Francesc Torradeflot Las joyas de las sabias y sabios son como las ramas del nido de los pájaros, imprescindibles cobijos para poder aprender después a volar libres y a disfrutar del aire fresco y de la vida en plenitud. La sabiduría es el regazo tierno y maternal cuidado que vivifica. Es necesaria pero no suficiente, es un hogar y un solaz, pero después hay que volar. Es un placer para mí poder compartir esta muestra del tesoro de humanidad que la vida nos ha regalado...
Mi gratitud. Todo es gracia
A través de Facebook, nuestro buen amigo Rafa nos hace partícipes de sus vivencias y comprensiones, desde una mirada lúcida y serena sobre el deterioro que el avance del ELA genera en su cuerpo. El título de su último libro ya lo dice todo: GRATITUD (Desclée de Brouwer, 2023).
Ojos del alma,
de par en par abiertos.
Luz en el fondo. (24.07.2022)
En el Silencio de tu Presencia,
y sólo en él, comprendo
el misterio de existir:
Barro reavivado por tu Aliento…
En tu soplo respiro,
Presencia, mi alimento. (9.08.22)
(15.08.2022) Mis extremidades decaen día a día. Pero aunque ya no puedo tocar la guitarra, si puedo aún escribir lentamente con una mano. La respiración, aunque asistida por la noche, sigue fluyendo. Manos bondadosas me transportan en silla de ruedas, y salvo momentos realmente duros de digerir a un nivel existencial, se me ha dado la claridad de discernir que el Espíritu me sostiene. En él deposito toda su iniciativa, doy gracias por su Aliento para poder animar y empujar a quienes han perdido el timón y la esperanza.
Gotas de eternidad
brotando por los poros de este instante.
Nuestro cuerpo, en sus venas,
celebra la existencia… (23.09.2022)
Tú, Gran Silencio,
me abres la percepción de lo sagrado.
Tú, Gran Silencio,
remanso de sedientos,
morada natural de tu Presencia…
(28.09.2022)
(5.11.2022) Exiliarse del ruido del pensamiento, hacerse silencio, apertura. Y escuchar el susurro del Ser de la creación latiendo en tu más profunda vena.
Aun en medio del dolor –lo sé- uno tiene la ocasión de aquietar la mente, la de poder experimentar y dejarse contactar por Lo No Nacido, manantial de esa Fuerza: el Espíritu, la esencia de tu propia conciencia, más allá del dolor del tiempo y de su muerte. La Fuerza del Dios Madre de la Vida que, allende dogmas y religiones, sobre toda carne se prodiga y se derrama.
Poder experimentar que el Dios Madre de este mundo palpita en tu verdadera naturaleza, y que en nuestros desolados infiernos ha encontrado el lugar de su Buena Nueva, es una experiencia liberadora radical, que, por serlo, nos marca para toda la vida llenando a esta de sentido.
Compasivo fulgor que, llenando la conciencia de certeza, pulveriza los ídolos del lugar común, la falacia del pensamiento único, la alienación de los resignados novios de la muerte cuando a la resignación apelan y escupen tu inteligencia al grito de «¡esto es lo que hay!» para que permanezcas en el ataúd de los fabricantes del miedo que para ti reservan, cementerio instaurado por los muertos que guían a otros muertos. Tal es el muladar de la esperanza neoliberal, el estercolero de su Tierra Prometida.
Y no, no va por ahí la Vida, para otro destino hemos nacido.
(18.11.2022) Con párpados de plomo, tan pesados como el resto de mi cuerpo, casi vencido por el sueño, acabó el día re-leyendo textos perdidos de mi admirado Albert Camus. Y entre sus páginas me encuentro estas inspiradoras, maravillosas y alentadoras palabras que me obligo a compartir, ya que creo que todos, especialmente si nos encontramos en un mal momento, necesitamos leerlas. Dicen así:
» … En medio del odio descubrí que había, dentro de mí, un amor invencible. En medio de las lágrimas descubrí que había, dentro de mí, una sonrisa invencible. En medio del caos descubrí que había, dentro de mí, una calma invencible. Me di cuenta a pesar de todo eso… En medio del invierno descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible. Y eso me hace feliz. Porque esto dice que no importa lo duro que el mundo empuja contra mí; en mi interior hay algo más fuerte, algo mejor, empujando de vuelta.»
Camus, a los ojos de muchos murió como un ateo. Pero el Soplo del Espíritu, que sopla donde quiere, hizo de él una referencia de honradez inestimable para toda la raza humana. Un auténtico hijo de Dios.
Tú, honda Presencia,
reventando las brumas,
luz de alborada… (20.11.2022)
¿Qué podrás tú arrebatarle,
Dama de la Guadaña,
a quien, vacío y desasido,
desnudo anda el camino
y sólo ansía ser Nadie? (7.01.23)
(20.03.2023) Hoy, al levantarme de la cama, sentí en mi cuerpo el progresivo peso de la enfermedad: la incapacidad para incorporarme, la dificultad para caminar, para vestirme, para sostenerme; la falta de fuerza en mis brazos y manos a la hora de escribir.
Sin embargo, tu Manantial de Vida que no distingue buenos de malos, te derramas sin distinción sobre toda carne. Siempre respondes; quizá no del modo que yo hubiera querido, pero siempre respondes.
Y Tú estabas ahí, cuando menos te esperaba. Cuando la desazón lastraba mi esperanza. Pero Tú respondiste, Fuente de la Vida, cuando ayer te clamaba: No pido que me cures, pero sí que me concedas la suficiente fuerza, la Fuerza de tu Espíritu, para poder afrontar lo que la vida me traiga y sobre todo transparentar humildemente el don de vivir que me regalas – nos regalas sin ninguna suerte de distinción- cada día: tu Presencia. Para eso nací. Para eso hemos nacido. Mi gratitud. Todo es gracia.
(22.04.2023) La hora en que el ser humano ya no sabe quién es, en la que vaga errante como una sombra entre sus propias ruinas, esa hora de la gran soledad y del vacío, es también la hora de los grandes renacimientos. Es la hora en que nos visita lo desconocido.
( El dictado de voz, suple las carencias de mis dedos; todo un descubrimiento para mí, que agradezco a la técnica)
Tu Presencia activa,
lo único que merece la pena vivir… (14 05 2023)