CETR En la epistemología axiológica iniciada por Marià Corbí se afirma que los humanos tenemos un doble acceso a la realidad gracias al hecho de hablar, y que eso es lo que nos diferencia del resto de animales. Nuestra captación de la doble dimensión en la realidad tiene consecuencias: es lo que nos abre la posibilidad del arte, la filosofía, lo que se ha llamado espiritualidad y la acción desinteresada. El curso consta de 6 sesiones, una al mes de enero a junio, en él se trabajará, además de la nueva antropología introducida por la epistemología axiológica, y sus consecuencia como la doble dimensión de la realidad, la noción de que lo que tomamos por realidad es nuestra modelación pero que por necesidad la tomamos como descripción de cómo es la realidad; abordaremos los dos tipos de epistemología: la mítica y la no mítica, entre otros temas extraídos del libro de Marià Corbí Proyectos colectivos para sociedades dinámicas. Principios de Epistemología Axiológica de la Ed. Herder.
El hacer técnico indeterminado genéticamente: el Interés, el Distanciamiento y el Silencio (IDS) y el Proyecto Axiológico Colectivo (PAC)
Somos un animal-lingüístico que ha podido desarrollar, gracias a estar constituido por la lengua, la posibilidad del hacer técnico. La distancia objetiva de la que nos dota la capacidad lingüística permite ver el objeto con la distancia suficiente para poder manipularlo.
Esto muestra tres cosas (1) que aquello que tenemos delante como objeto está vacío de entidad, ya que si tuviera una entidad o realidad por sí mismo no estaría sujeto a las modificaciones humanas, (2) no puede haber hacer técnico sin interés, distanciamiento y silencio y (3) como IDS es de raíz animal hay que asumir que el hacer técnico también lo es.
¿Si podemos manipular el entorno técnicamente significa que el objeto está vació de entidad propia? Que se produzca la distancia objetiva gracias a la lengua libera al objeto de la significación que como humanos le damos; al quedar liberado, éste no se presenta como una única cosa, sino que, interesándonos por el objeto, distanciándonos de lo que significa en una primera instancia y silenciando nuestros patrones interpretativos podemos coger ese objeto y transformarlo. En este sentido, si el árbol, por poner un ejemplo, fuera únicamente un árbol para el humano, no podríamos ver que puede talarse, extraer su corteza, su madera y hacer tapones de corcho, papel o puertas. Analizar estos cambios desde una epistemología no mítica donde las cosas son modelaciones y ver la transformación de un objeto, muestra que la realidad humana está vacía de entidad, ya que la puerta, el tapón de corcho y el papel son modelaciones diferentes con entidades diferentes.
Con este distanciamiento que tomamos del objeto por a la distancia objetiva y gracias a la capacidad de manipularlo técnicamente, que sería el hacer técnico, podemos ver sus posibilidades de transformación y generar algo nuevo. En este proceso de ver las necesidades que puede satisfacer la manipulación de dicho objeto juega un papel importante el IDS, poder ver las posibilidades de transformación es interesarse por el objeto, que a su vez implica distanciarse de aquello que significa para mi y silenciar los patrones interpretativos que tenía previos al objeto. Por lo tanto, la capacidad del hacer técnico lleva implícito, aunque no tematizado, el IDS. Al no estar tematizado ni arraigado a la lengua se sigue pensando que la posibilidad del hacer técnico sirve para explotar el entorno y no para satisfacer necesidades humanas. Tanto la lengua como la capacidad técnica derivada de ésta sirven a la depredación y acción humana, pero esta capacidad técnica, al ser de un viviente que tiene que completar su programa de vida, está falta de un proyecto axiológico colectivo, el hacer técnico también está indeterminado genéticamente.
Pensar que el hacer técnico es fruto del IDS y de la condición lingüística muestran que esta capacidad está exenta de valores y fines propios; el hacer técnico por sí mismo no vale nada, es el animal-humano quien, en última instancia, le otorga su orientación determinando los posibles fines a los que sirve. ¿Y quién otorga estos fines? El PAC, que no deja de ser una modelación del sentir humano colectivo.
Con esta explicación se puede aclarar que las ciencias y las tecnologías, como producto del hacer técnico, no pertenecen al PAC, sino que están sometidas al PAC. Esto es fácil de entender, las ciencias y las tecnologías no pertenecen al PAC capitalista ni al PAC de sociedad de conocimiento, sino que están sometidas a los fines a les cuales el PAC se oriente. Si su finalidad es la obtención de recursos con el máximo de beneficio posible, el hacer técnico humano estará sometido a satisfacer ese fin. En cambio, si la finalidad del PAC es la calidad de vida, el hacer técnico estará sometido a crear ciencia y tecnología que favorezca el bienestar y calidad de vida.
¿Pero cómo es posible? Si el sentir humano está orientado a una depredación constante del entorno sintiendo que la naturaleza es un fondo de reservas que explotar, la ciencia y tecnología que se desarrolle en este PAC, estará orientada a extraer el máximo de rendimiento de la naturaleza. En cambio, si el sentir humano está orientado a cuidar de la naturaleza, sabiéndose el mismo naturaleza, pero teniendo presente que hoy en día, la única manera que tiene de relacionarse con el ecosistema es mediante la tecnociencia, tendrá que aprender a construir unas tecnociencias que no dañen el ecosistema, ya que, de hacerlo así, se dañará a sí mismo.
Las tecnociencias por ellas mismas no dicen nada de cómo cuidar el entorno. Los datos que hoy extraemos, por ejemplo, de la agricultura tecnológica, sirven para rentabilizar más el campo. Los datos que generamos como sujetos no sirven para maximizar nuestra calidad de vida, sino para rentabilizar nuestro consumo, los datos nos transforman en sujetos hiperconsumistas abiertos siempre a la compra de aquello que el mercado nos dice que compremos. Aquí hay implícito un sentir basado en el interés, la información y la explotación.
Dentro de un proyecto capitalista, las tecnociencias no están utilizándose con una base de interés, distanciamiento y silenciamiento, por consiguiente, el hacer técnico no está anclado a una raíz animal, sino a una ideología con un fin concreto: extraer el máximo rendimiento económico de las posibilidades científica y tecnológicas.
Al exponer que las tecnociencias no pertenecen al PAC, sino que están sometidas a sus fines, se abre un espacio de libertad para orientarlas. El PAC de las sociedades de conocimiento no puede construirse tematizando únicamente el sentir de la depredación, este sentir, necesario para la sobrevivencia, no puede dejarse solo, tiene que ir acompañado irremediablemente del sentir hondo. Si las tecnociencias son manejadas únicamente desde el sentir del animal depredador seguiremos en un PAC cuya prioridad es rentabilizar económicamente el ecosistema y a otras personas; en cambio, si las tecnociencias son manejadas desde un PAC donde el sentir depredador va acompañado de un sentir hondo, cultivando la cualidad humana, podrán silenciarse los condicionamientos egoístas del sentir depredador y establecer los cimientos de un programa ético incompleto para un PAC de conocimiento basado en IDS-ICS.