Marià Corbí Nuestro ser cognoscitivo es una suma diversificada de funciones psíquicas: percepción, sensibilidad, conocimiento, amor, imaginación, voluntad, etc.; todo ello son aspectos diferentes de nuestro ser cognoscitivo. El núcleo de nuestro ser es percibir, tomar conciencia. Caminar hacia el conocimiento no puede tener fin. Siempre empezando mundos nuevos. El camino hacia la verdad, es un camino y una búsqueda que se hace con todo el ser, con la mente y el sentir. La verdad que se indaga es, al mismo tiempo, la verdad humana y más allá de toda medida humana. Es un camino sin fin. Es aprender a ser testigos imparciales del misterio sin fin de la existencia. La naturaleza humana y su destino es aprender, y aprender sin límite. Su ser conciencia-testigo es lo que lo define, y llegar a ser esta conciencia-testigo es lo que constituye su beatitud. Las creaciones de nuestra mente dirigen nuestra suerte como humanos.
Meditaciones cósmicas de Hubert Reeves Alianza editorial 2019

Se trata de una serie de reflexiones de este astrofísico, investigador y divulgador científico, sobre interrogantes que se le presentan y considera que son universales. Afirma que «Entre los dogmas religiosos y las certezas ateas, hay espacio para las espiritualidades interrogadoras». También dialoga con otros autores como Galileo, Goethe, Einstein, Rilke, Oppenheimer,….
A todo esto le añade pequeñas meditaciones como por ejemplo: en el cosmos. Propone lo siguiente: 1. Túmbese boca arriba en una hermosa noche estrellada. Preferentemente en un lugar en el que el horizonte sea bien diáfano, como por ejemplo en un desierto o en el mar. 2. Véase y siéntase en el espacio, entre las estrellas que lo rodean por todas partes. 3. Y dígase: “Soy un hábitat del cosmos”
Como él mismo dice este libro: “no se trata de nada definitivo, sólo son cosas provisionales que es necesario actualizar indefinidamente. Destinado a quien se pregunta sobre el gran misterio de la realidad en la que nos proyectamos durante un tiempo”.
Otra meditación: en la ducha. Propone lo siguiente: Deje correr el agua lentamente por su espalda. Experimente la cálida sensación en los hombros. Diga que hace catorce millones de años, todas las partículas que constituyen su cuerpo ya existían, pero en un estado completamente diferente, dispersas en forma de partículas elementales en un espacio tórrido. Vincúlese con este pasado lejano, asociando estas sensaciones a nuestros conocimientos cosmológicos, para sentirse partícipe de esta prodigiosa aventura del universo.