Marià Corbí Hace décadas que aprendí a volverme a las cosas, y desde entonces lo he estado practicando con toda la intensidad que he sabido. Pero lo que he planteado en los últimos apartados, de alguna manera, es un paso más en mi concepción de lo que es el camino espiritual, no solo para mí si no para los miembros de las sociedades de conocimiento y para las sociedades en tránsito. Lo que creo que es novedad es que he comprendido que estos tipos de sociedades tienen las cosas más claras, nítidas y sencillas de lo que había imaginado. Las nuevas sociedades que, o no pueden creer o tienen dificultades para mantener las creencias, bastará que adopten una actitud parecida a la de los artistas. Los artistas no necesitan hacer divina a la belleza, ni enviarla a los cielos, se vuelven solo, con todo el corazón y la mente, a las cosas, para poder captar su belleza multiforme e inacabable para sentirse conmovidos y necesitados de decir el milagro, la maravilla y el misterio que vieron en las humildes cosas de nuestro mundo, modelado por nuestra necesidad en cada tipo de cultura. Y lo que con sus creaciones son capaces de decir vale para todas las culturas y para todos los pueblos y toda la historia humana, si los humanos tienen la sensibilidad suficientemente educada.
Más íntimo que mi propia intimidad
Nuevo libro de “meditaciones en verso”, de Marià Corbí. “Lo que ofrecemos –dice el autor- son sólo breves e intensos intentos para comprender y percibir con todos los sentidos lo que todo esto, la totalidad de la realidad, es; y no sólo lo que nuestra condición de seres necesitados modela a su medida y toma por lo que es”.
Compra del ejemplar impreso, o descarga
Una pequeña selección:
He vivido
He vivido,
he existido.
¡Qué raro es el vivir!
¡Qué raro el existir!
¿Qué es eso que ha sido,
cuando he existido?
¿Qué es lo que concluye
cuando se me excluye?
¿Qué es eso que se va?
¿Qué es eso que resta?
Nadie ha vivido.
¿Qué es lo que ha sido?
No es lo que he creído.
Sólo el misterio resta.
El ser de mi ser
¡Oh Eso que es,
que es como mente!
Eres el ser de mi ser,
el sentir de mi sentir.
Tú la mente de mi mente,
Tú los ojos de mis ojos,
oído de mis oídos,
Tú eres lo más íntimo
de mi propia intimidad.
Tú no eres otro de mí,
ni yo soy otro de Ti.
¿Quién es frente a Ti,
Único?
Ilumina mente y cuerpo
para que pueda comprender
lo que no puedo pensar.
¡Oh Tú que eres Único!
Mi verdad
¿Cuál es mi verdad?
La nada de mí.
Verdad misteriosa
que duro destroza
mi credo central.
Nadie en mí ha venido,
ni nadie se ha ido.
Vacío de mí,
esa es mi verdad.
Mi supuesto ser
es mi necedad.
La ignorancia plena
de mi realidad
es sabiduría.
Cuando sé mi nada,
con clara certeza,
sé de mi misterio:
la nada de mí.
Mi muerte me vuelve
a mi realidad,
anula y quebranta
mi central criterio,
que es mi cautiverio:
pensar que soy alguien
venido a este mundo,
que en día no lejano
se debe marchar.
Como aguas del mar
Como aguas del mar
que el sol evapora,
que se vuelven nubes,
que el viento traslada,
así es mi existencia.
Como nubes chocan
con altas montañas
y se vuelven lluvias
y arroyos rápidos
que entre peñas bajan,
así es mi existencia.
Como ríos bravos
de empinados valles,
que llegan al llano
y en él se remansan,
así es mi existencia.
Como mansas aguas
que riegan los campos,
pueblos y ciudades
y llegan al mar,
así es mi existencia.
Del mar son los ríos,
de él arrancaron
y a él regresaron
tras corto viaje,
así es mi existencia.
Sin motivo
Todo es sin motivo,
los árboles del bosque,
las plantas y las flores,
las especies de insectos,
animales salvajes,
los miles de pájaros
que despiertan el día,
la luz de la mañana,
las noches estrelladas,
el sol que nos alumbra,
la tenue y suave luna.
Todo es sin motivo,
rico, diverso, uno.
¡Oh! ¡Cómo lo amo todo,
yo también sin motivo!
¿Qué es lo que es?
¿Qué es lo que es?
Es como un Dios,
pero no es Dios.
Es como mente,
pero no es mente.
Es como “otro”,
pero no es “otro”.
Es como un Tú,
mas no es un Tú.
“Eso” es todo,
porque es nada.
Es, no siendo.
¿Cómo pensarlo?
¿Cómo sentirlo?
Es el inconcebible.
Es el impensable.
Querría verlo,
querría tocarlo.
¡Necio, le ves!
¡Necio, le tocas!
Le ves en el cielo azul,
te toca con el calor del sol,
le oyes en el canto de los pájaros,
y en la voz de quienes te hablan,
le ves en plantas y flores,
en los hombres y las bestias,
en los árboles del bosque,
en tu propio ver y sentir.
Él, el lejano, es el próximo.
Él, el sutil, es el íntimo.
¿Por qué buscas lejos
al que está cerca?
¿Por qué buscas como “otro”
al que no es “otro” de nada?
¿Por qué buscas ansioso
al que es tu propio ser?
No emprendas un camino
que te aleja del Próximo.
No busques en las profundidades
al que es Patente, Manifiesto.
El bosque al anochecer
Cuando ya entra la noche,
¡qué grande es el silencio,
la soledad del bosque!
Te veo y no sé qué veo.
Te siento y no sé qué siento.
Te soy y no sé qué soy.
http://www.bubok.es/libros/239972/Mas-intimo-que-mi-propia-intimidad