John Berger ¿Se puede escribir todavía algo sobre él? Pienso en todas las palabras que ya se han escrito, incluidas las mías, y la res- puesta es “no”. Si miro sus cuadros, la respuesta vuelve a ser “no”, aunque por una razón diferente: sus cuadros invitan al silencio. Casi iba a decir que ruegan silencio, y eso habría sido falso, pues ni una sola de sus imágenes, ni siquiera la del anciano con la cabeza entre las manos en el umbral de la eternidad, muestra el menor patetismo. Siempre detestó inspirar compasión y hacer chantaje. Solo cuando veo sus dibujos me parece que merece la pena añadir algunas palabras. Tal vez porque sus dibujos tienen algo de escritura, y a menudo dibujaba en las cartas. El proyecto ideal habría sido dibujar el proceso que llevaba a sus dibujos, tomar prestada su mano de dibujante. Sin embargo, lo intentaré con palabras.
Claros rasgos no duales de Rumí
Resulta enormemente ilustrativo de la unidad profunda de todas las grandes tradiciones espirituales de la humanidad poder comprobar como un musulmán, teísta puede llegar a tener expresiones que podrían haber sido firmadas por un vedantino, no teísta y no dualista. Permítaseme una cita larga por lo extraordinario del texto.
Dice Rumí: En lo espiritual no hay división ni números, no hay partición ni individuos. Dulce es la unidad del Amigo con Sus amigos; aférrate al pie del espíritu. La forma es testaruda. Haz que la terca forma se consuma de tribulación para que bajo ella, puedas descubrir la unidad, como un tesoro. Y si no la consumes, Sus favores la consumirán –oh mi corazón es su vasallo. Se cose a nuestros corazones y cose el remendado manto del derviche.
Hubiera explicado este tema con contención pero temo que alguna mente tropiece. Sus puntos son afilados como una espada de acero; ¡si no tienes escudo (capacidad de entender) date la vuelta y huye! No vengas sin escudo contra este duro metal, pues a la espada no le avergüenza cortar. Por ello he envainado la espada, para que nadie malinterprete mis palabras. [ 1 ]
Rumí se da cuenta de que lo que ha dicho se sale de las categorías habituales del Islam como religión; por eso advierte del riesgo de lo que está formulando. Sus palabras son duras y cortantes como el filo de una espada. Y advierte, quien se aproxima a la espada sin el escudo que proporciona una comprensión adecuada, pueden perecer a su filo.
Cualquiera no puede enfrentarse a lo que supone la espiritualidad como vacío de imagen.
[ 1 ] Rumí: Mathnawî. Madrid, 2003, Editorial Sufí, Tomo I, pg. 62.