Marta Granés Hoy la ejecución de los sentidos pasa por los aparatos tecnológicos. Pero la tecnología no proporciona experiencias sensitivas directas que inmiscuyan todos los sentidos, y como animales que somos, los necesitamos completamente activados para sentirnos plenamente vivos.
Tener la atención focalizada en lo tecnológico reduce fisiológica y psicológicamente el uso de los sentidos (se reduce al oído y a la vista) y esto restringe la riqueza de la experiencia humana.
Podríamos afirmar que los jóvenes de ahora son la generación más amputada sensitivamente de la historia y, lo peor es que no notan la ausencia puesto que nunca han vivido otra cosa. Lo cualitativo nunca ha estado ahí.
Lo natural-digital en las sociedades de conocimiento
La epistemología axiológica nos ofrece algunos datos para afrontar esta cuestión:
- No somos nadie venido a este mundo, sino que somos este mundo.
- No hay un mundo natural ahí fuera.
- Somos un animal constituido como tal por la lengua y nuestro mundo es una modelación a la medida de nuestras necesidades.
Desde estos datos podemos decir que el mundo humano, es un mundo modelado por la lengua y, en consecuencia, afirmamos que no hay un mundo natural ahí fuera, ya que todo es una modelación hecha desde la lengua, ¿pero esto quiere decir que toda modelación que haga el animal-humano es no-natural o artificial? No.
Si olvidamos que somos un animal como cualquier otro, pero cuya peculiaridad es estar constituido como tal por la lengua y que le otorga un doble acceso a la realidad, caeríamos en el error de pensar, como ocurre con muchas corrientes, que la especie humana es diferente a la del resto del planeta, que somos una especie rara y que todo lo que hacemos es artificial. Pero si atendemos al primer dato, hemos de asumir que no hay nada de artificial en la especie humana, que tanto ella misma, como sus modelaciones, son naturales, son propias de un animal que ha nacido en la tierra como consecuencia de miles de años de evolución.
¿Plantear este debate sobre lo natural y no-natural/artificial es pertinente en las sociedades de conocimiento?, ¿lo digital es natural o artificial? Si en sociedades industriales o preindustriales existía alguna barrera que dibujara alguna diferencia entre lo natural y lo artificial o no-natural, esta debería darse por razones antropológicas y epistemológicas. En sociedades de conocimiento, y dadas algunas prácticas tecnocientíficas, estas cuestiones deben plantearse nuevamente.
Si por ejemplo vamos al terreno de las FoodTech, o a las prácticas de edición genética, por mentar algunos modelos, vemos que muchas de las reticencias existentes a día de hoy son, que estas prácticas son antinaturales, que la elaboración de alimentos en un laboratorio es pura química o que no es natural comer alimentos creados sin la necesidad de criar animales ni plantas, y la pregunta surge nuevamente ¿es artificial un producto creado en un laboratorio por un animal cuyas modelaciones son naturales?
El ejemplo de la edición genética cuestiona lo natural desde el inicio de la vida. ¿Es natural manipular genéticamente un embrión humano?, ¿este embrión es natural o artificial? Es más, aquí se ponen de relieve cuestiones que afectan tanto a posturas religiosas como ideológicas ¿estamos alterando el orden natural o jugamos a ser Dios? No es de extrañar que ecologistas de izquierdas y conservadores religiosos aproximen posturas para defender aquello “donado”.
Posicionarse en contra de estos avances o considerarlos artificiales, es partir de unas nociones que piensan al animal humano y, sobre todo, a sus modelaciones, como no-naturales. No hay que olvidar que somos un animal nacido en la tierra y que nuestras acciones y modelaciones son tan naturales como las de cualquier otro animal.
Otro de los avances tecnocientíficos que pueden plantear este debate entre lo natural y no-natural o artificial, son las cuestiones sobre el mundo digital. Pudiera parecernos antinatural, que muchas personas pasen más tiempo en un mundo digital, reproduciendo las conductas sociales del mundo cotidiano, que en un entorno no digital. Pero ¿qué queda del mundo que no esté digitalizado? Y al contrario ¿qué queda del mundo no digital que no pueda ser recreado en un entorno digital? Y consecuentemente ¿es esta recreación artificial? o como modelación humana ¿es natural?
Con estos ejemplos, puede verse, que todo aquello que es producido por el hacer técnico humano, está analizado bajo el prisma de lo artificial; estamos de acuerdo que todo lo que concierne al humano, es una modelación, pero no por ello deja de ser natural. Aquí pueden subyacer ideas, que piensen, que el animal-humano, es más natural en un entorno no digital, de la misma forma que se pensaba que el humano es más natural en un entorno rural que en un entorno urbano.
¿No será que el sentir humano, con relación a las sociedades de conocimiento, y sus productos digitales, está atrasado?, ¿no sería mejor, en vez de establecer la dicotomía natural-artificial, hablar de lo natural-digital o como algunos autores proponen, de lo natural-tecnológico?
Si en la modernidad se planteó el debate sobre qué cuestiones eran naturales y cuáles culturales y se ha llegado a la conclusión de que todo es un continuo naturaleza-cultura, ¿ocurrirá lo mismo con lo digital en las sociedades de conocimiento? Quizás empezar a dibujar un continuo natural-digital o natural-tecnológico, sea una pieza clave para orientar al sentir hacia las sociedades de conocimiento y sus productos y servicios.
Nunca hay que dejar de lado que todo esto, natural-digital, o natural-tecnológico, es una modelación hecha desde el animal que somos. Como animales-lingüísticos, necesitamos modelar la realidad, que siempre se presenta en sus dos dimensiones, una absoluta, que no tiene que ver con mis necesidades, y una relativa a mis necesidades, y, en sociedades de conocimiento, una de las necesidades, pasa por comprender que lo digital, como modelación, es natural.
Lo natural, en las sociedades de conocimiento, no puede ser entendido como aquello que pasa por los sentidos básicos, hoy existe tecnología que permite tocar, oler u oír, mundos recreados digitalmente (maquinas que recrean olores en los videojuegos, experiencias inmersivas) o, incluso, tocar y sentir el cuerpo de una persona que no está (caso de la realidad virtual aplicada a la muerte) o que está a miles de km de distancia (juguetes eróticos para sexo virtual).
Hay que asumir que, en las nuevas condiciones culturales, lo digital, como modelación, es natural y que, a más tiempo pase, y se logren nuevos productos y servicios en relación con la generación de mundos digitales, más natural nos parecerá lo digital.
Si al sentir le cuesta aceptar que lo digital, como modelación, es natural, será que el sentir sigue anclado a concepciones donde lo natural está situado fuera de todo aquello que es fruto del hacer técnico; pero no hay que olvidar que, la posibilidad del hacer técnico únicamente es posible gracias a la lengua y a la distancia objetiva que permite distanciarnos del objeto modelado. Todo, en la dimensión relativa, es una modelación, pero esta modelación está sujeta a las formas de sobrevivencia y estas formas, basadas en ciencias y en tecnologías, demandan de nuevas narrativas (axiológicas y abstractas) que modelen el mundo.