Marta Granés Hoy la ejecución de los sentidos pasa por los aparatos tecnológicos. Pero la tecnología no proporciona experiencias sensitivas directas que inmiscuyan todos los sentidos, y como animales que somos, los necesitamos completamente activados para sentirnos plenamente vivos. Tener la atención focalizada en lo tecnológico reduce fisiológica y psicológicamente el uso de los sentidos (se reduce al oído y a la vista) y esto restringe la riqueza de la experiencia humana. Podríamos afirmar que los jóvenes de ahora son la generación más amputada sensitivamente de la historia y, lo peor es que no notan la ausencia puesto que nunca han vivido otra cosa. Lo cualitativo nunca ha estado ahí.
NECESIDAD DE UNA EPISTEMOLOGÍA AXIOLÓGICA (Encuentro Internacional 2012)
Desde el 1 de mayo hasta el 30 de septiembre de este año, un pequeño grupo de personas nos hemos encerrado en una residencia rural en medio de las montañas del Montnegre, a unos 50 km. de Barcelona, para estudiar todos el problema axiológico que se presenta en las sociedades de conocimiento, de innovación y de continuo cambio.
El resultado de estos trabajos serán varios escritos. Mi colaboración a este trabajo ha resultado ser un libro, que llevaba madurando hacía varios años. El tema del libro es la “Epistemología axiológica”. Esperamos publicarlo en breve.
Lo que me propongo en este escrito es seleccionar algunos puntos que creo son importantes para comprender la pretensión del libro y de su intento, que es establecer los principios fundamentales de la una epistemología axiológica.
He pensado que lo mejor que podía hacer para comunicarles lo que ha sido el centro de mi intento sería seleccionar algunos pasajes de mi libro más o menos modificados. El libro es un poco compacto y cualquier pretensión de hacer un resumen de él, resultaría sumamente indigesto.
El propósito de una epistemología axiológica.
Cuando iniciamos nuestro retiro, nos planteamos el problema de crear un saber sobre lo axiológico, una epistemología axiológica para las sociedades de conocimiento y cambio continúo.
Las sociedades preindustriales pensaron y vivieron con el convencimiento de que sus proyectos axiológicos colectivos los recibían de sus antepasados sagrados o de los dioses.
Las sociedades de la primera industrialización estuvieron convencidas de que recibían sus proyectos axiológicos colectivos de la naturaleza misma de las cosas, a través de la filosofía y de las ciencias.
En las nuevas sociedades industriales de conocimiento y cambio ya sabemos y vivimos que nuestros proyectos axiológicos colectivos, que han de regir nuestras vidas, no los recibimos de nadie ni de nada, sino que los tenemos que crear nosotros mismos.
Lo que tenemos que construir es un proyecto colectivo de vida que nos diga:
– cómo organizar nuestra asociación simbiótica;
– cómo organizar nuestra procreación, tanto física, como cultural y axiológica;
– cómo actuar en el entorno de forma adecuada para nuestra sobrevivencia y que sea sostenible para nosotros y para el medio;
– cómo convivir en una sociedad globalizada;
– cómo cultivar nuestro doble acceso a lo real, el relativo y el absoluto.
La crisis axiológica que estamos sufriendo es la más grave que ha sufrido la humanidad en su larga historia. ¿En qué se fundamenta esta afirmación? En que tenemos que realizar un tránsito que jamás ocurrió en el pasado: pasar de programarse para no cambiar y bloquear todo posible cambio de importancia y toda posible alternativa, a tener que programarse para fomentar, mantener y motivar el cambio constante.