Marta Granés Hoy la ejecución de los sentidos pasa por los aparatos tecnológicos. Pero la tecnología no proporciona experiencias sensitivas directas que inmiscuyan todos los sentidos, y como animales que somos, los necesitamos completamente activados para sentirnos plenamente vivos.
Tener la atención focalizada en lo tecnológico reduce fisiológica y psicológicamente el uso de los sentidos (se reduce al oído y a la vista) y esto restringe la riqueza de la experiencia humana.
Podríamos afirmar que los jóvenes de ahora son la generación más amputada sensitivamente de la historia y, lo peor es que no notan la ausencia puesto que nunca han vivido otra cosa. Lo cualitativo nunca ha estado ahí.
La auténtica cualidad humana no es buscar la salvación.
Quien busca salvarse no ha comprendido con claridad lo que es el camino al conocimiento silencioso, lo que es el camino espiritual.
Quien obedece para salvarse; quien se sacrifica para salvarse no está dispuesto a morir a sí mismo, a desaparecer por completo para poder conocer “al que es”, al Único.
Quien busca salvarse huye de las ruinas completas. No comprende que sólo hay salvación cuando no hay nadie a quien salvar.
Mientras se busque la salvación se permanece en la dualidad. Cuando se ha comprendido que no hay nadie a quien salvar, se sale de la dualidad.