Francesc Torradeflot Las joyas de las sabias y sabios son como las ramas del nido de los pájaros, imprescindibles cobijos para poder aprender después a volar libres y a disfrutar del aire fresco y de la vida en plenitud. La sabiduría es el regazo tierno y maternal cuidado que vivifica. Es necesaria pero no suficiente, es un hogar y un solaz, pero después hay que volar. Es un placer para mí poder compartir esta muestra del tesoro de humanidad que la vida nos ha regalado...
Egocentración y egoísmo
La autorreferencia es la condición de todos los vivientes. La egocentración es la modelación de su entorno y de sí mismo que tienen que hacer todo viviente. Tienen que configurar el mundo que le rodea a la medida de sus necesidades. La egocentración es la estructura inevitable de todo viviente.
La egocentración es una noción muy diferente del egoísmo.
El egoísmo es la egocentración convertida en depredación inconsiderada. El egoísmo no respeta a nada ni a nadie. Hay grados y grados de egoísmo.
El egoísmo es un atributo netamente humano que surge del deseo insaciable.
Puede ser un egoísmo circunstancial o un egoísmo estructural; un egoísmo que surge en un determinado contexto o un egoísmo que ya se ha hecho estructural. Una circunstancia hace que se despierte el egoísmo o se vaya construyendo, poco a poco, una persona egoísta.
El egoísmo es un gran error humano, porque:
Rompe la simbiosis o la imposibilita.
Se crea enemigos.
Quiebra la armonía entre personas.
Impide la colaboración.
Es enemigo de la interdependencia de las personas.
Afianza la epistemología mítica[1].
Bloquea el acceso a la dimensión absoluta de la realidad[2]. La persona egoísta se tiene a sí misma como máximamente real, esta actitud bloquea el reconocimiento de que su verdadera realidad es la dimensión absoluta de la realidad.
El egoísmo puede actuar conscientemente, pero también puede hacerlo inconsciente, pero, por ello, no deja de ser menos dañino.
Aunque actúe inconsciente, afianza la epistemología mítica y bloquea la dimensión absoluta de la realidad.
El egoísmo es enemigo del amor.
Aleja de la paz y de la felicidad.
Es enemigo de la cooperación y de la interdependencia de las personas.
Es enemigo de la concordia y de la paz.
Es una calamidad para la estructura familiar y para las estructuras sociales.
En definitiva, es el gran error humano.
Es un error, que es una enfermedad, que desfigura la función imprescindible de la egocentración animal.
El egoísmo convierte en ambiguas muchas actuaciones humanas, por no decir todas.
Las estructuras culturales y sociales fundamentadas en el individuo fomentan el egoísmo. Las estructuras culturales y sociales fundamentadas en la colaboración y el equipo tienden a mitigar o impedir el egoísmo más extremo.
La medicina para ese error es el interés y el amor por otros que no sean él mismo.
El egoísmo es un gran error, porque es una gran ignorancia. ¿Ignorancia de qué?
De lo que constituye la naturaleza simbiótica humana.
De lo que es el interés por otros que no sean él mismo.
De lo que es el amor.
De lo que es la colaboración.
De lo que es el camino a la dimensión absoluta.
De lo que es la plenitud humana.
Cada especie animal modela su mundo a la medida de sus necesidades y sus capacidades de actuación. Nosotros estamos sometidos a esa mima ley, teniendo en cuenta que, por nuestra condición lingüística, podemos modificar nuestra forma de sobrevivencia. Somos animales culturales.
Todos los vivientes necesitan inevitablemente dar por real su individualidad y el mundo modelado por ellas. Sin dar los dos extremos como reales, no es posible la sobrevivencia. Nuestros primeros estadios culturales tuvieron que asegurar su sobrevivencia cumpliendo la legalidad de los vivientes, que requería que se dieran por reales tanto la individualidad personal como la de grupo, sea la familia, la familia amplia, la tribu, etc. como las realidades modeladas del mundo que les rodea.
La epistemología mítica de nuestros primeros estadios culturales fue una necesidad impuesta por nuestra condición animal.
Ya comentamos que dar como fundamento de la concepción de la individualidad de la persona como de las individualidades sociales, suponía dar como fundamento de todas las personas y de todas las organizaciones sociales la egocentración entendida como egoísmo. Los individuos y los grupos se interpretan a sí mismos como depredadores del medio, y a ser posible de los otros grupos.
Desde el inicio de nuestra especie, hasta bien entrado el siglo XXI hemos organizado la interpretación y la actuación de las personas, los grupos y las naciones desde las perspectivas del egoísmo y la depredación desconsiderada de todo. Hemos organizado la cultura, la religión y las organizaciones colectivas de todo tipo, desde el egoísmo individual y de grupo.
El crecimiento exponencial de las ciencias y tecnologías, y de los productos y servicios, que de ellas se derivan, nos ha hecho evidente que no podemos continuar nuestro desarrollo humano desde esa perspectiva egoísta con respecto al medio y a los otros grupos humanos, sean del tamaño que sean. Si continuamos así, estamos destruyendo la habitabilidad del planeta, estamos originando la mayor de las extinciones de especies vivientes dela historia de la vida, y estamos amenazando nuestra propia sobrevivencia.
Las sociedades de conocimiento[3] nos están haciendo caer en la cuenta de que no podemos continuar fundamentando nuestras organizaciones, ni nuestra cultura o nuestra espiritualidad sobre el individuo, porque es fundamentar todo eso sobre el egoísmo, es preciso fundamentarlo sobre los equipos de colaboración y los equipos de interdependencia.
Hemos de edificarlo todo desde la colaboración en equipos de interdependencia. La interdependencia tiene que invadir todas las relaciones entre los humanos, entre los géneros, con las restante especies y con el medio. Solo esa actitud será capaz de gestionar nuestro crecimiento científico-técnico y sus consecuencias, al bien de todos los habitantes de este planeta y del planeta mismo.
Si hasta hoy hemos construido toda nuestra historia, sobre los individuos y sus egoísmos individuales y colectivos, proponernos edificarlo todo sobre los equipos en colaboración de interdependencia, que imprescindiblemente tiene que llevar al silenciamiento del egoísmo, ¿no será esa pretensión un ensueño, una fantasía irrealizable? ¿Tendremos que conformarnos con continuar usando todo el poder de nuestras tecnociencias y sus consecuencias para la explotación del medio, de la vida y de los otros grupos humanos?
Las sociedades de conocimiento nos fuerzan a advertir que tenemos un doble acceso a la realidad, uno en función nuestra y otro gratuito, porque está ahí, porque sí, no relativo a nuestras necesidades de animales.
Es ciento que toda nuestra historia hemos organizado nuestra vida, nuestra cultura e incluso nuestra religión desde la dimensión relativa[4] a nosotros de todo lo que nos rodea y de nosotros mismos. Pero tenemos dos dimensiones ¿por qué no aprendemos a interpretarlo y vivirlo todo desde nuestra noticia de la dimensión absoluta de toda la realidad?
La dimensión absoluta de la realidad no tiene forma, pero podemos orientar toda la creación de nuestras formas de vida a provocar y fomentar la noticia y el cultivo de la dimensión absoluta de la realidad individual y colectivamente, de manera que se crezca en la cualidad humana [5] y en la cualidad humana profunda[6], y ese sea el fundamento de nuestra cultura, nuestras organizaciones, nuestra economía, etc.
¿Es, acaso, nuestro acceso a la dimensión relativa de la realidad más consistente que nuestro acceso a la dimensión absoluta de la realidad?
La dimensión relativa de la realidad y la dimensión absoluta de la realidad son nuestros accesos a la realidad. Nos hemos apoyado en la dimensión relativa por nuestra condición animal y sus exigencias, y nos está llevando a unos pésimos resultados. Esa vía se está refutando a sí misma. Habrá que probar la vía alternativa, la que propone apoyarse en la cualidad humana y la cualidad humana profunda, en la dimensión absoluta de la realidad.
La dimensión absoluta de la realidad es el segundo de nuestro acceso a lo real, que, además es la fuente y la realidad de dimensión relativa. Por consiguiente, no le falta consistencia para ser el soporte de todas nuestras construcciones.
La sociedad de conocimiento nos está llevando a la mayor transformación cultural y espiritual de la historia humana y nos está empujando a cambiar todo el fundamento de nuestra cultura, de edificarla sobre las individualidades y sus egoísmos, a edificarla sobre la cualidad humana , la cualidad humana profunda y la dimensión absoluta de la realidad, en equipos de colaboración e interdependencia entre los humanos y con la totalidad del medio.
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[1] Epistemología Mítica. Una interpretación del conocimiento humano propia de las sociedades estáticas que debían hacer siempre fundamentalmente lo mismo y que sostiene que lo que dicen las palabras, los mitos y las teorías es como la realidad es en sí misma. Esta epistemología ha durado todo el tiempo de las sociedades preindustriales, las industriales y aún hoy en día está vigente en muchos ambientes incluso en los académicos. [2] Dimensión Absoluta (DA). Una de las dos dimensiones con las que el humano accede a la realidad como fruto del habla. Esta dimensión es gratuita, liberada de cualquier concepción o necesidad humana. Denominada absoluta en el sentido de «suelta de» toda modelación realizada desde la necesidad. [3] Sociedad de Conocimiento (SC). Son sociedades que viven de la creación continua de ciencia y tecnología en retroalimentación mutua y de la creación continua y acelerada de nuevos productos y servicios. Son sociedades de innovación y cambio a ritmo progresivamente acelerado, debido a que la creación continua de nuevos saberes científicos arrastra a la creación de nuevas tecnologías que repercuten en un mayor crecimiento de las ciencias y este proceso lleva a una creación continua y acelerada de nuevos productos y servicios. [4] Dimensión relativa (DR): Una de las dos dimensiones con las que el humano accede a la realidad fruto del habla. Esta dimensión es en tanto se dan las necesidades humanas, y en función de la forma de supervivencia individual y colectiva. [5] Cualidad Humana (CH). Es el cultivo del doble acceso a la realidad generado por nuestra estructura lingüística: la dimensión relativa a nuestras necesidades y la dimensión no relativa o absoluta. El doble acceso manteniendo los condicionamientos de los intereses del ego eso es lo que nos diferencia del resto de los animales, es la cualidad específicamente humana. En las SC su cultivo no puede ser opcional, sino necesario. [6] Cualidad Humana Profunda (CHP). Vendría a ser lo mismo que la CH, pero con la diferencia que en la CHP el cultivo de la dimensión absoluta (DA) es sin condiciones. Para llegar a la CHP es necesario cultivar la DA gratuitamente, es decir de forma desinteresada, no condicionada por los intereses del ego. No será mayoritaria pero sí es fundamental e imprescindible en la Sociedad de Conocimiento.