John Berger ¿Se puede escribir todavía algo sobre él? Pienso en todas las palabras que ya se han escrito, incluidas las mías, y la res- puesta es “no”. Si miro sus cuadros, la respuesta vuelve a ser “no”, aunque por una razón diferente: sus cuadros invitan al silencio. Casi iba a decir que ruegan silencio, y eso habría sido falso, pues ni una sola de sus imágenes, ni siquiera la del anciano con la cabeza entre las manos en el umbral de la eternidad, muestra el menor patetismo. Siempre detestó inspirar compasión y hacer chantaje. Solo cuando veo sus dibujos me parece que merece la pena añadir algunas palabras. Tal vez porque sus dibujos tienen algo de escritura, y a menudo dibujaba en las cartas. El proyecto ideal habría sido dibujar el proceso que llevaba a sus dibujos, tomar prestada su mano de dibujante. Sin embargo, lo intentaré con palabras.
Meditaciones cósmicas de Hubert Reeves Alianza editorial 2019

Se trata de una serie de reflexiones de este astrofísico, investigador y divulgador científico, sobre interrogantes que se le presentan y considera que son universales. Afirma que «Entre los dogmas religiosos y las certezas ateas, hay espacio para las espiritualidades interrogadoras». También dialoga con otros autores como Galileo, Goethe, Einstein, Rilke, Oppenheimer,….
A todo esto le añade pequeñas meditaciones como por ejemplo: en el cosmos. Propone lo siguiente: 1. Túmbese boca arriba en una hermosa noche estrellada. Preferentemente en un lugar en el que el horizonte sea bien diáfano, como por ejemplo en un desierto o en el mar. 2. Véase y siéntase en el espacio, entre las estrellas que lo rodean por todas partes. 3. Y dígase: “Soy un hábitat del cosmos”
Como él mismo dice este libro: “no se trata de nada definitivo, sólo son cosas provisionales que es necesario actualizar indefinidamente. Destinado a quien se pregunta sobre el gran misterio de la realidad en la que nos proyectamos durante un tiempo”.
Otra meditación: en la ducha. Propone lo siguiente: Deje correr el agua lentamente por su espalda. Experimente la cálida sensación en los hombros. Diga que hace catorce millones de años, todas las partículas que constituyen su cuerpo ya existían, pero en un estado completamente diferente, dispersas en forma de partículas elementales en un espacio tórrido. Vincúlese con este pasado lejano, asociando estas sensaciones a nuestros conocimientos cosmológicos, para sentirse partícipe de esta prodigiosa aventura del universo.