Marta Granés Entendiendo por cualidad humana tener concienciación de la doble dimensión de la realidad en cierto grado. Esa concienciación de la doble dimensión de la realidad implica un vivir en este mundo con un grado de percepción sensitiva de hondura, es decir cualitativa de hondura. Esa percepción sensitiva de hondura permite la captación en la forma de lo que no tiene forma (aunque sea puntualmente). Esa captación de lo que no tiene forma en las cosas, personas y situaciones libera del enclaustramiento en el mundo del yo que irremediablemente lo gira todo a su alrededor. Si esa captación de lo que no tiene forma en las formas es lo que desenclaustra, quiere decir que eso es lo que nos hace flexibles en nuestra captación, interpretación y valoración de la realidad. Cuando nuestra interpretación y valoración de la realidad es flexible, entonces nuestra capacidad creativa está libre para crear.

Caminos del corazón – fragmento del libro El Sentir hondo –
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Introducción
Nos hemos propuesto estudiar tres grandes autores que plantean la indagación de la dimensión absoluta de la realidad con el sentir y en el sentir humano. Son tres autores de peso: Mazu, del siglo VIII, chino, de la tradición del budismo chan; un musulmán del siglo XIII, Rumi, de la tradición sufí; y un indio de finales del XIX y primera mitad del XX, Ramana Maharshi, de la tradición vedanta advaita.
Son tres épocas diferentes y tres culturas diferentes. Los tres son maestros de la indagación con el sentir y, sobre todo, indagadores del sentir humano. Los tres pretenden indagar la dimensión absoluta en nuestra propia interioridad, superando todas las construcciones del ego, hasta llegar a la no dualidad.
Si pretendo indagarme a mí mismo, debo tener en cuenta, que para todo animal el dato más fundamental es su condición de un sentir frente al mundo que le rodea y frente a sí mismo.
Si indago mi propio sentir constataré dos datos básicos:
-que mi sentir siempre busca algo o quiere evitar algo;
-que en mi sentir siempre hay una noticia, aunque solo sea como “ruido de fondo” de lo absoluto: lo hermoso, lo extraño, lo indeciblemente complejo que es todo lo que me rodea, incluso yo mismo.
Quien siempre busca algo o pretende evitar algo es siempre el “yo”, el gestor de mis deseos y expectativas y, a través de ellas, el gestor de mi sobrevivencia como viviente.
Quien recibe la noticia absolutamente gratuita de la dimensión absoluta (o DA) no es el “yo”, porque en la noticia de la DA no hay nada que obtener; es mi misma DA que indaga la DA en determinadas circunstancias de mi vida.
La noticia de la DA -de mí mismo y de toda realidad- absorbe, anula al “yo” porque comprende que el “yo” mismo es la DA y no “otro” de esa DA.
A los tres maestros del camino del corazón no los ordenaré cronológicamente, sino según cómo plantean la indagación sobre el sentir humano. Primero estudiaremos a Mazu, luego a Ramana Maharshi y finalmente a Rumi.
Mazu utiliza todo el poder de la mente para hacer formulaciones que afectan honda y plenamente al sentir y a la indagación del sentir.
Ramana utiliza mente y sentir separadamente, o en conjunto, para indagar el sentir más hondo de nuestra propia intimidad.
Rumi trabaja con la mente-sentir como unidad, como lo hace un poeta, para indagar en el propio sentir radical humano.
Los tres, desde diferentes culturas y épocas abordan el mismo problema: la DA en el sentir más radical humano, desde el silencio del ego, para llegar más allá de toda dualidad.
Los tres, con diferentes procedimientos, ven que si el sentir humano profundo es la DA, la DA es sentir; que si la DA se muestra en el Corazón humano, la DA es un Corazón absoluto.
Esta consecuencia es de una gran belleza.