Marià Corbí Nuestro ser cognoscitivo es una suma diversificada de funciones psíquicas: percepción, sensibilidad, conocimiento, amor, imaginación, voluntad, etc.; todo ello son aspectos diferentes de nuestro ser cognoscitivo. El núcleo de nuestro ser es percibir, tomar conciencia. Caminar hacia el conocimiento no puede tener fin. Siempre empezando mundos nuevos. El camino hacia la verdad, es un camino y una búsqueda que se hace con todo el ser, con la mente y el sentir. La verdad que se indaga es, al mismo tiempo, la verdad humana y más allá de toda medida humana. Es un camino sin fin. Es aprender a ser testigos imparciales del misterio sin fin de la existencia. La naturaleza humana y su destino es aprender, y aprender sin límite. Su ser conciencia-testigo es lo que lo define, y llegar a ser esta conciencia-testigo es lo que constituye su beatitud. Las creaciones de nuestra mente dirigen nuestra suerte como humanos.
La auténtica cualidad humana no es buscar la salvación.
Quien busca salvarse no ha comprendido con claridad lo que es el camino al conocimiento silencioso, lo que es el camino espiritual.
Quien obedece para salvarse; quien se sacrifica para salvarse no está dispuesto a morir a sí mismo, a desaparecer por completo para poder conocer “al que es”, al Único.
Quien busca salvarse huye de las ruinas completas. No comprende que sólo hay salvación cuando no hay nadie a quien salvar.
Mientras se busque la salvación se permanece en la dualidad. Cuando se ha comprendido que no hay nadie a quien salvar, se sale de la dualidad.