Skip to content

El reconocimiento de la sabiduría

“Escucha, oh maestro, las preguntas que quiero hacerte. ¡Con cuánta gratitud escucharé las respuestas que saldrán de tus labios! En realidad, ¿qué son las ataduras? ¿Cómo han empezado? ¿Por qué continúan existiendo? ¿Cómo puede uno liberarse de ellas? ¿Qué es el no-Ser? ¿Cómo discernir entre el Ser y el no-Ser? ¡Aclárame, te lo ruego, cada uno de estos puntos!”

Viveka-Suda-Mani, o “La joya suprema del discernimiento”, es un escrito atemporal que invita a las gentes de todos los tiempos a interrogarse sobre la propia vida, como hace el discípulo del texto.  Se trata de una obra de síntesis del pensamiento del maestro Sankara (Índia, Kerala, s.IX), considerado como el padre de la escuela advaita vedanta, la vía de la no dualidad, a la que dotó de una sólida base teórica.

De familia brahmánica, Sankara destacó desde muy joven por sus comentarios de las Escrituras y su esfuerzo por corregir el rígido ritualismo del Vedismo. Vivió como monje itinerante predicando la vía de la no-dualidad, insistiendo en que la esencia de la realidad es Una, y que en la comprensión-realización de esta unidad, radica la sabiduría, la liberación, la Verdad, la felicidad. Sólo existe el Ser, y el hecho de sentirse como entidades separadas, distintas, además de ser una construcción de nuestras mentes, es la causa de la inquietud y del sufrimiento. Sankara profundiza en esta vía de búsqueda en sus extensos comentarios sobre las Escrituras, pero ofrece la síntesis de su pensamiento en esta pequeña gran obra sobre la importancia del discernimiento, de la lucidez.

Como respuesta a las inquietudes del discípulo, Shankara va presentando (en un conjunto de formulaciones breves) orientaciones sobre la naturaleza de la sabiduría, las actitudes que la favorecen, las trampas y obstáculos y, muy especialmente, sobre la importancia del discernimiento, de la lucidez, de la comprensión. Recogemos, como muestra, alguna de estas “sentencias”:

 

La clara visión de la Realidad sólo puede ser obtenida con mis propios ojos, por medio de una visión clara, pero nunca por los ojos de otro, aunque sea un sabio. Son mis ojos los que tienen que ver la Luna para conocerla y no me valen para eso los ojos de otro.

 

Nadie se cura de una enfermedad por el hecho de repetir el nombre de un medicamento sin tomárselo. De la misma forma, sin la experiencia directa, nadie se libera por mucho que repita la palabra Brahman. El estudio de las Escrituras es inútil sin la búsqueda de la Verdad suprema.

 

Las buenas acciones sirven para purificar la mente, pero no para lograr la percepción directa de la Realidad, lo cual es siempre el fruto del discernimiento y no de las obras, por numerosas que éstas sean.

 

La esclavitud no puede ser destruida por las armas, ni por el viento, ni por el fuego, ni por las obras aunque sean infinitas en número. Las ataduras sólo puede cortarlas la espada del conocimiento, forjada por el discernimiento.

 

Para liberarse de toda atadura hay que discernir entre el Ser y el no-Ser. Sólo mediante el discernimiento es posible llegar a reconocer el Ser propio como Sat-chit-Ananda (Ser-Conciencia-Beatitud) y gustar la verdadera felicidad.

 

Muchos citan las escrituras, ofrecen sacrificios al pie del altar, cumplen los ritos prescritos y adoran a las divinidades. Pero la liberación sólo se alcanza mediante la realización de la identidad con el Atman, y no por todos esos otros medios.

 

“No os penséis que es posible comprar la inmortalidad”, tal es la declaración de los Vedas. Es preciso entender que jamás podrán ser las obras la causa de la liberación.

 

Cuando el Sol se refleja en el agua de una jarra, el insensato toma este reflejo por el Sol mismo (…) El sabio aparta sus miradas de la jarra, del agua y del reflejo y mira al Sol que es la fuente de la luz y que ilumina el espectáculo.

 

Lo que está más allá de la casta y la familia, el credo y el linaje. Más allá de la forma y del nombre, del mérito y demérito. Más allá del espacio y el tiempo, Eso es Brahman y Eso eres tú. Medita sobre ello en el Loto de tu corazón.

 

Lo que está más allá del lenguaje, lo que es absoluta conciencia, eterna realidad, Eso es Brahman y Eso eres tú. Medita sobre ello en el Loto de tu corazón.

 

Aquello que es inalcanzable por los sentidos; Aquello que la buddhi no llega a comprender. Aquello que se encuentra más allá del pensamiento, Eso es Brahman y Eso eres tú. Medita sobre ello en el Loto de tu corazón.

 

Lo que es substrato del mundo objetivo; lo que es diferente de lo sutil y lo grosero; lo que no necesita sustentarse en soporte alguno, Eso es Brahman y Eso eres tú. Medita sobre ello en el Loto de tu corazón.

 

Lo que está libre de nacer, de crecer, de cambiar, de declinar, de envejecer, de enfermar y de morir. Lo que es indestructible y proyecta, sostiene y disuelve el Universo, Eso es Brahman y Eso eres tú. Medita sobre ello en el Loto de tu corazón.

 

Aquello que no podrá jamás dejar de ser; aquello cuya calma nada podrá turbar; aquello que es eternamente libre, Eso es Brahman y Eso eres tú. Medita sobre ello en el Loto de tu corazón.

(…) Medita sobre Ello en el Loto de tu corazón. Apela a los argumentos de la Escritura, y recurre a las facultades de tu inteligencia. Realizarás la Verdad exenta de toda duda, tan clara como el agua que pones en la palma de tu mano.

 

 

Volver arriba