Marià Corbí
Marià Corbí No podemos leer las SS.EE y los grandes textos espirituales, de la misma forma que hicieron nuestros antepasados. Para hacer una lectura nueva adecuada a las sociedades de conocimiento, el primer paso que habrá que dar es no interpretarlas desde la Epistemología Mítica. Para hacer una lectura simbólica se ha de respetar el texto original en su integridad, sin alterarlo. Ese tipo de textos es sagrado, intocable. Se trata de interpretar esos textos tal como nos han llegado por la tradición. Si no podemos interpretarlos desde la Epistemología Mítica, como descripciones de acontecimientos reales o palabras reamente pronunciadas, ¿qué significan esos textos sin Epistemología Mítica para las Sociedades de Conocimiento? El significado de esos textos ha de ser un significado simbólico, es decir, un significado que hace referencia a la Dimensión Absoluta desde una perspectiva u otra, en un grado u otro.
Raíces del diálogo interreligioso y misticismo.
El diálogo entre tradiciones que parte de las creencias y las llamadas ortodoxias, tiene severas limitaciones.
Entendemos por CREENCIA la adhesión incondicional y absoluta a formas y formulaciones.
El diálogo debe partir de lo que S. Juan de la Cruz llama el “toque” del Absoluto que engendra apertura interior, entrega, confianza, a eso se llama fe.
Quien cree poseer la verdad cree que todos deben venir a ella y sólo puede alimentar esa idea si posee la verdad en formas y fórmulas. Ese o no tiene interés real en el diálogo, o su interés es superficial, puesto que piensa ¿que le van a ofrecer las otras tradiciones que él no tenga ya?
Quien cree residir en la verdad usa el diálogo interreligioso de manera táctica como el mejor camino de traer a las demás tradiciones a la perfección de la propia verdad o como pura tolerancia en busca de una convivencia pacífica en buena vecindad.
El diálogo verdadero sólo se puede hacerse desde la perspectiva de la experiencia interior “del que no tiene forma” porque está en toda forma, del “toque” de S. Juan de la Cruz.
Esa es la base sólida y real del diálogo interreligioso
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