John Berger ¿Se puede escribir todavía algo sobre él? Pienso en todas las palabras que ya se han escrito, incluidas las mías, y la res- puesta es “no”. Si miro sus cuadros, la respuesta vuelve a ser “no”, aunque por una razón diferente: sus cuadros invitan al silencio. Casi iba a decir que ruegan silencio, y eso habría sido falso, pues ni una sola de sus imágenes, ni siquiera la del anciano con la cabeza entre las manos en el umbral de la eternidad, muestra el menor patetismo. Siempre detestó inspirar compasión y hacer chantaje. Solo cuando veo sus dibujos me parece que merece la pena añadir algunas palabras. Tal vez porque sus dibujos tienen algo de escritura, y a menudo dibujaba en las cartas. El proyecto ideal habría sido dibujar el proceso que llevaba a sus dibujos, tomar prestada su mano de dibujante. Sin embargo, lo intentaré con palabras.
El aprendíiz de ladrón
¿Con qué comparar el Zen?
Wu-Tsu
El maestro Wu-tsu Fa-yen, para explicar que no hay métodos establecidos, que el camino es creación única, contó esta historia:
Si la gente me pregunta a qué se parece el Zen, le diría que es como aprender el arte de robar. El hijo de un ladrón vio envejecer a su padre y pensó: «Si es incapaz de llevar adelante su profesión, ¿quién ganará el pan en esta familia, salvo yo mismo? Debo aprender el oficio». Comunicó la idea a su padre, quien la aprobó.
Una noche el padre llevó al hijo a una casa grande, forzó la cerca, entró en la casa, y abriendo un gran baúl le dijo al hijo que fuese a sacar vestidos. Tan pronto el hijo se introdujo en el baúl, hizo caer la tapa y aseguró la cerradura. Entonces el padre salió al patio, y golpeando fuertemente la puerta despertó a toda la familia, al tiempo que silenciosamente se deslizó por el agujero que anteriormente practicara en la cerca.
Los moradores se excitaron, encendieron velas pero descubrieron que los ladrones se habían ido. El hijo que todo el tiempo que permanecía confinado en el baúl, pensó en su cruel padre. Se sentía muy herido cuando surgió en él una buena idea. Hizo un ruido que sonó parecido al chillido de una rata. La familia dijo a la sirvienta que tomase una vela y examinase el baúl. Al ser abierta la cerradura de la tapa, salió el prisionero, apagó la luz de un soplido, hizo a un lado a la sirvienta y huyó. Los moradores corrieron tras él. Al advertir un pozo junto al camino, tomó una gran piedra y la tiró al agua. Todos los perseguidores se congregaron alrededor del pozo tratando de hallar al ladrón ahogándose en el oscuro agüero. Mientras tanto, él estaba de vuelta y seguro en casa de su padre, imputándole el haberse podido escapar por muy poco.
El padre le dijo: «No te ofendas, hijo mío. Dime solamente cómo te escapaste». Cuando el hijo le narró todas sus aventuras, el padre observó: «¡Ya lo lograste, aprendiste el arte!»
Wu-tsu Fa-yen (aprox. 1024-1104, en japonès: Goso Hoén) maestro chino de la escuela Zen Rinzai. En: D.T. Suzuki. Ensayos sobre el budismo zen. Primera serie. Kier, 1975. p. 342