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El científico y el sabio

No es lo mismo tener una interpretación coherente de la realidad, que tener una actitud sensitiva sabia de la realidad. La primera actitud es resultado de unos principios teóricos básicos tratados por una persona lógica y calma, la segunda actitud es el resultado de un sabio.

No es lo mismo tener un sistema coherente de interpretación de la realidad, basado en postulados, principios científicos y metodología abstracta de la realidad, que tener una experiencia honda de la realidad, desde la que se abren las puertas a otras experiencias hondas de la realidad.

La experiencia honda es sentir y luz de la mente. Lo sensitivo, cuando es hondo, es también luz de la mente. El sentir y la luz no van separados, son una unidad.

Todo sentir hondo es luz de la mente, y toda luz de la mente, que no sea un pensamiento abstracto, es conmoción del sentir.

Como todo sentir hondo es luz honda, los sentires hondos se van articulando en una comprensión compacta y unitaria.

Cuando uno trabaja con unos sentires, que no sean sentimientos, los sentires se van articulando en un sistema, que es más hondo y más flexible que cualquier otro sistema, porque no está sometido a creencias, ni principios filosóficos intocables. Es un conjunto de sentires-luz, que es coherente y que se va ampliando con la reflexión y con la experiencia de la realidad como forma de la DA.

El científico no puede gestionar correctamente la marcha de las SC, el sabio sí puede. Si lo hacen los científicos, iremos a la ruina; si lo hacen los sabios, salvaremos la vida en el planeta.

Hay que acercarse a la realidad con el sentir hondo, que es sentir-luz en punta, que  es como unas manos que se extienden para tocar.

Se trata no de tener una interpretación teórica abstracta de la realidad, sino de tener una experiencia honda y coherente de la realidad. Un caso es interpretación teórica-abstracta que es el fruto de una metalengua abstracta, en el otro, es un viviente que, con todo su ser, lo va elaborando. En un caso es un saber, en el otro es un saber-sentir que sabe, no sabiendo.

Sería error pensar que el sentir solo puede tener sentires aislados y desarticulados. No es así, el sentir-luz puede articularse según su propia dinámica, que genera sabiduría.

No se debe rechazar la cohesión y articulación que va generando, a su ritmo, el sentir-luz. El sentir-luz, que es el sentir hondo, es el que genera la sabiduría.

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