Marià Corbí “Un anciano explicó que Yajnadatta creía que había perdido la cabeza y se puso a buscarla, pero una vez detuvo la mente que buscaba, encontró que todo estaba bien”... LAS ENSEÑANZAS ZEN DEL MAESTRO LIN-CHI (China, s.IX), es uno de los textos que se están trabajando este curso en CETR. He aquí una pequeña selección de la obra y un comentario de Marià Corbí sobre la propuesta del maestro Lin-Chi. La edición castellana utilizada en el seminario está a cargo de B. Watson (Los Libros de la Liebre de Marzo).
Y H V H
[…] Entre todos los Nombres hay uno más citado en la Torá que cualquier otro: es el inefable Yod-He-Vav-He. Nunca hay que perder de vista que YHVH es indeterminado, expliquemos de él lo que expliquemos. No tiene significado alguno, como tampoco lo tiene la Creación. Somos nosotros, los seres humanos, los que necesitados de sentido nos empeñamos en determinar aquello que es indeterminado. Para que el mundo permanezca indeterminado, es decir, en la esfera indefinida de la libertad, hace falta que se fundamente sobre algo absolutamente libre. El Nombre nos ofrece esa referencia y los sentidos que le otorgamos, que son bien poca cosa, no son más que los artificios que nos permitirán, quizás, hacer aflorar al Ser, la Causa, la Fuente Abismal. La meditación sobre el Nombre nos ha de conducir hacia el encuentro de lo inefable indeterminado. lo indeterminado no es una respuesta. Es una pregunta. Nos sirve de clave. […]
Somos esclavos de la imagen que nos hacemos de Dios, y, antes que nada, esclavos de la imagen que nos hacemos de nosotros mismos. YHVH pone en guardia contra la reducción del Inefable a un atributo, una creencia, una idea. Si le adjudicas alguna idea, reduces a Dios a esa idea. Cualquier afirmación lo sitúa en el polo de la dualidad, mientras que YHVH se mantiene más allá de todo nombre o cualidad. Su Nombre impronunciable da testimonio de ello.
(Patrick Levy. Le Kabbaliste: rencontre avec un mystique juif. Paris, Eds. du Relié, 2002. 327 p.)