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Teresa Losada, el impulso de la gratuidad

Con el amor no se comercia, no se compra ni se vende, se ofrece gratuitamente. El encuentro es una actitud interior, una forma de ser, porque los diques de nuestro corazón han cedido.
Son palabras de Teresa Losada (1943-2013), franciscana, doctorada en semíticas. Murió en el mes de agosto y hace unos días Santa María del Mar (Barcelona ) se llenó a rebosar en un acto de homenaje que reunió a gentes de un amplio espectro social y cultural. En 1974 creó la Fundación Bayt Al-Thaqafa ( Casa de la Cultura, en árabe)…

Este mes de agosto murió Teresa Losada (1943-2013) y hace unos días Santa María del Mar ( Barcelona ) se llenó a rebosar en un acto de merecido homenaje a esta mujer fuera de serie; entre los asistentes, el abanico de mundos culturales y de realidades sociales era bien amplio. Teresa Losada era monja franciscana . Doctorada en Filología semítica, fue profesora de lengua y literatura árabe en la Universidad de Barcelona (1970-1977), hasta que lo dejó para dedicarse de lleno al mundo de la inmigración árabe – musulmana. En 1974 había creado la Fundación Bayt Al-Thaqafa ( Casa de la Cultura, en árabe ). Con sedes en Barcelona y Sant Vicenç dels Horts, la Fundación da apoyo a la población inmigrada mediante la inserción laboral, actividades de alfabetización, cursos de promoción de la mujer y de formación profesional, así como actividades de apoyo a la lengua y la cultura árabe .
En la actualidad, un equipo humano de más de 60 voluntarios y una veintena de profesionales, logran que Bayt al-Thaqafa sea un punto de encuentro entre la cultura catalana, la española, el Magreb, África subsahariana, el sudeste asiático… ¡y más!

En los últimos años, cuando las olas migratorias generaban preocupación pues se temía que algunos barrios y poblaciones pudieran convertirse en auténticos polvorines, se multiplicaron las iniciativas integradoras. Pero el gesto y el impulso de Teresa tiene un sabor bien distinto. En 1974 la inmigración marroquí era una realidad prácticamente invisible, una realidad que podía pasar totalmente desapercibida.  Excepto para alguien que se interesaba sinceramente por los demás y se preocupaba por el bienestar y las condiciones de vida de los recién llegados. Alguien como Teresa; y la comunidad de hermanas que le dio apoyo. Poco a poco, otros siguieron su ejemplo, pero ella abrió el camino.

            Al poner en marcha CETR, entramos en contacto con las distintas comunidades culturales y religiosas de la ciudad, y fue cuando «descubrimos» a Teresa Losada y el trabajo que llevaban a cabo en Bayt al-Thaqafa ; aplaudió la iniciativa y el deseo de dar a conocer la sabiduría de las distintas tradiciones, ofreciéndonos todo su apoyo. Desde aquí, nuestro más sincero agradecimiento.
Para conocerla un poco mejor, vale la pena leer el Cuaderno que Cristianisme i Justícia le dedicó en 2012 (enlace).

            O escuchar una entrevista con ella en youtube.

            O leer las impresiones de Ana M. Briongos, una voluntaria de Bayt al-Thaqafa.

 Concluimos con unas palabras de Alberto Saez, director adjunto de EL PERIÓDICO, el 27.08.2013, día de su muerte.

Esta es la historia de una monja franciscana que en 1974 fundó en Barcelona el Centro Bayt Al-Thaqafa, dedicado al diálogo con la comunidad árabe-musulmana. Esa gesta solo podía ser obra de una visionaria o de alguien con los pies muy bien puestos en el suelo. Esta es la historia de Teresa Losada, que se acercó a los musulmanes cuando en este país la Administración aún les llamaba «moros». Esta es la historia de una estudiosa que se doctoró en semíticas pero que se dedicó a las personas. Esta es la historia de una activista social que en los años 80 trazó desde la sociedad civil caminos por los que luego transitaron todas las administraciones.

Teresa Losada murió el domingo en Sant Vicenç dels Horts, uno de sus campos de trabajo junto con el Gòtic y el Raval. Tenía una sonrisa pacífica y una voz contundente. Fue de las primeras personas en esta ciudad y en este país en intuir los retos que suponía la convivencia entre personas de tradiciones religiones tan diversas como la católica y la musulmana. Jamás se le ocurrió plantearlo como un problema, siempre lo vio como un reto y como una oportunidad. Tuvo que capear en tiempos en los que la jerarquía de la Iglesia católica quería levantar muros. Pero ella siempre tendió puentes. Tuvo que convencer a muchos falsos progresistas de la distancia que separa la teoría de la multiculturalidad de la práctica de la interculturalidad.

Reconocimiento
Afortunadamente, a Teresa Losada le dedicaron ya muchos elogios en vida, casi tantos como tras su fallecimiento. Pero lo más importante, lo que a ella le emocionaba más, no era que le reconocieran lo que había hecho sino que organizaciones sociales e instituciones siguieran el camino que trazó: respeto entre comunidades, aproximación desde el conocimiento mutuo, trabajo conjunto a favor de los derechos humanos: comida, escuela, religión, libertad… sin exigir renunciar a unos para tener los otros.
El Centro Bayt Al-Thaqafa quedará como testimonio de lo que fue y de lo que hizo Teresa Losada. Gente como ella ha evitado muchas fracturas en nuestra sociedad y ha cerrado el paso al populismo de uno y otro signo. Gracias.

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