Marià Corbí “Un anciano explicó que Yajnadatta creía que había perdido la cabeza y se puso a buscarla, pero una vez detuvo la mente que buscaba, encontró que todo estaba bien”... LAS ENSEÑANZAS ZEN DEL MAESTRO LIN-CHI (China, s.IX), es uno de los textos que se están trabajando este curso en CETR. He aquí una pequeña selección de la obra y un comentario de Marià Corbí sobre la propuesta del maestro Lin-Chi. La edición castellana utilizada en el seminario está a cargo de B. Watson (Los Libros de la Liebre de Marzo).
SÓLO HAY VIDA
Pequeña selección de las conversaciones con
Sri Nisargadatta Maharaj
(de: Yo soy Eso. Málaga, Sirio, 2003)
Sólo hay vida. No hay nadie que viva una vida (404). Comtemple la vida como infinita, indivisa, siempre presente, siempre activa, hasta que se de cuenta de que es uno con ella (404)
Ha puesto demasiada energía en construir una prisión para sí mismo. Utilice ahora la misma cantidad de energía para demolerla (405)
P. ¿Cómo puede uno liberarse del sentido del «yo»?
R: Si quiere liberarse del «yo» debe encargarse de él. Obsérvelo cuando está en acción y cuando está tranquilo, cómo comienza y cuando cesa, qué es lo que quiere y cómo lo obtiene, hasta que lo vea y lo comprenda de una manera clara y total. A fin de cuentas, todos los yogas, sea cual sea su origen y su carácter, sólo tienen una finalidad: salvarle a usted de la calamidad de la existencia separada, salvarlo de ser un punto sin sentido en medio de un vasto y hermoso cuadro.
No puede escapar de sus propias obsesiones. Sólo puede dejar de alimentarlas. (405)
De todas las creencias, la peor es la creencia de que usted es el cuerpo (409) Basta con que no imagine ser el cuerpo. La idea «yo-soy-el-cuerpo» es la mayor calamidad, le ciega por completo a su naturaleza real. No piense ni siquiera un momento que usted es el cuerpo. No se dé nombre ni forma. La realidad se encuentra en la oscuridad y el silencio. (412)
P: ¿En qué dirección debo mirar?
R. ¡Todas las direcciones están dentro de la mente! No le estoy pidiendo que mire en una dirección particular. Sencillamente mire fuera de todo lo que sucede en la mente y llévela al sentimiento «yo soy». El «yo soy» no es una dirección. Es la negación de toda dirección. (…) Llevar la mente al sentimiento «yo soy» simplemente ayuda a apartar la mente de todo lo demás.
P. ¿Adónde me conducirá todo eso?
R. Cuando la mente se aleja de sus preocupaciones, se aquieta. Si usted no altera esta quietud y se mantiene en ella, se dará cuenta de que está impregnada de una luz y un amor que no ha conocido antes, y al mismo tiempo lo reconocerá inmediatamente como la propia naturaleza de usted mismo. (…) La mente revoltosa puede alterar su paz y manchar su visión, pero esa quietud está condenada a volver, siempre que se mantenga el esfuerzo; hasta el día en que todos los límites se rompen, las fantasías y los apegos acaban y la vida se concentra en el presente. (…) ya sólo hay amor en acción. (416)
Lo que usted no sabe es que todo el universo es su cuerpo y no debe tenerle miedo. Puede decir que tiene dos cuerpos: el personal y el universal. (…) usted está tan cegado con lo personal, que no ve lo universal. Esta ceguera no acabará por sí misma, debe ser eliminada hábil y deliberadamente.
(…) a medida que se sumerja profundamente en sí mismo en busca de su verdadera naturaleza, descubrirá que sólo su cuerpo es pequeño y sólo su memoria es corta, mientras que el vasto océano de la vida es suyo.
(…) busque y descubrirá la Personal Universal que usted mismo es (417)
P. Incluso si acepto su doctrina del cuerpo universal como teoría de trabajo, ¿de qué modo puedo probarla y de qué me sirve?
R. Conociéndose a sí mismo como el morador de ambos cuerpos no repudiará nada. Todo el universo será de su incumbencia; amará y ayudará tierna y sabiamente a todo ser viviente. No habrá choque de intereses entre usted y los demás […] cada movimiento suyo será una bendición (418)
¿Qué es ser universal, no como concepto, sino como modo de vida? No separar, no oponer, comprender y amar a todo cuanto entra en contacto con uno, eso es vivir universalmente. Poder decir con verdad: yo soy el mundo, el mundo soy yo, en el mundo estoy en mi hogar, el mundo me pertenece. Toda existencia es mi existencia, toda consciencia mi consciencia, toda aflicción mi aflicción y todo gozo mi gozo: esto es la vida universal. […] la actitud general será de un desapego afectuoso, sin esperar nada a cambio, un constante dar sin pedir nada. […] (428-429)
Ver también en: Advaita