Etty Hillesum Aceptación puede sonar a pasividad, puede confundirse con la aprobación indiferente, con la resignación. El testimonio de Etty Hillesum, escribiendo desde los campos de concentración, es un ejemplo esclarecedor del sentido de una aceptación plena que es implicación y acción, pero desde la comprensión, desde una acogida radical de la realidad, se muestre como se muestre.
Mover montañas
Una entrevista que nos permite acercarnos a la abogada Ela Bhatt (Surat –India- 1933) fundadora (en 1972) del sindicato SEWA (Self-Employed Women’s Association, la asociación de trabajadoras por cuenta propia), hoy el mayor sindicato de la India con cerca de 700.000 afiliadas. En 1974 creó el SEWA Bank, institución pionera en microcréditos y, más adelante, colaboró en la fundación del Banco Mundial de Mujeres, en la Alianza Internacional de trabajadores domésticos (Homenet) y en la Alianza Internacional de vendedores callejeros. Nombrada doctora Honoris Causa por la Universidad de Harvard, pueden leer también su discurso en la ceremonia de graduación de la promoción de 2006 en la Kennedy School of Government.
Para saber más sobre Ela Bhatt: http://www.theelders.org/elders
Pregunta – ¿Por qué el SEWA?
Respuesta – Al terminar mis estudios me puse a trabajar para el Sindicato de Trabajadores Textiles, creado por Gandhi en 1917. Pero pronto me di cuenta que el verdadero problema estaba fuera de las fábricas. Miles de personas, especialmente mujeres, trabajaban en el sector textil por cuenta propia y no en una fábrica.
Legalmente, para ser considerado un trabajador hace falta trabajar para alguien, tener un jefe. Así pues, esas mujeres no existían; eran invisibles ante la ley y ninguna mejora laboral las tenia en cuenta. Y lo mismo sucedía en todas las profesiones: vendedoras, trabajadoras agrícolas, fabricantes de incienso, traperas, en el sector servicios… Sólo uniendo sus voces podrían hacer oír sus necesidades y reclamar sus derechos. Así nació nuestra asociación: SEWA.
P.- ¿Qué objetivos tiene SEWA?
R. – Condiciones laborales dignas, retribuciones justas, reconocimiento legal de sus derechos, generar confianza en la fuerza de la cooperación, desarrollo de una verdadera cultura democrática…
P. –Sin duda han cosechado muchos éxitos pero la pobreza parece no querer desaparecer, ¿no se desanima?
R. –El éxito o el fracaso no existen. Se dan pasos, simplemente. Y cada paso significa nuevos retos. Una situación que usted quizás consideraría un fracaso es, de hecho, una ocasión que presenta nuevas oportunidades.
Así nació el Sewa Bank, con las pequeñas aportaciones de las afiliadas, o los programas de formación, o tantas y tantas acciones. Es como una rueda, un proceso constante. Lo que importa es la confianza, la confianza en sí mismo. Confiar en que va a ser posible hacer algo. Sola, una quizás se echaría a llorar. Pero, juntas, no perdemos el tiempo culpando ni al sistema ni al destino. Confiamos en la fuerza de unas y otras, y en la nuestra propia, y actuamos. Es una rueda, un paso lleva al siguiente.
P. – ¿Fueron difíciles los comienzos?
R. – Mucho, pero poco a poco fuimos ganando una batalla tras otra.
P. – ¿No le sorprende? ¿Imaginaba entonces que un día serían el primer sindicato de la India?
R.- Yo crecí en pleno movimiento de liberación. Gandhi nos enseñó que es posible mover montañas si uno confía en que puede hacerlo. Mi abuelo participó en la marcha contra el monopolio inglés sobre la sal, y fue encarcelado; también mis tíos. Y vencieron; vencimos. Toda mi familia vivía esos ideales. Ya en la universidad, los profesores nos animaban a ir por los pueblos para compartir las duras condiciones de vida de las gentes. Gandhi era nuestro ejemplo. Fue entonces cuando conocí a mi marido que era un líder estudiantil. Nos casamos y entré a formar parte de una familia con esos mismos valores…
P.- Usted ha dicho a menudo que el SEWA es hijo de la filosofía de Gandhi, ¿se refiere a algún aspecto en concreto?
R. – Por ejemplo, a su concepto de desarrollo, en el que el ser humano ocupa el lugar central. A nivel individual o público, en la vida política o económica, a cualquier nivel, lo básico e innegociable eran, para Gandhi, los valores humanos: la verdad, la paz, la no violencia, la ayuda mutua. Además, tenía mucha esperanza en el liderazgo femenino y así se lo hacía saber a las mujeres indias. Decía que las mujeres serían las líderes de la lucha social allá donde las armas fueran el amor, la paz y la no violencia.
P.- Si tuviera que dar un consejo…
R.- Prestar mucha atención a las preguntas que nos hacemos cada día. Las preguntas son más importantes que las respuestas, son ellas las que orientan nuestra vida. Creo que hay tres preguntas fundamentales: ¿qué impacto tendrá mi acción en mí? ¿Cómo influirá en el planeta Tierra y en las personas que viven en él? ¿Cuáles serán sus consecuencias en el futuro? Nunca hay que perder de vista el karma, toda acción produce un impacto, tiene unas consecuencias… El fruto de cada acción son sus consecuencias.