Skip to content

CONVIVIR. RELIGIÓN PARA LAICOS (y 3)

De lo ecuménico. La actitud plural del centro hace que coincidan desde policías locales a alumnos de Esade.

NURIA ESCUR – 03/02/2001

Analizar los hechos religiosos de la sociedad en que vivimos desde lo confesional no siempre permite tomar la distancia suficiente. El CETR nos ha permitido durante tres días conocer las razones de quienes, aun siendo laicos, no quieren renunciar al aprendizaje de las religiones, así, en genérico. Los alumnos siguen iniciándose en el hinduismo o el cristianismo, da igual, pero nadie va a pedirles la conversión. Una garantía que tener en cuenta. En todo caso, no quieren carnet ni filiación. Sólo aprender y ser libres.

En una ocasión llamaron al teléfono del Centre d’Estudis de les Tradicions Religioses (CETR) para preguntar si tenían contacto directo con la Virgen María. Aquí, advierte Corbí, es mejor que no busquen experiencias místicas. Que se abstengan quienes, por ejemplo, buscan fenómenos parapsicológicos. «Casi siempre -ter-cia Teresa Guardans- nos preguntan si somos una secta, algo lógico por otra parte. La gente desconfía después de haber realizado varios intentos por encontrar algo serio.»

Otros acuden al local con ciertos prejuicios, «buscando soluciones definitivas, lo cual es nefasto. Debemos decirles que a esto de las religiones hay que llegar como a la poesía o a la pintura: no intentes entenderla. Sencillamente, disfrútala».

En la sala central, con parquet nuevo, está Teresa Guardans controlando los 4.000 volúmenes de la biblioteca de la casa. Nos explica una de las propuestas de colaboración más curiosas que ha recibido el CETR, el llamado proyecto Pavement: «La Unión Europea quiere concienciar al cuerpo policial de cada país de la necesidad de respetar a terceros. A muchos miembros de la policia local les choca e incluso les incomoda que les envien a estudiar religiones, a hablar sobre emigrantes, racismo, xenofobia… Los mossos d’esquadra, en cambio, han sido mucho más receptivos».

El proyecto Pavement promueve medidas antidiscriminatorias que garanticen que los servicios policiales serán justos con todos los ciudadanos, sin que se interpongan en ese deseo razones étnicas, religiosas o de sexo. En Cataluña, los trabajos del proyecto han sido impulsados por el Centro Unesco. Ellos pidieron la colaboración de CETR en temas de discriminación religiosa.

Añade Teresa que muchas empresas americanas han empezado a entender la necesidad de que sus trabajadores cultiven su parcela espiritual y por eso les están montando algunos cursillos ad hoc.

-¿Cómo reacciona la Iglesia católica ante un centro de características tan plurales que, partiendo de lo laico, estudia lo religioso?
-Algunos lamentan que busquemos fuera lo que ellos consideran que ya tenemos «dentro» de la religión católica. Se preguntan por el sincretismo pero no quieren discutir. Creo que algunos temen remover sus propias entrañas. En general, su política es la de no decir nada y no atacarnos.

Espero, como el primer día de esta serie, que entre «Tana», el perro de Corbí, y nos devuelva de un mamporrazo a la realidad. Pero parece que su religión está en el parque de enfrente. El mundo animal sirve, repetidamente, para buscar metáforas que sirvan a los humanos para aclarar sus dudas. Un prefacio firmado por Mahatma Ghandi rezaba así: «No debemos pensar, como el sapo en el pozo -que cree que el universo se termina entre sus muros-, que nuestra religión es la única que contiene toda la verdad. Todas son tan verdaderas como la nuestra, aunque todas son, a la fuerza, imperfectas». Ese es uno de los textos que se han repartido en clase.

No sólo se buscan las diferencias entre religiones. Aquí, los profesores se empeñan también en buscar paralelismos universales.

Y el resultado es fascinante. Raimon Ribera, licenciado en Ciencias Económicas y en Filosofía sin ir más lejos, a la lectura de unos versos de tradición sufí le ve de todo: reminiscencias a lo Ramon Llull, misticismo («sepas que cuando aprendas a perderte a ti mismo alcanzarás al Amado. No hay más secretos a revelar, y no sé más que esto»), lírica de san Juan de la Cruz («si quieres llegar hasta el final deberás pasar primero por la noche más oscura»), frases de Castaneda, algo de escolástica («desde que llegas al mundo, tienes una escalera ante ti. Esta ascensión no debe ser la de un hombre hacia la Luna sino la de la caña de azúcar hasta el azúcar»), incluso poesia contemporánea: «Estoy más cerca de ti que tú mismo».

La mayor parte del alumnado de CETR conoce una frase de Ansari, nacido en Afganistán en el año 396. Según ella, el que sabe que todo en este mundo ya está preordenado… deja de planificar. Y otra de Rûmî, uno de los grandes poetas místicos en lengua persa, que los alumnos aplican para definir su propio laicismo: «Mi lugar es no tener lugar».

En la sala del Silencio Teresa, frente a las orquídeas, se coloca en una posición que se me antoja mucho más difícil que la simple flor de loto. Malabarismos. A su lado, la profesora de yoga Marta Granés nos recuerda que el budismo es «la religión que menos sangre ha hecho verter».

Corbí, también profesor de la Fundació Vidal i Barraquer, observa desde la distancia este pequeño cosmos que se ha generado alrededor de un trabajo que le ha costado 40 años.

-¿Qué le recomendaría a alguien que esté en plena crisis de fe?
-Que llegue hasta el final. Que no sufra por no encontrar soluciones, que borre las preguntas. No hacen falta creencias, sólo valores.

Volver arriba