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Lin-Chi, una enseñanza profunda y enormemente simple

 

LAS ENSEÑANZAS ZEN DEL MAESTRO LIN-CHI (China, s.IX), es uno de los textos que se están trabajando este curso en CETR. He aquí una pequeña selección de la obra y un comentario de Marià Corbí sobre la propuesta del maestro Lin-Chi. La edición castellana utilizada en el seminario está a cargo de B. Watson (Los Libros de la Liebre de Marzo).

(Enlace a las sesiones del seminario, en Cetr, curso 2024-2025)

Una pequeña selección

Si deseáis no diferir de los budas y patriarcas, no busquéis nunca nada fuera de vosotros.

Seguidores ¡el tiempo es oro! Corréis sin descanso por las cunetas, estudiando el Ch’an, estudiando la Vía, apegándoos a las palabras y a las frases, buscando a Buda, buscando a los patriarcas, buscando un buen amigo, especulando, planeando. Pero no os equivoquéis. Seguidores de la Vía, tenéis un padre y una madre. ¿Qué más buscáis? Detenéos y miráos a vosotros mismos. Un anciano explicó que Yajnadatta creía que había perdido la cabeza y se puso a buscarla, pero una vez detuvo la mente que buscaba, encontró que todo estaba bien.

El hombre de valor es aquel que no tiene nada que hacer. No intentéis hacer algo especial, simplemente actuad de un modo ordinario. Sin cesar buscáis algo fuera de vosotros, intentando poner las manos en alguna cosa. Es un error. Insistís en buscar al Buda, pero Buda es solo un nombre.

Seguidores de la Vía, el Dharma de los budas no exige ninguna tarea especial. Simplemente actuad del modo ordinario, sin tratar de hacer nada en particular. Haced vuestras necesidades vestíos, comed vuestro arroz, y si os cansáis, os estiráis. Los idiotas pueden reírse de mí, pero los sabios me entienden.

            Un anciano dijo: ‘Los que intentan hacer algo acerca de lo que está fuera, son burros.’ Si, estéis donde estéis, adoptáis el papel de anfitrión, sea cual sea el lugar, será un lugar real. Entonces, sean cualesquiera las circunstancias que os rodeen, éstas nunca os podrán dominar. Incluso si os enfrentáis con el mal karma del pasado, o los cinco crímenes que conducen al infierno del sufrimiento eterno, éstos se convertirán en el gran océano de la emancipación.

Tal como yo lo veo no hay buda, no hay seres vivientes, ni antaño, ni ahora. Si lo quieres, ya lo tienes; no es algo que precise de tiempo. No existe práctica ni iluminación, nada que alcanzar, nada que os falte. En ningún momento existe otro Dharma que éste.

Los fenómenos están vacíos de características propias, ninguno posee una identidad verdadera.

Si podéis entender que los diez mil fenómenos nunca han nacido, que la mente es como un prestidigitador, entonces no existirá ni una mota de polvo, ni fenómeno alguno. Todo será limpio y puro, y esto será Buda.

Seguidores de la Vía, esta solitaria luz que tengo ante mis ojos en este momento, esta persona que simplemente escucha, esta persona no se ve obstaculizada en ningún punto, sino que impregna las diez direcciones; libre de actuar a su aire en el triple mundo. Sin importar el entorno con el que se encuentre con sus peculiaridades y diferencias, no podrá ser dominado ni forzado. […] Para él todo lugar está limpio y puro, su luz atraviesa las diez direcciones, los diez mil fenómenos son una sola talidad.

Lo que importa es el momento presente; no hay nada que exija un acopio de tiempo. Todo lo que os digo está dirigido sólo al instante, se trata de medicina para tratar la enfermedad.

Seguidores de la Vía, no permitáis que ningún viejo maestro os ponga el sello de aprobación en la cara, no digáis: ‘Yo comprendo el Ch’an!’ ‘¡Yo comprendo la Vía!’ soltando peroratas como una cascada.

Si queréis ser libres de nacer o morir, de ir o venir, como si uno se pusiera o quitara un vestido, debéis entender en este preciso instante que la persona que está escuchando el Dharma carece de forma, de características, de raíz, de principio, no mora en lugar alguno pero está viva y vibrante. Las diez mil clases de sucesos que os afectan, operan en un lugar que, de hecho, no es un lugar. Por lo tanto, más buscáis más os alejáis, más os esforzáis más os confundís. A esto lo llamo la clave secreta del asunto.

Si podéis ver las cosas de este modo, ésta será una comprensión correcta y verdadera.

Propuesta de Lin-chi para la Vía (comentario de Marià Corbí)

La enseñanza del maestro zen Lin-chi es profunda, enormemente simple y extraordinariamente sencilla. Advierte de lo que es nuestra actitud más fundamental:

Sin cesar buscáis fuera de vosotros mismos alguna cosa, intentando poner las manos en alguna cosa.
No busquéis nunca nada fuera de vosotros mismos.
Cuanto más buscáis más os alejáis, más os esforzáis, más os confundís. A esto se le llama la clave secreta del asunto.

Su afirmación fundamental, a nuestro juicio es: El hombre de valor es el que no tiene nada que hacer. Desde el principio nunca ha habido nada que hacer.

            Quien no tiene nada que hacer significa que no busca nada.
Quien no busca radicalmente nada, desarticula la estructura fundamental humana: un sujeto frente a objetos (S-O). No buscar nada es eliminar de esta relación los objetos, eliminar los (O).
Quien elimina los objetos, porque no busca nada, deshace la relación S-O, sujeto-objetos, y se queda con un sentir y una lucidez que no es un sujeto, porque el sujeto solo se puede dar si hay objetos, y los objetos solo tienen sentido si hay sujetos.

Por consiguiente, de no buscar nada radicalmente se sigue que queda un sentir, una mente en la inmensidad de mundos. Una mente y un sentir que no es de un sujeto, porque no es relativa a nada. Es, pues, una mente y un sentir absoluto, es la dimensión absoluta.

No buscar absolutamente nada, ni en este mundo, ni en otro abre las puertas de la dimensión absoluta, de la significación misteriosa.
            Una vez consigáis el Dharma, las cosas se pondrán en su sitio.

Mostrarán lo que no son.
Los fenómenos están vacíos de características propias, ninguno posee una identidad verdadera.

            Podréis entender que los diez mil fenómenos nunca han nacido, que la mente es como un prestidigitador, entonces no hay ni una mota de polvo, ni fenómeno alguno.

            Tal como yo lo veo no hay buda, no hay seres vivientes, ni antaño, ni ahora.

            Todo son modelaciones de un viviente, que son pura figuración, no están ahí fuera del viviente para el que son modelación. Todo lo que damos como seres, nunca han nacido, nunca han existido.

Y el Dharma no tiene forma fija, porque aparece en todo y lo impregna todo.

El hombre verdadero ha abandonado su mundo de modelaciones, ha abandonado el mundo de realidades que era su hogar. En una cultura de innovaciones y cambios constantes, es frecuente que los humanos abandonen su hogar, para entrar en otro. Hay que abandonar todo el mundo de objetivaciones, hay que romper la dualidad de interdependencia que forma los sujetos y los objetos.

Abandonar el hogar es salirse de toda dualidad, reconocer que todos los fenómenos son no-nacidos y quedarse solo con la luz de la mente y el sentir del corazón en un mundo vacío de sujetos y objetos, pero no vacío de cualidades, que son sin individuación ninguna, ve a los diez mil fenómenos como una única talidad.

Si lo quieres, ya lo tienes, no es algo que necesite tiempo.

Si lo quieres, no busques radicalmente nada, y ya lo tienes. No es necesario un largo proceso de tiempo.

No busquéis nunca nada fuera de vosotros mismos.

            Quien busca algo fuera de sí mismo, vuelve a objetivar, se reintegra nuevamente en la dualidad S-O, en la pluralidad y en los procesos de vida y muerte.

No os dejéis engañar, ni liar por los que predican normas, creencias, sumisiones, preceptos, ni  por los que dicen de sí mismos que conocen los misterios del cielo y la tierra.

No permitáis que ningún viejo maestro os ponga el sello de aprobación en la cara.

Si realmente no buscas nada, no necesitas la aprobación o desaprobación de nadie.

 

 

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