Marta Granés Hoy la ejecución de los sentidos pasa por los aparatos tecnológicos. Pero la tecnología no proporciona experiencias sensitivas directas que inmiscuyan todos los sentidos, y como animales que somos, los necesitamos completamente activados para sentirnos plenamente vivos.
Tener la atención focalizada en lo tecnológico reduce fisiológica y psicológicamente el uso de los sentidos (se reduce al oído y a la vista) y esto restringe la riqueza de la experiencia humana.
Podríamos afirmar que los jóvenes de ahora son la generación más amputada sensitivamente de la historia y, lo peor es que no notan la ausencia puesto que nunca han vivido otra cosa. Lo cualitativo nunca ha estado ahí.
Imhotep y el faraón: novedad editorial
Imhotep y el faraón
un libro de Teresa Guardans, ilustrado por Jaume Bosch
Lalè, 2020. 80 p. (información y venta)
con una una Guía de Lectura, preparada por el Equipo de Didáctica de Cetr, con recursos y sugerencias para el trabajo en el aula. Más propuestas de este equipo, en: www.otsiera.com
Imhotep fue un personaje fascinante y polifacético, sacerdote de Heliópolis, sabio, observador, impulsor de las Casas de la Vida, primer ministro y consejero del faraón Djoser… y arquitecto de la primerísima de las pirámides, la pirámide escalonada de Sakkara. En el Equipo de Didáctica de Cetr teníamos muy claro que Imhotep debía tener un lugar en el aula para ayudarnos a explorar un montón de temas. Pero no acabábamos de dar con la manera de plantear un itinerario de trabajo convincente.
Hasta que un buen día, buscando más información sobre Imhotep, fuimos a parar a un relato autobiográfico de Jean-Philippe Lauer (1902 – 2001), un arquitecto francés que dedicó su vida a estudiar y reconstruir el recinto funerario de Sakkara, escrito en colaboración con la periodista Claudine Le Tourneur d’Ison; un libro en el que el mundo egipcio de hace cinco mil años cobraba vida, sentido, con sus retos y aportaciones. Y aún más: del itinerario del propio Lauer (que por entonces ya tenía ¡98 años!) se desprendía una plenitud de vida creada día a día, que nada tenía que ver con la casualidad o los golpes de suerte. Este fue el punto de partida del libro que publica la editorial Lalè: Imhotep y el faraón, bellamente ilustrado por Jaume Bosch. (Más información sobre el libro la podéis encontrar en Lalé.)
Nos gustaría decir cuatro palabras sobre lo que nos parece que puede aportar la narración. Jean-Philippe Lauer es un vivo ejemplo de que el interés por algo no cae del cielo: cuanto más nos ocupamos de algo, más aprendemos, más descubrimos y más nos llega a interesar. Nos muestra que nada es pan comido, que todo lleva su tiempo, pero que se gana mucho con ello. Que llegarse a interesar de verdad por algo no tiene precio: es un auténtico tesoro, una fuente de felicidad. Porque interesarse es amar, y amar es vivir a fondo. Una oportunidad que pide valentía, arriesgarse, así como desarrollar aquellas herramientas (o actitudes) imprescindibles para no tirar la toalla a la primera dificultad; como, por ejemplo, no dejar de hacerse preguntas, ejercitar la paciencia, trabajar en equipo, compartir…
Lauer muestra el giro que supone pasar de la perspectiva del éxito personal a la de procurar aportar algo a la gran tarea colectiva de la humanidad. Una humanidad de la que en los medios de comunicación se suele mostrar la cara destructiva y violenta, olvidando hablar de tantas y tantas generaciones, tantas personas, que se han esforzado por comprender y contribuir a la mejora de todo tipo de situaciones y necesidades. El arquitecto francés se siente continuador de los esfuerzos del antiguo Egipto y nos hace sentir los eslabones de esa cadena invisible que nos une con las generaciones del pasado, y el valor de cada grano de arena aportado al esfuerzo colectivo.
Además, cuando jóvenes y adultos recibimos una tal avalancha de inputs de una felicidad fast food, la de los pulgares en alto y las sonrisas de escaparate de las redes sociales y de los anuncios, es un valioso regalo el poder ser testigos de otro tipo de felicidad, esa que se va generando poco a poco desde dentro, si sabemos reconocerla y alimentarla.
Todo eso y más es lo que ilustra la vida de Jean-Philippe Lauer, mientras nos permite descubrir las aportaciones y la calidad humana de Imhotep y de su faraón, Djoser. Sin olvidar a su interlocutora, la joven egiptóloga que no deja de hacerse preguntas, interesada por todo lo que se le pone por delante y deseosa de explorar lo que la vida le pueda ofrecer. Son muchos, pues, los temas que van apareciendo a lo largo del relato, tanto en relación con el mundo del antiguo Egipto, como con actitudes humanas atemporales.
En www.otsiera.com, la web de este Equipo de Didáctica de Cetr, además de la ya mencionada Guía de Lectura, podréis encontrar algunos recursos complementarios para facilitar las actividades en el aula (informaciones, una galería fotográfica y el texto de la narración en formato libre).
Sobre el contenido, a vista de pájaro
Algunas actitudes y temas que impregnan el texto
- Los años como fuente de experiencia.
- Amar lo que se hace e implicarse plenamente.
- El valor del trabajo en equipo. Saber escuchar, compartir.
- Desear comprender, hacerse preguntas, buscar soluciones.
- La curiosidad, no dar nada por hecho.
- El vínculo entre generaciones.
- El saber: un tesoro que no deja de crecer desde antiguo. Aportar el propio grano de arena.
- El cuidado de la Tierra, de la vida. La interdependencia de las tramas de la vida.
- Afrontar el desánimo. Acrecentar la paciencia. El sentido de la confianza.
- El interés crece si se alimenta.
- El silencio que enriquece.
- Gratitud hacia las aportaciones de los demás.
Sobre el antiguo Egipto
- La sociedad: el faraón, los sacerdotes, los escribas, los distintos oficios, la agricultura.
- Las Casas de la Vida: el saber al servicio de la vida.
- El Nilo: la importancia del agua. La gestión de recursos.
- El panteón egipcio: los principales dioses.
- Otras creencias: la vida eterna, el ka (la fuerza vital). La momificación.
- Las pirámides: el sentido de las pirámides. Evolución en la construcción.
- Cronología: una civilización milenaria.
Hasta aquí lo que deseábamos compartir; nos despediremos con unas bellas palabras de JP Lauer:
La tierra guarda memoria de todos los que han vivido en ella… y podemos aprender a escucharla.