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Consideraciones entorno a la Carta de la Tierra desde la epistemología axiológica

Jaume Agustí doctor en Física Atómica y Molecular, ha sido investigador científico especializado en ló­gicas formales y computacionales en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y ha sido colaborador de Raimon Panikkar durante más de 20 años, es vicepresidente de la Fundación Vivarium que gestiona su legado.

Josep M. Basart es doctor en Informática, Licenciado en Ciencias de la Informática por la U.A.B y Licenciado en Filosofía por la misma Universidad. Es profesor titular del área de Ciencia de la computación e inteligencia artiicial de la U.A.B.. Ejerce también la docencia en la Ingeniería Superior en Informática en la Escola d’Enginyeria de Bellaterra y de Ingeniería Técnica en Informática en la Escola d’Enginyeria de Sabadell.

 

  1. Introducción

La Carta de la Tierra (CT) es una declaración sobre la interdependencia global y la responsabilidad universal. En ella se establecen los principios para construir un mundo pacífico, justo y sostenible. Fue presentada en París, en marzo del año 2000.[1]

Es el resultado de diez años de diálogo intercultural a nivel mundial sobre objetivos comunes y valores compartidos. Tiene su origen en el fracaso de la Convención de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Rio de Janeiro en junio de 1992 (Earth Summit), puesto que la Declaración final de dicha convención no tuvo en cuenta la visión ética inclusiva que muchas personas deseaban y esperaban de ella. Así, en 1994, Maurice Strong (como presidente del Earth Council que surgió del Earth Summit) y Mijail Gorbachov (como presidente de la Cruz Verde Internacional) lideraron la puesta en marcha de la Earth Charter Initiative (ECI).

A finales de 1996 empezó a trabajar una comisión para supervisar la redacción del borrador de la Carta. El proceso se inició en enero de 1997 y duró tres años. Participaron en él miles de personas y centenares de organizaciones a través de 45 comités. El proceso se desarrolló, mayoritariamente, a través de la red y de conferencias regionales en los cinco continentes.

Entre las más de 4.600 organizaciones que han aprobado la Carta y le dan apoyo se encuentran la UNESCO, la World Conservation Union, la World Federation of Engineering Organizations y el International Council of Local Environment Initiatives. Entre las instituciones políticas estatales se encuentran el senado de Puerto Rico y el de Australia, así como el parlamento de Portugal y el de la Federación Rusa. En la actualidad, la ECI se halla inmersa en proceso de expansión y descentralización y opera con seis grupos de trabajo en ámbitos independientes: la educación, la juventud, los medios de comunicación, los negocios, la ONU/gobernanza global y la religión/espiritualidad/ética. La Secretaría General se encuentra en Costa Rica, en la Universidad para la Paz, bajo la dirección ejecutiva de Minan Vilela.

La Carta está estructurada en tres partes: el prólogo, los principios y las conclusiones. El núcleo se encuentra en los principios, agrupados en cuatro bloques (I. Respeto y cuidado de la comunidad de la vida, II. Integridad ecológica, III. Justicia social y económica, IV. Democracia, no violencia y paz) que desarrollan un total de dieciséis artículos.

 

  1. Perspectiva en la exposición

Cómo la CT plantea nuestra situación

La CT se refiere a nuestro estado actual como un momento en el que debemos actuar, todos a una, ante la gravedad y la urgencia de la situación. Así, encontramos en ella las expresiones: “momento crítico; elegir su futuro; interdependiente y frágil; grandes riesgos y grandes promesas; aventura exigente e incierta.”

“Necesitamos urgentemente una visión compartida sobre los valores básicos que brinden un fundamento ético para la comunidad mundial emergente.”

“un fundamento común mediante el cual se deberá guiar y valorar la conducta de las personas, organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones transnacionales.”

“La salida de la destrucción a que nos lleva la explotación está en una sociedad global de cuidado a la Tierra y entre nosotros.”

“cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida… surgimiento de una sociedad civil global.”

 

Muestra de expresiones sobre valores en la CT

Hay en la CT una combinación diversa de apelaciones a valores de todo tipo (no solo éticos), actitudes y propósitos deseables. Así, aparecen expresiones como: “Respeto, dignidad, cuidado, entendimiento, compasión, amor; sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacificas; belleza de la Tierra; conservación y rehabilitación ambientales; evitar dañar; prevenir la contaminación; reducir, reutilizar y reciclar; energías renovables, acceso universal al cuidado de la salud; reproducción responsable; calidad de vida; estudio de la sostenibilidad; respetar toda vida; tolerancia, no violencia y paz.”

 

Algunas preguntas básicas formuladas desde la Epistemología Axiológica

¿Es el enfoque filosófico racional o incluso el neurológico ─el del hombre como animal racional─ el apropiado para tratar con los valores? ¿Son suficientes los principios racionales para establecer finalidades y llevarlas a cabo, es decir, para sentir los peligros pero también las grandes oportunidades de las nuevas sociedades?

En general, la CT implícitamente supone que una vez establecidos sus principios, la formulación conceptual de valores básicos ─por tanto generales y de alguna manera abstractos─, la responsabilidad humana los llevará a la práctica. En definitiva, supone que la formulación y comprensión conceptual de los principios éticos es suficiente para motivar, cohesionar y guiar a los individuos y a la sociedad. Y ve en la responsabilidad humana la garantía de que esto suceda.

 

Enfoque ético conceptual de la CT

Predomina en ella el enfoque racionalista, basado en conceptos, principios generales y las consecuencias que se derivan de ellos. Aunque han contribuido muchas perspectivas en la CT, incluso de diferentes culturas, principalmente se sitúa en la perspectiva conceptual del humanismo filosófico y ético. No se coloca pues en una perspectiva racional pero firmemente focalizada hacia lo axiológico, dirigida primordialmente al sentir humano, a la motivación, a la orientación y a la cohesión humana, tal como hicieron las ideologías en la Revolución Industrial. No plantea ningún proceso que a partir de los principios se dirija a lo concreto, al sentir, para crear así verdadera adhesión. En su lugar hace continuas llamadas a la responsabilidad. Esto se corresponde con la concepción del hombre como animal racional, motivado y guiado por la razón. Esta postura facilita la suscripción de sus principios y evita crearse adversarios directos, pero al precio de quedar alejada de la realidad concreta, comprometiendo así su eficacia.

Forma parte del discurso filosófico contemporáneo el considerar que el humanismo filosófico ha fracasado en su objetivo de guiar la sociedad; las reformas humanistas planteadas a lo largo de la historia no han conseguido su propósito. La alternativa propuesta por algunos seria buscar la solución en las biotecnologías e intentar con ellas una reconstrucción biológica del hombre. Pero aún en este caso habría que tomar una decisión valorativa sobre qué nuevo hombre queremos conseguir.

 

La propuesta de la Epistemología Axiológica

Para la Epistemología Axiológica (EA) este fracaso del humanismo filosófico muestra la insuficiencia e inadecuación del planteo principalmente racional de los sistemas de valores, los verdaderos motores y guías de la cultura. Así la CT, vista como una ética global, desconoce la naturaleza y el funcionamiento concreto de los sistemas de valores. Por tanto, y como iremos viendo, la CT parte de un diagnóstico inadecuado de la crisis de valores.

La EA, por su parte, reconoce la actual crisis de valores e investiga sus causas, sus raíces antropológicas y epistemológicas más profundas. Asume el origen biológico y lingüístico del conocimiento. El hombre se completa a sí mismo como animal viable a través del lenguaje. Por tanto, a partir de los resultados de la investigación lingüística, la EA investiga la lógica concreta de los sistemas de valores. Cómo se crearon imperceptiblemente en el pasado y durante milenios. Porqué han entrado en crisis. Cómo deben construirse hoy al ritmo cambiante de las condiciones de vida impuestas por las tecnociencias. Para la EA las tecnociencias no solo son ineludibles, necesarias para asegurar nuestra supervivencia, sino que evidencian, hoy más que nunca, la inviabilidad del sistema de explotación que mayoritariamente domina la sociedad desde la Revolución Industrial. En general, la EA intenta establecer las bases de una ciencia humana que estudie científicamente cómo se crean, se implantan y van cambiando los sistemas de valores en condiciones de vida dinámicas. Como tal la EA no entra en los contenidos de los sistemas de valores sino en cómo se construyen e implementan.

Para ello, la EA parte de una doble dimensión humana, un dato antropológico primordial. Primero, la necesidad de sobrevivir, de simbiosis completa con el entorno. Aquí, en lo cualitativo y concreto, hay que buscar el origen de los valores. Segundo, la capacidad específicamente humana que el lenguaje posibilita: distanciarse hasta silenciar la necesidad, con sus interpretaciones y valores. Esta es una actitud principalmente del sentir, axiológica. En ella, últimamente, radica la forma de supervivencia humana: la cultura. Y en esta siempre ha florecido una posibilidad sutil: el cultivo del silencio por sí mismo, sin expectativa ninguna. Esta es la fuente de la cualidad humana, de la libertad, y del interés incondicional por todo. Y si lo fue en el pasado, en las sociedades de innovación y cambio continuo tenemos necesidad urgente de cultivar explícitamente esta capacidad de silencio, pues en ella nos va la supervivencia y la buscada cualidad de vida.

Por tanto, la EA propone un modelo general de Sociedad del Conocimiento (SC) basado en unas pocas actitudes que son fundamento de todos los valores. Estas actitudes son las que aplicadas al análisis de nuestras condiciones de vida nos darán los postulados de valor o matrices de valores, con aspiración a ser universales, interculturales, formas de diálogo entre las culturas. A partir de ellos cada cultura los irá concretando progresivamente en proyectos de valor en los distintos ámbitos. La EA ha esbozado un proyecto general de SC y un proyecto para el cultivo de la Cualidad Humana (CH) y la Cualidad Humana Profunda (CHP). Es a través de estos proyectos como se motivaran y orientaran empresas, equipos de investigación, la actividad económica, etc.

Es desde esta perspectiva de la EA que a continuación comentaremos críticamente algunos aspectos de la CT. Y lo haremos a través de un conjunto de preguntas.

 

  1. Consideraciones para el análisis

¿Se tiene en cuenta qué procesos y factores nos han llevado al punto en que nos encontramos?

La CT reconoce principalmente dos procesos: la explotación de hombres y recursos y el crecimiento insostenible de la población. Sin embargo, no refleja suficientemente la mutación que significa el paso de sociedades estáticas a dinámicas, ni como realizar una transición. Propone preservar y transmitir a las futuras generaciones valores, tradiciones e instituciones, en lugar de heredar, hacer realmente efectivo su legado en las nuevas SC. La CT no reconoce el problema del colapso de las religiones, ni menciona el fracaso de las ideologías. Tampoco reconoce el papel central de las tecnociencias y de su impacto inevitable en todas las culturas, incluidas las indígenas, que la CT propone preservar.

 

¿La ética global propuesta es conceptual, formal, o bien lleva al contacto directo con las cosas, al sentido y al significado?

Los principios de la CT, desde el punto de vista de la EA son en su mayoría lo que hemos llamado postulados de valor. Formulaciones conceptuales matriciales referidas a valores y suficientemente abstractas y generales para poder ser adoptadas por las diferentes culturas. Según la EA los postulados deberían surgir del análisis de las condiciones de vida, especialmente de las impuestas por las tecnociencias. La CT es poco explícita en este aspecto, en particular no se tematizan las necesidades de las SC de calidad, las necesidades que exige la innovación continua de que vivimos. Este análisis y la organización de los postulados ha de estar dirigido al diseño de la cualidad de vida en las SC y orientado por unas pocas actitudes fundamentales necesarias en las SC: indagación, simbiosis completa con el entorno, comunicación humana comprometida y servicio mutuo. Estas actitudes solo pueden darse con el cultivo de la cualidad humana antes mencionada. Así, los postulados se organizarían jerárquicamente a partir de estas pocas actitudes básicas. Primero, en número reducido, de fácil memorización, de los cuales dependerían jerárquicamente el resto de postulados. De hecho, los postulados de la CT se pueden ver como el resultado de aquellas actitudes fundamentales, y su organización también los refleja, aunque sea implícitamente, pero su estructura jerárquica es pobre.

Los postulados son por si solos, en su formulación conceptual, insuficientes para que sean efectivamente asumidos, motiven, cohesionen y orienten; no basta que sean comprendidos intelectualmente. En primer lugar, para apuntar realmente a valores han de incluir, aunque sea implícitamente, contraposiciones valorativas; por ejemplo, la contraposición entre cuidar y explotar. En cambio, la CT se centra más en la responsabilidad que en la motivación. Para ser efectivos, los postulados han de ser concretados progresivamente en multitud de formas y ámbitos, cuyo resultado es una pluralidad de proyectos axiológicos, hasta llegar al terreno concreto que nosotros consideramos el propiamente ético. Las concreciones en proyectos éticos son los campos de pruebas que permitirán modificar o cambiar, según sea su éxito, los mismos postulados.

 

¿Cuáles son los pilares sobre los que se sustenta la Carta?

En el lenguaje de la EA, la CT se basa en los dos pilares de la estructura humana, la doble relación Sujeto-Objeto-Sujeto, sin embargo, como veremos, no atiende a los efectos de la intermediación tecnocientífica en estas dos relaciones.

La CT insiste, a lo largo del discurso, básicamente en dos nociones: la responsabilidad y la sostenibilidad.

 

¿Además de los deberes y la llamada a la responsabilidad, ofrece alguna otra herramienta para el cambio necesario?

La llamada continua a la responsabilidad que hace la CT es propia de la ética. Sin embargo, es insuficiente en la crisis y desarticulación de valores actual. En lugar de insistir en la responsabilidad, entendida como correlativo a obligación, a imperativo racional, hace falta dirigirse al sentir, buscar la adhesión. Para ello se necesitan herramientas científicas, para formular e implantar valores al ritmo de los cambios. Proporcionarlas en sus dos ámbitos, el de la necesidad y el de la gratuidad, o CHP, es la tarea de la EA. En este marco la responsabilidad no se ejerce ante lo establecido sino ante los valores que hemos de crear; es la responsabilidad de la investigación y la experimentación, más que la de la gestión. La CT se limita a la primera etapa de los postulados y a una responsabilidad de gestión.

 

¿Es suficiente hoy día la idea de sostenibilidad? ¿No se trata quizás de supervivencia?

La sostenibilidad es un concepto amplio. Se ha entendido como posibilidad de perdurar, como gestión responsable de los recursos, como desarrollo viable, como cubrir las necesidades presentes sin comprometer el futuro. Es una noción más utilitaria que axiológica. La sostenibilidad es un aspecto racional del problema axiológico radical: la supervivencia en la Tierra. La sostenibilidad no es por tanto una actitud axiológica básica, como lo es la cualidad de vida o la cualidad humana. Por tanto, la sostenibilidad no puede ser el fin de una sociedad, tal como a veces dan a entender.

Para la EA esta supervivencia depende del paso de una sociedad de la información basada en la investigación y la explotación a una SC basada en la indagación, la comunicación y el servicio mutuo. La CT no hace una apuesta decidida por las SC sino que pone el énfasis en las sociedades sostenibles.

 

¿Qué tipo de epistemología desarrolla la Carta? ¿Utiliza el conocimiento conceptual únicamente o introduce también el conocimiento axiológico?

La CT no distingue entre conocimiento conceptual y conocimiento axiológico, entre conceptos y valores, sino que los confunde y usa indistintamente. Presenta algunas metáforas dirigidas al sentir (la gran familia humana, la tierra como hogar), discutibles, dada la amplitud del problema abordado. La misma familia está en crisis, hay un extrañamiento de la naturaleza, los derechos humanos suenan a abstractos, y la desmotivación, la desorientación y la irresponsabilidad se han extendido. Fuera de estas alusiones metafóricas a la familia y el hogar, la mayor parte de la exposición es conceptual. Esta es una posición muy frecuente en todos los ámbitos, tanto humanistas como científicos.

La EA reconoce los valores como un conocimiento primordial, el conocimiento que llamamos axiológico ─principio y fin de toda actividad. Son un conocimiento cualitativo, directo a los sentidos, concreto, íntimamente relacionado con las estructuras semánticas del lenguaje. Si el conocimiento axiológico es el propio del lenguaje natural, el conocimiento conceptual es propio de un metalenguaje donde se reducen al mínimo los componentes valorativos, concentrándose en los aspectos descriptivos, informativos, instrumentales y utilitarios del lenguaje. Esta abstracción de los valores permite la inventiva y la flexibilidad propia de la razón y es fundamental en el método científico cuyo objetivo es la creación de modelos informativos de la realidad, necesarios para la predicción y el control de los fenómenos.

Por otra parte, la CT sufre de una cierta concepción apodíctica de la ética; de aquí su insistencia en la responsabilidad y el imperativo ético. Tiene un regusto de epistemología mítica, a pesar de su postura constructivista. Por ejemplo, la naturaleza parece ser algo exterior a nuestras construcciones.

 

¿Se trata de una declaración estática, cerrada?

La CT es una propuesta más bien estática, con un cierto aire de autoritarismo racional: no contempla explícitamente la comprobación metódica de su aplicabilidad y eficacia, su falsabilidad, como se debería hacer desde la perspectiva de las ciencias humanas. Mide su éxito más por la suscripción a sus principios que por el desarrollo de proyectos axiológicos concretos que aquella aceptación debería provocar. No considera la revisión de sus formulaciones para adaptarlas cuando convenga a los cambios continuos de las SC. Esta es una consecuencia de no tematizar la relación entre sus principios y las condiciones de vida. Los cambios continuos, acelerados, que producen las tecnociencias en todos los ámbitos, no se pueden guiar adecuadamente desde formulaciones estáticas como la de la CT.

 

¿Qué relaciones se establecen entre la naturaleza y la cultura? ¿Aparece algún tipo de transcendencia (la razón, la naturaleza…)? ¿Cómo se combate el alejamiento de la naturaleza como lugar del sentir debido a la intermediación de las tecnociencias?

La CT deja atrás la relación de dominio del hombre sobre la naturaleza. La Tierra es vista como un ser vivo a proteger, a preservar, a cuidar. Sin embargo, todavía mantiene una cierta epistemología mítica probablemente heredada del cientificismo. Todavía se ve la Tierra, la naturaleza, como algo relativamente externo a la cultura. Contrariamente, la EA sitúa la naturaleza en el seno de la cultura. Para la EA la naturaleza no es algo externo a cuidar, sino que es el lugar del sentir, un lugar privilegiado de acceso a la dimensión axiológica. No hay una naturaleza única, igual, para todas las culturas. Cada cultura tiene, según sus condiciones de vida, su propio sentir de la naturaleza. En las sociedades de innovación y cambio continuo actuales es insuficiente hablar de preservación, de protección, de reducir el impacto de las tecnociencias, como se insiste en la CT. Esto es necesario pero insuficiente. Debemos ir a la raíz del problema: a una simbiosis completa con la Tierra construida culturalmente, siguiendo y con ayuda de las innovaciones tecnológicas.

El conocimiento de la naturaleza se considera casi exclusivamente una tarea de las tecnociencias. Pero estas son abstractas respecto a los valores. Han creado un mundo artificial que tiende a alejar del contacto directo cotidiano con la naturaleza. Se ha hecho necesario fomentar el conocimiento directo, axiológico, de la naturaleza, en paralelo al conocimiento tecnocientífico. Las advertencias de la ecología y de los estudios ambientales no pueden suplir la falta de una ciencia axiológica de la naturaleza.

 

¿Se utilizan algunas contraposiciones, valoraciones sensitivas o valoraciones sensitivas tratadas conceptualmente?

Según la lingüística, la estructura elemental del significado es la contraposición. Todo significado se afirma negando su opuesto. Aunque la CT postula una alternativa opuesta al sistema insostenible vigente, no argumenta la relación de oposición entre ambos sistemas. Tampoco la establece entre diferentes conceptos de valor que resultan opuestos. Y esto es posible, como muestran los textos budistas, para implantar el respeto a la vida y la cualidad humana profunda. Introducen continuamente contraposiciones, las recompensas que se derivan de actuar en un sentido y el sufrimiento en el otro. Nada de esto se da en la CT. Tampoco presenta la contraposición entre un sistema de investigación para obtener información y con ella explotar a los hombres y a la Tierra, y un sistema de indagación para la simbiosis con la Tierra, la comunicación comprometida y el servicio mutuo entre los hombres. Dicha confrontación es la manera de evitar los intentos engañosos de reformar el sistema vigente sin tocar sus fundamentos.

 

¿Hay actantes en la Carta? ¿A qué o a quién corresponde las figuras del remitente, el destinatario, el adversario y el ayudante?

Los actantes son las entidades alrededor de las cuales se estructura el significado del discurso; son como una gramática axiológica del lenguaje natural.

Aparecen pocos actantes, porque no se trata de un proyecto de sociedad del conocimiento, sino de una formulación de postulados. Tan solo en el prólogo aparecen algunos actantes (la Tierra como ser vivo, como casa común; las tecnociencias como un ayudante, o las condiciones actuales de producción y consumo como un adversario).

No corresponde a los postulados sino a los proyectos establecer una estructura orientada a la axiología como es la actancial. Sin embargo, los postulados ya pueden dejar entrever posibles actantes en los proyectos que se desarrollen a partir de ellos. La CT apunta implícitamente a algunos de ellos. Apunta claramente a un doble actante destinatario de las SC, serían la humanidad y la Tierra. No se apunta, en cambio, tan claramente al actante remitente, debido al enfoque de ética global que hace la CT. Sin embargo, se podría interpretar en las primeras frases de la CT que nuestra situación ineludible, con sus riesgos y oportunidades, sería el remitente, y aunque en la CT la sabiduría o CHP no aparece como central, ésta se podría considerar también parte del remitente. El actante sujeto serían los ciudadanos, organizaciones etc. Y el objeto, una sociedad civil global emergente en simbiosis completa con el medio. El oponente serían todos los agentes de la explotación humana y de los recursos naturales; pero no se apunta para nada a que el principal oponente es todo aquello que impide reconocer al remitente, reconocer nuestra situación y dificultar el cultivo de la CH. El ayudante principal sería las tecnociencias.

 

¿Adopta una perspectiva social o más bien individual?

la CT: “Todo individuo, familia, organización y comunidad, tiene un papel vital que cumplir. Las artes, las ciencias, las religiones, las instituciones educativas, los medios de comunicación, las empresas, las organizaciones no gubernamentales y los gobiernos, están llamados a ofrecer un liderazgo creativo.”

Hay aquí una visión inclusiva muy general, donde se mezcla pasado y futuro, sin mencionar la necesaria adaptación a las características de las SC. Por ejemplo, nunca se hace referencia a la incompatibilidad entre las instituciones y organizaciones jerárquicas y la SC.

 

¿Se tiene en cuenta la actividad modeladora humana en la evolución de la vida? ¿Se tiene en cuenta que nuestras necesidades biológicas y simbióticas son comunes, pero que su realización es cultural y, por ello, diversa?

La insistencia en la preservación es insuficiente, no reconoce la dinámica modeladora humana y la necesidad de dirigirla.

La CT parece no tener en cuenta el problema de la irreductibilidad entre culturas, a pesar de la gran colaboración intercultural que ha habido en el desarrollo de la Carta.

 

¿Se pone al servicio de la sociedad del conocimiento? ¿Se distingue adecuadamente entre información y comunicación? ¿Se critican las tecnologías cuando se imponen como ideologías? ¿De qué manera?

Como ya se ha dicho, la CT al no distinguir entre el conocimiento conceptual y el axiológico, inevitablemente se limita a tratar de la información. Postula el derecho a “recibir información clara y oportuna sobre asuntos ambientales, al igual que sobre todos los planes y actividades de desarrollo”, pero olvida que la información es un medio para una comunicación humana comprometida y solo esta se halla en la base de todos los valores.

En la CT no hay una apuesta clara por las SC, en su lugar se habla de una sociedad civil global, democrática y humanitaria, fundada en la CT. Por ejemplo, afirma el derecho de los pueblos indígenas a su espiritualidad, conocimientos, tierras y recursos y a sus prácticas vinculadas a un modo de vida sostenible. Pero si se quiere evitar la marginación cultural, hay que tener muy presente el impacto inevitable de las SC sobre todas las culturas, incluidas las indígenas. Sería deseable que estas creasen sus propias formas de sociedad del conocimiento, evitando una marginación de otra forma inevitable.

El enfoque ético de la CT hace que pasen de largo las confrontaciones ideológicas inmersas en la epistemología mítica. Confrontaciones de poder aún tan vivas como lo son, por ejemplo, en Estados Unidos, los debates entre el cientificismo y las posturas religiosas ideológicas.

 

¿Por qué medios se quiere lograr la adhesión de las personas?

La CT propone: “Intensificar el papel de los medios masivos de comunicación en la toma de conciencia sobre los retos ecológicos y sociales.” Y además: “apoyar la implementación de los principios de la Carta de la Tierra, por medio de un instrumento internacional legalmente vinculante sobre medio ambiente y desarrollo.” Para ello se han elaborado unos principios de acción (véase el Anexo final).

La epistemología axiológica considera insuficiente la formulación de postulados. Por ello propone la creación de proyectos orientados por estos a diferentes niveles de concreción, hasta las diferentes éticas concretas; pues a estos niveles es donde se produce la motivación y adhesión buscadas. Además, la EA ve la necesidad de utilizar y desarrollar estrategias y tácticas para implantar aquellas propuestas. Debemos aprender de las religiones, verdaderas maestras en este uso de estrategias y tácticas.

 

¿Cómo aparecen y cómo se relacionan la dimensión relativa y la dimensión absoluta, la calidad humana y la calidad humana profunda?

A este respecto la CT hace una serie de propuestas: “el desarrollo humano se refiere primordialmente a ser más, no a tener más. Vivir con reverencia ante el misterio del ser, con gratitud por el regalo de la vida y con humildad con respecto al lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza. Reconocer y preservar el conocimiento tradicional y la sabiduría espiritual en todas las culturas. Proteger y restaurar lugares de importancia que tengan un significado cultural y espiritual. Reconocer la importancia de la educación moral y espiritual para una vida sostenible.”

Con estas declaraciones más bien conservadoras, la CT no refleja para nada la profunda crisis de valores actual. Adopta una postura inclusiva, la espiritualidad como un aspecto más de la sociedad, pero sin ir al fondo del problema. Las necesidades espirituales o de CHP de las SC, los impedimentos y dificultades para dar respuesta a esta necesidad, como heredar la sabiduría de las tradiciones de forma asimilable a las SC, todas estas cuestiones, ni se intuyen en la CT.

Aquí es donde hay que entender la mutación que sufrimos y la necesidad de ir a las raíces antropológicas, epistemológicas y axiológicas: el cultivo del Interés, el Desapego y el Silencio (IDS), de la CH y la CHP. Es vital darse cuenta de que dada la dinámica de innovación continua de la SC, las siempre nuevas posibilidades y peligros que plantean, a menudo no nos sirven los valores conocidos y solo podemos afrontar creativamente la nueva situación con actitudes como IDS e ICS (Innovación, Comunicación y Servicio). Por ello la EA propone el desarrollo de proyectos axiológicos capaces de motivar y orientar el cultivo de estas actitudes de sabiduría.

La cualidad humana como actitud vacía de contenido aparece como un valor más junto a otros. Dice la CT: “La protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la Tierra es un deber sagrado.” Este es un lenguaje religioso que puede llevar a crear más rechazo que motivación. Sin embargo, la simbiosis completa con la Tierra solo es posible con la práctica de IDS, especialmente la CHP. Esto lo han dejado claro todas las tradiciones de sabiduría.

 

Anexo

Principios de acción en la aplicación y el uso de la Carta

  1. Empieza con la difusión de la Carta. Permite que sea tu guía básica.
  2. Que tu acción sea un ejemplo vivo en el día a día, en todos los ámbitos.
  3. Empodérate tú mismo. Actúa con decisión y confía en tu capacidad para movilizar a otras personas.
  4. Coopera y coopera. Colabora con otras personas para ganar fuerza.
  5. Empodera a otras personas. Comparte tu poder y ofrece a los demás oportunidades para que desarrollen sus propias capacidades.
  6. Promueve el respeto y la comprensión. Contribuye a construir relaciones de respeto y confianza entre personas y grupos de culturas o comunidades distintas, resuelve las diferencias mediante un diálogo constructivo.
  7. Facilita la organización autónoma. Promueve la difusión de iniciativas inspiradas en la Carta, sin intentar controlarlas, confiando en la capacidad de los grupos para encontrar salidas apropiadas.
  8. Céntrate en la raíz de las causas. No permitas que presiones externas de prácticas y sistemas no sostenibles te aparten de tu camino.
  9. Comprométete con flexibilidad. Actúa siempre de acuerdo con los principios de la Carta, pero sé flexible y creativo para adaptar los medios a las circunstancias.
  10. Sé ingenioso. No quedes condicionado a la necesidad de dinero. Utiliza la imaginación para lograr tus propósitos.
  11. Usa la tecnología sabiamente. Recuerda que no todo el mundo tiene acceso a ella, procura que si la usas resulte apropiada a las circunstancias.
  12. Protege la integridad de la Carta. Respeta el texto y su espíritu y asegúrate de que la Carta solo se implique en organizaciones y actos donde sea respetada y se compartan sus valores.

[1] http://www.earthcharterinaction.org/content/pages/Read-the-Charter.html

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