Marta Granés Hoy la ejecución de los sentidos pasa por los aparatos tecnológicos. Pero la tecnología no proporciona experiencias sensitivas directas que inmiscuyan todos los sentidos, y como animales que somos, los necesitamos completamente activados para sentirnos plenamente vivos. Tener la atención focalizada en lo tecnológico reduce fisiológica y psicológicamente el uso de los sentidos (se reduce al oído y a la vista) y esto restringe la riqueza de la experiencia humana. Podríamos afirmar que los jóvenes de ahora son la generación más amputada sensitivamente de la historia y, lo peor es que no notan la ausencia puesto que nunca han vivido otra cosa. Lo cualitativo nunca ha estado ahí.
Mi dios
Una pequeña selección del poemario «El sol y sus flores» (Seix Barral, 2018) de Rupi Kaur (n. 1992), escritora, ilustradora y fotógrafa canadiense. «Marchitarse», «caer», «arraigar», «levantarse» y «florecer» son los apartados de esta obra en la que, siguiendo la metáfora del crecimiento de las flores, la autora nos habla de renacimiento tras la caída en abismos profundos.
mi dios
no espera dentro de una iglesia
ni se sienta en lo alto de la escalera del templo
mi dios es el aliento de la refugiada mientras corre
vive en el estómago hambriento de un niño
es el latido de la protesta
mi dios
no descansa entre páginas
escritas por hombres sagrados
mi dios
vive entre los muslos sudorosos
de los cuerpos de las mujeres vendidos por dinero
fue visto por última vez lavando los pies del indigente sin techo
mi dios
no es tan inalcanzable como
ellos querrían que pensaras
mi dios late dentro de nosotros de manera infinita
***
soy de la tierra
y a la tierra volveré una vez más
la vida y la muerte son viejas amigas
y yo soy la conversación que mantienen
soy su charla de última hora
sus risas y sus lágrimas
a qué debo tener miedo
si soy el regalo que se dan la una a la otra
de todas formas este sitio nunca me perteneció
siempre he sido de ambas
***
me paro
ante los sacrificios
de un millón de mujeres antes de mí
pensando
qué puedo hacer
para que esta montaña sea más alta
para que las mujeres que vengan después de mí
puedan ver más allá
—legado
***
cuando me vaya de este lugar
decora el porche con guirnaldas
igual que lo harías para una boda mi amor
saca a la gente de sus casas
y bailad en las calles
cuando llegue la muerte
como una novia en el altar
despídeme con mi traje más bonito
sirve helado con pétalos de rosas a nuestros invitados
no hay motivo para llorar mi amor
llevo esperando toda mi vida
a una belleza así para
que me deje sin aliento
cuando me vaya
deja que sea una celebración
porque he estado aquí
he vivido
he ganado a este juego llamado vida
—funeral
***
fue cuando dejé de buscar un hogar en los demás
y construí los cimientos de una casa en mí misma
cuando descubrí que no había raíces más íntimas
que aquellas que hay entre la mente y el cuerpo
que han decidido convertirse en uno
***
y luego hay días en los que el simple acto de respirar te
deja exhausta, en esta vida parece más fácil rendirse. el
pensamiento de desaparecer te da paz. durante mucho
tiempo estuve perdida en un sitio en el que no había sol.
donde no crecían flores. pero de vez en cuando salía de la
oscuridad algo que me encantaba y me devolvía de nuevo
a la vida. observar una noche estrellada. la alegría de reírse
con viejos amigos. una lectora que me dijo que los poemas
le habían salvado la vida. sin embargo ahí estaba yo
luchando por salvar la mía. queridas mías. vivir es difícil.
es difícil para todo el mundo. y es en ese momento el
que vivir es como arrastrarse a través de un agujero del
tamaño de un alfiler. que debemos resistir el impulso de
sucumbir a los malos recuerdos. negarnos a doblegarnos
ante los meses o los años malos. porque nuestros ojos se
mueren de ganas de darse un festín en este mundo. hay
muchísimas masas de agua turquesas para que nos
sumerjamos en ellas. hay familia. de sangre o elegida. la
posibilidad de enamorarse. de personas y de sitios.
montañas altas como la luna. valles que llevan a mundos
nuevos. y viajes por carretera. para mí es muy importante
aceptar que no somos las dueñas de este sitio. somos sus
invitados. y como invitados vamos a disfrutar de este
lugar como un jardín. vamos a tratarlo con buena mano.
para que así las que vengan después de nosotras puedan
experimentarlo también. vamos a encontrar nuestro
propio sol. a plantar nuestras propias flores. el universo
nos dio la luz y las semillas. puede que a veces no la
oigamos pero la música siempre está puesta, sólo necesita
que subamos el volumen. porque mientras haya aire en
nuestros pulmones tenemos que seguir bailando.
Selección de la obra de Rupi Kaur «El sol y sus flores» (Seix Barral, 2018). Rupi da recitales de poesía por todo el mundo: www.rupikaur.com