Marià Corbí Partiremos de un hecho indiscutible y reconocido por todas las culturas humanas, de una forma u otra: el acceso humano a una doble dimensión de lo real: Un acceso relativo a nuestras necesidades de vivientes, y otro no relativo a esas necesidades, que está ahí, porque sí, gratuito, absoluto en cuanto no hace referencia a nosotros. Vamos a intentar estudiar en que difieren esas culturas, por qué difieren, en que coinciden y en qué se unifican, manteniendo las diferencias.

Un gran reto
¿Cómo afrontar el reto de educar a la infancia y la adolescencia en la relación con la tecnología? Pasamos muchas horas delante de los dispositivos tecnológicos y eso, que es el futuro que nos espera, no puede desligarse de un cultivo de la sensibilidad humana imprescindible en las nuevas sociedades del conocimiento. La tecnología nos cambia la vida, elimina la distancia en las comunicaciones, nos abre constantemente a nuevas ideas, nos proporciona nuevos artefactos con nuevas capacidades. Está claro que la innovación tecnológica ha llegado para quedarse. A la atracción extrema hacia el hecho tecnológico, hoy con los móviles y mañana con nuevas creaciones como el metaverso, hay que ponerle un contrapeso tan grande, que ayude a entender a vuestros hijos e hijas, cuándo el mundo que ven en las redes es ficticio y cuando no lo es. Es necesario poner un contrapeso en la sensibilidad para que comprendan cuándo vivir inmersos en la realidad tecnológica resulta en un empobrecimiento de la sensibilidad respecto al mundo que tienen a su alcance.