la influencia del entorno, etc.

Casi todos los deseos humanos tienen una variedad de satisfacciones posibles como en el caso de la sed. ¿Se le puede llamar a eso «libertad»? En un sentido, sí, porque hay posibilidad de variedad de opciones. Pero en otro, más hondo, no se le puede llamar libertad, porque hay una rígida determinación de fondo, aunque dentro de una gran flexibilidad.

Para que haya auténtica libertad, tiene que haber distanciamiento del deseo, distanciamiento de la necesidad. Habrá necesidades de tipo fisiológico de las que no nos podremos distanciar más que temporalmente; pero hay otras necesidades, más adentradas en el campo elaborado de la cultura, de las que sí será posible distanciarse.

Sólo distanciándose del deseo, puede haber libertad. Quien se hace capaz de distanciarse del deseo, puede distanciarse de las interpretaciones y valoraciones que el deseo impone y de las actuaciones que desencadena. Sólo quien se hace capaz de distanciarse del deseo, de las interpretaciones y valoraciones que impone y de las acciones que desencadena, puede interesarse por las realidades en ellas mismas. Sólo ese es libre con respecto a las realidades y con respecto a sí mismo.

Quien no es capaz de distanciarse del deseo y todas sus consecuencias sólo repite, es incapaz de novedad en su relación con todas las realidades. Los animales, que no pueden distanciarse del deseo y sus consecuencias en el orden de la interpretación, valoración y acción, sólo repiten, carecen por completo de novedad, porque no son libres. Sólo los humanos, en la medida en que nos hacemos capaces de distanciarnos del deseo y sus consecuencias, podemos ser libres y tener acceso a la novedad.

Sin libertad y sin acceso a la novedad sólo se repite, no puede haber creatividad. Por consiguiente, la capacidad de creatividad está ligada a la capacidad de distanciamiento del deseo, a la capacidad de silenciamiento de las interpretaciones, valoraciones y acciones que impone el deseo; la creatividad está condicionada por la capacidad de distanciamiento de los recuerdos que almacena el deseo y de las expectativas que propone, de la orientación que impone a nuestras vidas. La capacidad de libertad y, por tanto de creatividad, condiciona la capacidad de interés por las realidades en sí mismas. Sin libertad no hay creatividad.

La cualidad específicamente humana pasa por IDS (por el interés por las realidades mismas, por el distanciamiento y desapego y por el silenciamiento interior de las interpretaciones, valoraciones y acciones que impone el deseo). La cualidad específicamente humana está en relación directa a la capacidad de IDS, que es capacidad de verdadera libertad y capacidad de novedad e innovación.

Tenemos, pues, que el cultivo de IDS equivale al cultivo de la cualidad humana, al cultivo de la libertad y al cultivo de la capacidad de innovación. Sin el cultivo explícito o implícito de IDS estamos muy próximos a la condición animal, sin verdadera libertad y con una vida repetitiva, aunque pueda haber la variedad de beber nuevos productos de bebidas surgidas en el mercado.

Ese mismo cultivo de IDS que es capaz de proporcionar la cualidad específicamente humana, es el vehículo del camino interior a la gran cualidad. Por consiguiente, hay dos posibles cultivos de IDS, uno que es pragmático y si se quiere utilitario y ordenado a una mejor supervivencia, y otro que es gratuito, no ordenado a la supervivencia. Este segundo cultivo es adentrarse en unos campos del existir que abre a una dimensión que es nuestra condición y una cualidad netamente y exclusivamente humana.

En el pasado, en la larga etapa preindustrial de la humanidad, las religiones se encargaron de ese doble cultivo de IDS, de forma que propusieron, y, en una cierta medida, consiguieron, que todo el mundo tuviera a mano cultivar tanto la dimensión práctica y utilitaria de IDS, como su dimensión gratuita. Cuando aparecieron las sociedades industriales, las ideologías tomaron el relevo a las religiones en el cultivo de IDS práctico y, o negaron la dimensión gratuita de IDS, o la dejaron en manos de la religión. Cuando se generalizó la industria y desaparecieron los restos de las sociedades preindustriales, simultáneamente, apareció un nuevo tipo de sociedades industriales, las sociedades de conocimiento e innovación. En esa situación tanto las religiones como las ideologías colapsaron. Con su colapso desaparecen los procedimientos de cultivo de IDS, en cualquiera de sus dos dimensiones.

Por ello, es necesario proponerse encontrar procedimientos para cultivar la cualidad específicamente humana, en una situación en la que ni hay religiones ni ideologías. Es preciso plantear, teórica y prácticamente el cultivo de IDS para lograr personas de cualidad, libres y creativas, y, a la vez, cultivar IDS para adentrarse en los campos de la gran posibilidad humana: el camino interior, el camino de la absoluta gratuidad.

Estas dos dimensiones no tienen que cultivarse necesariamente juntas, aunque puede  hacerse. Tenemos que dejar claro que se puede cultivar la primera dimensión de IDS sin cultivar la segunda, pero que no se puede cultivar la segunda sin cultivar también la primera.

Podemos saber, con claridad, en qué consiste esencialmente el cultivo de IDS en su dimensión práctica, pero no sabemos cómo habría que hacerlo en concreto, porque hay que crear esos procedimientos. Habrá que estudiarlo tanto teórica como prácticamente; habrá que tantear procedimientos y corregir lo que no funcione.

Sabemos también con claridad en qué consiste el cultivo de IDS en su dimensión gratuita, y sabemos también cómo cultivarla, gracias al legado de las tradiciones religiosas. Sin embargo, tendremos que aprender a hacerlo sin creencias ni religiones. También eso es nuevo y hay que crearlo.

Reflexiones sobre la cualidad humana  Bubok pp 87-90

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