Marià Corbí La muerte, la gran cazadora, ya me está alcanzando. Sé que es implacable, pero no es enemiga. He de apresurarme a escuchar lo que dicen todas y cada una de las cosas. Me hablan claramente y me dicen: No somos lo que te dicen tus sentidos. Tampoco somos la interpretación que haces de nosotras, según el PAC cultural que te rige. Somos lo que decimos, no lo que tú nos haces decir. Escúchanos y te hablaremos sin palabras, y nos comprenderás. No vengas a nosotras esperando algo. No vengas diciéndonos lo que somos. Cállate. Si te interesas por nosotras, y no por lo que piensas conseguir de nosotras, si tu interés es verdadero, porque sí, porque estamos frente a ti y contigo, te hablaremos claro.
11º Encuentro Internacional
11º Encuentro Internacional CETR
del 2 al 7 de noviembre de 2015
“Crisis de las religiones y desmantelamiento axiológico.
El reto de construir sistemas de programación axiológica colectiva que necesitamos.”
Próximamente realizaremos la onceaba edición de los Encuentros Internacionales. En esta ocasión los participantes son :
-Jaume Agustí doctor en Física Atómica y Molecular, CSIC
-Marià Corbí doctor en Filosofía, licenciado en Teología, epistemólogo CETR
-Montse Cucarull licenciada en Ciencias Químicas y en Farmacia CETR
-Raúl García Ferrer doctor en Antropología, CETR
-Marta Granés licenciada en Estudios de Asia Oriental, CETR
-Teresa Guardans doctora en Humanidades y licenciada en Filología, CETR
-Ildefonso Navarro Zayas, licenciado en psicología, es profesor de la Universidad Iberoamericana de Puebla, México
-Sergio Néstor Osorio pregrado en Humanidades, Filosofía y Teología. Es profesor asistente en la Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá, Colombia
-Juan Diego Ortíz doctor en Filosofía, profesor e investigador de la Universidad de Guadalajara, Guadalajara, Méjico
-Queralt Prat i Pubill es MBA por ESADE Business School, Master CEMS, investigadora de la Universidad de St Gallen , Suiza
-J. Amando Robles, doctor en Sociología, licenciado en Filosofía y en Teología, investigador del CEDI, Heredia, Costa Rica
-Flávio Augusto Senra Ribeiro doctor en Filosofía, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Minas, Belo Horizonte, Brasil
-Francesc Torradeflot, doctor en Teología y licenciado en Historia de las Religiones (Lovaina) y en Filosofía CETR
-José Mª Vigil doctor en Ciencias de la Educación, licenciado en Psicología, responsable del portal Koinonia, de la Agenda Latinoamericana y de la revista Voices. Panamá
La temática del Encuentro:
La crisis mortal de las religiones, fuera de los reducidos ámbitos religiosos, se está viviendo como la liquidación de algo ya claramente obsoleto. En general se piensa que no tiene por qué tener repercusiones importantes en la vida colectiva. Se cree que con las ciencias, que se extienden a todos los aspectos de la vida humana, y con una moral bien asentada y consecuente será suficiente. El fundamento de la moral, según esta opinión, sería la razón y las virtudes acordes con la naturaleza humana.
Hemos venido constatando que el colapso de las religiones es un problema grave para la humanidad del siglo XXI y, en especial para las sociedades en tránsito a las sociedades de conocimiento y para las sociedades de conocimiento.
Nuestra afirmación es que el colapso de las religiones es la mayor tragedia que ha sufrido nuestra especie a lo largo de su historia. Vamos a intentar fundamentar esta grave afirmación.
El problema que representa el final de las religiones es un problema fundamentalmente de programación colectiva. La trascendencia de esa crisis no es tanto su aspecto religioso, sino lo que supone el hundimiento de un sistema de programación colectiva, un sistema de PACs, corregido y verificado a lo largo de muchos milenios.
Las religiones, desde esta perspectiva, son, principalmente, un tipo o sistema de creación de PAC capaz de abarcar, de una forma unitaria, todos los aspectos de la vida de las sociedades y de los individuos, incluyendo también los aspectos referentes a la DA de nuestro acceso a lo real y el cultivo de la CHP.
Podemos afirmar que el procedimiento de programar las colectividades a través de las religiones ha durado toda la historia de nuestra especie. La época industrial, con la propuesta de las grandes ideologías como sustitutas de las religiones fue, en relación a la totalidad de nuestra historia como especie, corta, apenas ha durado 200 años, y de resultado sólo parcial. La religión estuvo presente, de una forma u otra, junto a la ideología, completándola y supliendo sus deficiencias.
Las ideologías cubrían los campos de la política, de la economía y de las ciencias, pero permaneció bajo en control de los patrones religiosos, la moral general, especialmente la sexual, la organización familiar y colectiva y, sobre todo quedó bajo el control de las religiones el exclusivo cultivo de la DA y de la CHP. Esa convivencia pudo mantenerse, explícitamente o implícitamente, porque las sociedades industriales fueron la mayor parte de su historia sociedades mixtas, compuestas por una mayoría de la población que vivía preindustrialmente y unas minorías, crecientes, que vivían de la industria.
Sólo a partir de los últimos 25 años del siglo XX y principios del XXI los sectores preindustriales de las sociedades fueron desapareciendo aceleradamente, sustituidos por una industrialización generalizada.
Las ideologías estuvieron en pugna constante con las religiones a pesar de pactos de no agresividad mutua propugnados por partidos políticos conservadores y demócrata-cristianos en la segunda mitad del siglo XX.
La generalización de la industrialización por la desaparición acelerada de los restos de vida preindustrial de los pueblos y, sobre todo, la aparición y asentamiento de las sociedades de conocimiento llevaron a las religiones a una crisis mortal de la que no parece razonable esperar una salida.
Recordemos brevemente cómo construían las religiones los PACs colectivos capaces de cubrir todos los aspectos de la vida de los pueblos. Las religiones fueron una obra sofisticada de ingeniería axiológica.
El punto de partida de todas las construcciones mitológicas a través de las cuales se edificaban las religiones como PACs colectivos fue siempre la operación principal a través de la cual se sobrevivían los grupos. La estructura de esa operación se convertía en metáfora central desde la que, a través de la lengua, se construía el paradigma que regía toda la construcción mitológica y, por tanto, la totalidad del PAC correspondiente.
El paradigma era siempre una estructura sencilla. Desde ella se construían las diferentes secciones de la mitología que hablaban de todas y cada una de las operaciones del grupo. Las mitologías decían cómo actuar, cómo interpretar y valorar, cómo organizar todos los niveles sociales. Organizaban bajo un mismo paradigma y de forma unitaria todos los aspectos de la DR de la realidad.
Ese mismo paradigma también modelaba la interpretación, representación y valoración de la DA, los ritos, cómo relacionarse con ella, como iniciarse a su cultivo, cómo vivirla a nivel de individuo y a nivel de grupo, cómo transmitirla a las nuevas generaciones.
Un mismo paradigma regía todos los aspectos de la DR de nuestro acceso a la realidad e, igualmente, todos los aspectos de la DA, de su cultivo, de la CHP.
Al estar todo regido por el mismo paradigma se unificaba el sistema de sobrevivencia colectiva, la interpretación, la valoración, la organización, la actuación y, por llamarlo de una manera convencional, todo lo referente a la vida espiritual de individuos y de grupos, es decir, todo lo referente a la DA, a la CH y la CHP.
El conjunto resultaba venerable, garantizado como revelación de los antepasados sagrados o de los dioses, intocable. La unidad era completa.
Desde esa unidad la DA sin forma, era accesible, vivible y plenamente enraizada en las formas de sobrevivir, y la DR quedaba dignificada, sacralizada, intocable y fortalecida.
Estos PACs preindustriales se construían lentamente a través de siglos de tanteos, se verificaban y corregían también a lo largo de las generaciones. Cuando se comprobaba que funcionaban bien, se fijaban considerándolos revelación sagrada.
Las sociedades no podían cambiar las formas de vida y debían mantenerse fieles a la tradición y a la revelación. No resultaba fácil construir PACs que asegurasen la vida de todos. Las sociedades no tenían razones para alterar esos estilos de vida. Eran sociedades estáticas que debían excluir toda modificación de importancia.
La humanidad funcionó así desde los cazadores/recolectores, desde el inicio de la hominización, hasta el último cuarto de siglo del XX.
Desde que los humanos llegaron a ser humanos, es decir, vivientes insuficientemente programados genéticamente, tuvieron que autoconstruirse culturalmente, mediante el habla, su propio PAC, que tenía que ser capaz de modelar su doble acceso a la realidad, si quería mantener su flexibilidad y su rasgo específico fundamental.
Un PAC que modela con un mismo paradigma fundamental, adecuado a la forma de sobrevivir, la DR de nuestro acceso a la realidad y la DA de ese acceso, es lo que llamamos religión, fuera formulado con ese término u otro equivalente.
Este procedimiento de construcción de los PAC fue refinado, coherente, práctico, eficaz y, en cierta manera obvio, por eso fue universal.
Cuando aparece y se va desarrollando rápidamente la manera industrial de sobrevivir, se quita el fundamento de toda la construcción mítico-religiosa. Hasta entonces las sociedades preindustriales tenían una forma de sobrevivencia cargada axiológicamente. La caza y la recolección, o las diversas formas de agricultura o de ganadería no eran asépticas valoralmente, sino que tenían una gran carga axiológica. Por el contrario las formas de vivir industrialmente están ligadas intrínsecamente a las ciencias y las tecnologías, son pues abstractas axiológicamente, tanto en su arranque como en su desarrollo. Por consiguiente, desde esas formas de sobrevivir no puede generarse la metáfora fundamental que debe convertirse en paradigma de la construcción del PAC.
La vieja filosofía, con sus pretensiones de describir la realidad como es, pariente en esto de la pretensión mítica, acudirá para remediar la situación. Primero para liberar a los grupos humanos del poder de la sociedad estamental autoritaria, aliada de la organización eclesiástica, y después, en la sociedad industrial, para sustituir en sus funciones al mito y a la religión.
La filosofía podía pretender funcionar como aparato ideológico sustituto del mito, porque decía hablar de la realidad misma y porque usaba, para operar, unidades semánticas cargadas de valor, que manejaba y estructuraba según una formalidad –la lógica- no axiológica sino abstracta.
Con ese lenguaje mixto se pudieron construir las ideologías.
La pretensión de la filosofía de aproximarse a la descripción de la realidad misma, desde una actitud epistemológica mítica, tuvo que enfrentarse, desde su mismo inicio con los mitos y las religiones que también tenían la pretensión de describir la realidad como es. Las creencias religiosas formulaban esas pretensiones de descripción verdadera y garantizada por Dios.
Frente a esa pretensión, la filosofía tendía, por su misma dinámica, a alejarse de la religión y a no ser creyente, aunque en no pocas épocas y lugares de la historia se llegara a un pacto entre la filosofía y la religión.
En ese pacto, la filosofía se reservaba principalmente el ámbito de la DR y el mito y la religión se reservaban principalmente el ámbito de la DA y de lo que estaba relacionado con ella.
La teología fue otra hija de ese pacto.
Las ideologías nacieron en el seno de la contraposición de mito y religión y filosofía y heredaron de la filosofía su actitud epistemológica mítica y, por lo mismo, su enemistad de fondo con la religión, aunque, como en el caso de la filosofía se llegara a pactos repartiéndose los dos ámbitos de la realidad.
Las ideologías, por su estructura y pretensión fueron y son, a pesar de los pactos, enemigas de la religión y de los PACs construidos desde ella. Así la han sentido siempre, en su fondo, la religión y las iglesias.
La pretensión desde la epistemología mítica de la religión y de las ideologías es la primera razón de su oposición y enemistad de fondo. Pudo llegarse a pactos por la debilidad de la religión en las condiciones culturales de las sociedades industriales y por la insuficiencia de las ideologías para cubrir todo lo que tenía que ver con la DA y sus consecuencias morales y organizativas.
Las sociedades industriales han venido a ser, vistas en perspectiva, unas sociedades de tránsito, unas sociedades mixtas compuestas de sectores preindustriales e industriales, que eran dinámicas pero que se interpretaban como estáticas, que eran a la vez religiosas e irreligiosas. Transitaban a la plena industrialización y a las sociedades de conocimiento.
Queda una cuestión: ¿por qué las ideologías no fueron capaces de ofrecer un cultivo coherente de la DA y de la CHP que resultara un sustituto real y operativo de la religión en ese ámbito?
Si las ideologías hubieran sido capaces estructuralmente de crear ese sustituto de la religión, lo hubieran hecho.
¿Por qué no fueron capaces?
Las afirmaciones centrales de la ideología liberal se mueven claramente en DR y son: libertad, igualdad y fraternidad, y sus corolarios, propiedad e iniciativa privada y democracia. Estas afirmaciones son postulados axiológicos que se fundamentan en razones y que no son aptos para modelar la expresión y vivenciación de la DA.
Y la principal razón para esa incapacidad: la DA es puramente axiológica, inconceptuable y, por ello, imposible de tratar con procedimientos que no sean axiológicos en su integridad, por tano, imposible de trata con metalenguajes abstractos, como los de las ciencias, o mixtos, como los de la filosofía o las ideologías.
Algo semejante habría que decir de la ideología socialista. Su centro es la propiedad colectiva de los medios de producción y su corolario, la eliminación de la propiedad privada y de la iniciativa privada o, en sus versiones más moderadas, el control riguroso de la propiedad e iniciativa privada.
Tampoco esos patrones son aptos para expresar y vivir la DA y la CHP.
Las ideologías nacieron en el seno de la contraposición de las pretensiones de la religión y de la filosofía de describir la realidad como es y frente a la misma pretensión de su pariente abstracta, la ciencia; y nacieron con la pretendiendo abrir nuevas posibilidades, bloqueadas por las sociedades estamentales y religiosas. Las ideologías querían sustituir a la religión como PAC de las colectividades.
Por esta marca de origen, identificaron la DA con las religiones y sus pretensiones. Por esa razón no se propusieron sustituir a la religión en ese terreno. La solución que siempre tuvieron en mente, unas veces explícita y otras implícitamente, fue arrinconar a la religión y, por tanto, todo lo que tenía que ver con la DA, al ámbito privado de los individuos o, si fuera posible, eliminarla de la sociedad.
Este fue su gran error, hijo de su epistemología mítica.
Las sociedades de conocimiento han mostrado a las gentes que las dos ideologías clásicas son ineptas para crear PAC adecuados a las sociedades de innovación y cambio continuo, que forzosamente tienen que alejarse de la epistemología mítica.
Las sociedades de conocimiento, con el crecimiento continuo y acelerado, de ciencias y tecnologías, por retroalimentación mutua, rompe la unidad de todos los aspectos de la vida colectiva que habían construido los mitos y la religión a lo largo de toda la historia de las sociedades preindustriales.
Hay que aceptar una interpretación de la realidad siempre cambiante, en todos sus aspectos. Las ciencias tienen la exclusiva en la interpretación de la realidad, sin competencia ninguna. Por su carácter abstracto se autonomizan de los sistemas de valoración.
A pesar de su independencia de valoraciones, las ciencias y sus derivadas, las tecnologías, son las responsables de la sobrevivencia de los colectivos humanos. Como ellas, de por sí, no proporcionan criterios de valoración ni paradigmas capaces de modelar y ordenar lo axiológico, tendrán que crearse, no arrancando de ellas sino teniéndolas en cuenta.
En cada momento del desarrollo continuo de ciencias y tecnologías tendrá que decidirse qué se quiere hacer con ellas de forma que estén al servicio de la sobrevivencia de los colectivos y al servicio de la CH y de la CHP.
En cada momento habrá que postular cómo se quieren utilizar y qué tipo de vida se quiere para el colectivo, con las posibilidades que ofrecen las ciencias y tecnologías de que se dispone.
El PAC colectivo no viene dado ni por la forma de sobrevivencia, ni por los dioses, ni por la naturaleza misma de las cosas, sino que debe ser construido por cada sociedad y debe permanecer abierto a una modificación permanente.
Todas las construcciones de PACs y todos los cambios que en ellos se realicen, así como la dirección de los cambios, están en manos humanas, sin ninguna garantía externa; la única garantía es la CH y la CHP de los colectivos que los construyan.
Esto supone el fin de los PACs estables; todo se mueve en todo momento con una velocidad progresivamente acelerada.
El cultivo de la DR viene proporcionada por los PACs, pero del PAC no se sigue cómo cultivar la DA, como ocurría en el caso de los mitos. El cultivo de la DA y de CHP vendrá determinado por la enseñanza de nuestros antepasados religiosos y de las tradiciones espirituales de la humanidad. Tendremos que heredar de ellos la esencia de su enseñanza, que podría resumirse con las siglas IDS-ICS, no con sus formas.
La unificación del modo de sobrevivencia con la interpretación y la valoración de la realidad, con la organización de la sociedad y con su actuación y, finalmente, con el cultivo de la DA y la CHP, se ha roto definitivamente, sin posible apaño.
Nace un nuevo sistema de construcción de PACs en el que cada paso ha de ser construido explícitamente, sin que ninguno nos sea dado y sin que ninguno se siga automáticamente del anterior.
Se acabaron los PACs estables, heterónomos, sagrados, intocables. Entramos en PACs en continua mutación, autónomos, construidos por nosotros mismos, continuamente revisables. Nunca jamás hubo una transformación de esta naturaleza y tan radical.
Hay que construir las ciencias y las tecnologías, sus posibles aplicaciones a productos y servicios, los postulados axiológicos de lo que se quiere hacer con todas esas posibilidades, las formas concretas de cultivo de la DA y de la CHP. Todos los pasos para llegar a la construcción de PACs y cada uno de los pasos están en nuestras manos y bajo nuestra responsabilidad.
Un modo varias veces milenario de construir PACs está desapareciendo para no volver jamás. ¿Nos adaptaremos a esa nueva responsabilidad? ¿Estaremos a la altura cualitativa para ejercerla adecuadamente? Lo único que podemos decir es que no se están tomando las medidas necesarias.
Las maneras de construcción de los PACs, acreditadas por su garantía heterónoma y por una verificación de milenios, nos abandonan y vamos a parar a algo radicalmente nuevo, lleno de riesgos, por el poder de las ciencias y tecnologías en acelerado desarrollo, que no estamos preparados para asumir.
El hundimiento de todos los PACs milenarios del pasado y de las formas tradicionales de cultivo de la CH y la CHP, hundimiento que se va extendiendo rápidamente a todas las culturas y a todos los pueblos, se vive, en muchos lugares de la tierra, como una catástrofe, por lo venerable de lo que nos vemos forzados a abandonar y porque no hay ningún sustituto a mano.
El poder de las ciencias y tecnologías, que se desarrolla día a día, hace sentir la urgencia de poseer un procedimiento para construir PACs adecuado a las nuevas y constantemente mutables condiciones de sobrevivencia, que sea claro y asequible a todos los niveles de organización.
Nuestra situación es explosiva: tenemos en una mano todo el poder de las ciencias y tecnologías, y la otra mano está vacía de PACs aptos para manejarlas axiológicamente. Nuestro mundo axiológico está compuesto de un conjunto de residuos del pasado, que por inadecuados, vuelven nuestros saberes científicos en nuestra contra y en contra de toda la vida en la tierra.
La crisis mortal de las religiones, no tanto en su aspecto espiritual sino en su condición de sistema milenario de programación colectiva, nos está evidenciando el calibre de nuestro desmantelamiento axiológico. Esa crisis ha puesto en su lugar a las ideologías, con sus logros y sus carencias, y ha puesto de manifiesto que eran construcciones axiológicas de tránsito entre las sociedades preindustriales y las sociedades de conocimiento.
Listamos algunos de los problemas que se deberían afrontar e intentar resolver en el Encuentro, sabiendo que:
Cualquiera de los problemas tiene diferentes planteos según los países y según se presenten en América Latina o en Europa. Las soluciones probablemente también tendrán diferencias.
No sería sabio ni sensato seguir viviendo en el ámbito religioso-espiritual y en el ámbito de los valores colectivos como si nada estuviera pasando, porque a países o regiones todavía les afecta poco.
Listado de cuestiones:
-Calibrar el grado de crisis de las religiones como proyectos axiológicos colectivos (PAC), sabiendo que esa crisis no tiene vuelta atrás.
-Comprender lo que supone en todos los campos el hundimiento de las formas religiosas de programación colectiva.
-Nadie querría que las religiones tengan que ir a parar a una crisis terminal como sistemas de cohesión y motivación colectiva, pero la dinámica de la completa industrialización de las sociedades y las sociedades de conocimiento (SC) llevan irremediablemente a ese final.
-Todos los pueblos, tarde o temprano, son conducidos al desmantelamiento axiológico, habría que prepararse para ello.
-Urgencia para construir una epistemología axiológica para hacernos capaces de construir nuestros propios PACs y de transformarlos al paso del crecimiento acelerado de las tecnociencias.
-Urgencia de construir procedimientos de cultivo de la CH (cualidad humana) y de la CHP (cualidad humana profunda) sin formas religiosas.
-Necesidad de construir centros públicos de cultivo de la DA (dimensión absoluta) sin religiones ni sumisiones.
-El paradigma postreligional como paradigma de construcción de los PACs no religiosos.
-Pasos para construir los PACs no religiosos ni creyentes.
-Cómo hacer transitar o preparar para el tránsito a los creyentes religiosos de un PAC no religioso sin que, por ello, se perjudique el cultivo de la DA y de la CHP.
-Crear procedimientos para recoger el legado de las tradiciones de sabiduría, sin poder heredar ni sus creencias, ni sus formas de pensar, sentir, actuar y organizarse.
-Cómo hacer conscientes a las gentes del destino que se nos echa encima –las SC- y de sus consecuencias para las religiones y para los PACs.