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10ª Práctica Viaje a Ixtlan

10.

(A partir de: Viaje a Ixtlan, c. 16-17)

  

Todo lo que hacemos es, en cierto sentido, un simple disfraz. (291)

Crees conocer mucho el mundo, pero ¿conoces? ¿Conoces en verdad? Sólo has visto las acciones de la gente. Tus experiencias se limitan únicamente a lo que la gente te ha hecho o le ha hecho a otros. No sabes nada de este misterioso mundo desconocido. (299)

Prenderte en cualquier ‘hacer’ es una pérdida de tiempo, porque lo único real es el ser que hay en ti y que va a morir. Llegar a ese ser, al ser que va a morir, es el ‘no-hacer’ de la persona. (277)       

  

Una vez más insistiremos en darnos cuenta del contraste, hasta donde podamos. Del contraste entre

– Vivir la vida «a merced de todo el mundo«, como actores bajo nuestro disfraz, preocupados por cómo nos miran o nos dejan de mirar (reconocimiento, éxito, aprecio, sentido de vida, etc. etc. )

– El ser que se despliega, aquí, en mí, si abandono el disfraz. Ese que he podido intuir en algún momento, que en alguna ocasión ha tomado las riendas y que sé que es serenidad, profundo interés por todo, amor sincero, alegría, bondad…

 **

 

1. Recoger la atención…

Para cambiar de registro, podemos ayudarnos de la toma de conciencia de la brevedad de la vida, la nuestra y la de cualquiera de las personas que amamos. Hagamos servir los recursos que se nos ocurran para que esta conciencia sea lo más viva posible, que nos conmueva de verdad.

Recordemos a alguna persona cercana que ya no está; y la vida continúa, sin ella.

O cualquier persona de las que quiero, o convivo… ¿qué certeza tengo de que mañana esté? ¿o dentro de dos meses?

Yo mismo, yo misma. Si supiera que dispongo de unos pocos días nomás, o unos meses; que ya no volveré a ver más a la gente que quiero, ni los amaneceres, ni los peques jugando en la plaza…

Dediquémosle tiempo, con todas nuestras capacidades, hasta notar esa verdad viva por dentro.

Hasta que nazca ese deseo de no perder más tiempo, el anhelo de no «matar más tiempo» dejando pasar los días.

 

2. Para darle cuerpo a ese «cambio de registro» puede ayudarnos detenernos en algún texto. Saborearlo, valorarlo, darle tiempo para que pueda empaparnos:

 

YO no soy yo.

                       Soy este

que va a mi lado sin yo verlo;

que, a veces, voy a ver,

y que, a veces, olvido.

El que calla, sereno, cuando hablo,

el que perdona, dulce, cuando odio,

el que pasea por donde no estoy,

el que quedará en pie cuando yo muera.

                       (Juan Ramón Jiménez. Eternidades)

 

Quien conoce ama. Quien ama, conoce.

La consecuencia del conocimiento es el amor, y el amor genera conocimiento.

                                                                                  (M. Corbí. El camino interior, p. 215)

 

 

3. Enfoco algún ámbito de mi vida, actividad, relación, situación,… ¿Puedo hacer algo para convertirlo en ocasión de»cambio de registro»? ¿Puedo hacer algo para que sea ocasión de que quien viva en mí, sea la persona capaz de amar de verdad, de vivir desde el gozo y la paz? En qué puedo fijarme, cómo puedo ayudarme…

 

Fuiste a la fiesta a matar el tiempo, como si hubiera tiempo que matar. Eso te debilitó. (…) Lo que importa es la estrategia de tu vida. (…)     

Debes aprender un ‘hacer’ totalmente distinto, el ‘hacer’ de la estrategia. Cuando uno tiene que actuar con sus semejantes, un guerrero sigue el ‘hacer’ de la estrategia. (311-312)


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