No podemos leer las Sagradas Escrituras y los grandes textos espirituales, de la misma forma que hicieron nuestros antepasados. Para hacer una lectura nueva adecuada a las sociedades de conocimiento, el primer paso que habrá que dar es no interpretarlas desde la epistemología mítica.
Para hacer una lectura simbólica se ha de respetar el texto original en su integridad, sin alterarlo. Ese tipo de textos es sagrado, intocable. Se trata de interpretar esos textos tal como nos han llegado por la tradición. Si no podemos interpretarlos desde la epistemología mítica, como descripciones de acontecimientos reales o palabras realmente pronunciadas, ¿qué significan esos textos sin epistemología mítica para las sociedades de conocimiento?
El significado de esos textos ha de ser un significado simbólico, es decir, un significado que hace referencia a la dimensión absoluta desde una perspectiva u otra, en un grado u otro.
En la medida en que se hace referencia a la dimensión absoluta, se entra en el ámbito del dato de la dimensión absoluta, de lo inexplicable, aunque experimentable, de lo innombrable, de lo inexplicable, como uno no puede explicar el significado de una sinfonía.
Hay que cuidar de no mezclar el significado del texto que se interpreta simbólicamente, con la interpretación simbólica. No hay que mezclar la narración que expone la curación del paralítico del Evangelio como un milagro de Jesús, con la interpretación simbólica de esa narración. Son como dos niveles de un mismo texto que discurren, hablando sobre lo mismo, pero sin interferirse ni tocarse.
Esta es una condición central de la interpretación simbólica. Sin respetar esta condición no es posible una lectura simbólica de un texto.
Cuando el significado simbólico ha introducido en la experiencia de dimensión absoluta, ya no hay nada más que hacer o que decir, solo reconocer y experimentar la dimensión absoluta, abierta por la interpretación simbólica.
A lo que apunta la lectura simbólica de un texto es a conducir al dato de la dimensión absoluta, en una perspectiva u otra. El significado de una lectura simbólica jamás se puede interpretar como descripción de un hecho o de unas palabras. Aunque se quiera, no se puede porque se habrá entrado en la dimensión absoluta innombrable.
Los símbolos no se pueden interpretar como una descripción, solo se pueden comprender y vivir, como la música, la poesía, la pintura.
Por esta manera de ser de la lectura simbólica, todas las tradiciones religiosas coinciden y empujan a la dimensión absoluta, como toda música y poesía, en su fondo, hablan de lo mismo.
La lectura simbólica de las sagradas escrituras y de los grandes textos espirituales es la clave de bóveda de la paz entre religiones y tradiciones espirituales, y es la condición imprescindible para la paz entre los pueblos.
Gracias a la lectura simbólica y sin epistemología mítica, es posible que todas las Sagradas Escrituras y grandes textos sean definitivamente de toda la humanidad y para siempre.
No hay que confundir la lectura simbólica, con las teorías de la epistemología axiológia sobre ese mismo hecho. La epistemología habla desde una perspectiva teórica abstracta de los hechos axiológicos y también sobre la lectura simbólica, mientras que la lectura simbólica es un procedimiento lingüístico para introducir el pensar y el sentir en la dimensión absoluta.