José Manuel Bobadilla Somos un animal con un doble acceso a la realidad. Un acceso relativo a las necesidades humanas dominado por las formas y otro no relativo a las necesidades humanas y liberado de las formas. Uno de nuestros principales sentidos, como animales depredadores que somos, es la mirada. Mirar el mundo es una forma de sentir el mundo y, por tanto, dependiendo de como lo miremos, nuestro sentir estará condicionado a ello. Miramos el mundo desde un lenguaje concreto y actualmente, el lenguaje que da forma a nuestra mirada, es el lenguaje abstracto de las ciencias y las tecnologías. Nuestra forma de mirar el mundo está construida desde la técnica; una mirada que instrumentaliza el entorno y nos impide volver a las cosas de una manera limpia, es decir, liberada de las formas en las formas.
En las sociedades de conocimiento, el dominio de lenguaje abstracto construye la barrera científica y tecnológica que nos dice que una flor es simplemente una flor, o como mucho, nos proporciona una mirada biológica de la flor. En ella no vemos el misterio de los mundos porque nuestro mirar está encerrado en el prisma científico y tecnológico.
FORMALIDAD DE LO AXIOLÓGICO como sensitivo, cualitativo y concreto
El objetivo de este trabajo es abordar la formalidad de lo valioso-concreto. Partiendo de la hipótesis que los humanos somos animales constituidos por el habla y que es a través de ella que configuramos y transmitimos lo valioso hemos considerado que la lingüística debería podernos ayudar para nuestro propósito. Nos hemos valido de los estudios de la lingüística, en concreto los de Greimas, que indagan la formalidad propia de la semántica cualitativa de narraciones axiologizantes como los cuentos populares, las narraciones y algunos mitos.
Somos animales que nos constituimos hablando y esa comunicación entre sujetos es la semiotización de la relación con el medio (relación S-O)1. Lo que vamos a intentar investigar es la formalidad de la comunicación de lo axiológico que se cumple en el lenguaje natural por ser valoral al no intervenir en él ni las ciencias ni las tecnologías. Cuando entre el Sujeto y el Objeto opera la tecnociencia, la relación S-O deja de ser axiológica por lo que en la comunicación S-S deja de darse la semiotización estimulativa propia de la relación preindustrial con el medio expresada en la lengua natural.
Nos interesa la formalidad de la presentación y transmisión de lo concreto-valorativo propia de las lenguas naturales, que ha sido muy estudiada por los lingüistas, pues de ella podríamos extraer el protocolo para la creación y transmisión movilizadora de valores.