Marià Corbí PPara las gentes de nuestras sociedades, las religiones han muerto, y no hay ni idea, ni atisbos de otra dimensión de la realidad que no sea esa cotidianidad plana. Todo se ha vuelto romo, sin esperanza, bajo el vuelo negro de la muerte. Se han difundido mucho las publicaciones de textos de sabiduría o que buscan la sabiduría, pero eso, además de minoritario, no influye en la cultura general, ni siquiera en la cultura popular. ¿Qué se puede hacer para que la cultura y las personas de las sociedades de conocimiento recuperen la doble dimensión de la realidad de nuestro vivir humano? ¿Qué se puede hacer para romper esa coraza de cotidianidad exclusiva, sin grietas, desde la que se pueda vislumbrar la luz de la otra dimensión?
EL CAMINO INTERIOR MÁS ALLÁ DE LAS FORMAS RELIGIOSAS
El camino interior más allá de las formas religiosas
Autor: Marià Corbí
1ªEdición: Barcelona, Del Bronce, 2001. 343 p. ISBN 84-8453-039-6
2ªEdición: Madrid, Bubok, 2013
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15 euros
(edición en catalán: ed. Viena)
El camino interior conduce a la gran dimensión de la existencia humana: la que se vive cuando se ha silenciado la necesidad. Es pues, el camino de la lucidez y el silencio. La lucidez y el silencio llevan a la libertad y la libertad a la admiración y al amor. (…) ¿Cómo llevar a término hoy, adecuadamente, el camino interior? ¿No deberá prescindirse de las antiguas formas religiosas? A lo largo de estas páginas Corbí ofrece claves para responder a estos interrogantes, mostrando nuevas vías para la realización de esa auténtica y olvidada posibilidad humana.
Extracto:
FRONTISPICIO
¡Cuanto queda por conocer y sentir, y que tarde es!
Delante mío está desplegada una maravilla sin fin.
Se me ha ido la vida apartando los obstáculos a la visión que la cultura y la religión han ido acumulando.
Este viejo desbrozador ¿tendrá tiempo para ver y sentir algo de lo mucho que hay?
¿Es ya tarde para mí?
Dice Rûmî:
“Cuando el sol está conmigo, ¿qué es tarde?1
Una advertencia al lector:
Si titulo el libro “el camino interior más allá de las formas religiosas” y pretendo dirigirme a los hombres de una cultura que estructura su pensar y sentir sin dioses y, por tanto, lejos de las Iglesias, ¿por qué empiezo hablando del inadecuado planteamiento de las Iglesias? Al empezar de esta forma corro dos riesgos:
Primer riesgo: que los creyentes se ofenda, se escandalicen y abandonen airados la lectura.
Segundo riesgo: que los que están alejados de las Iglesias y las creencias se desinteresen con sólo leer el título del primer apartado, porque les pido presten atención a lo que están convencidos que no merece ninguna.
Sin embargo, a pesar de estos dos graves riesgos, que pueden enviar mi escrito al limbo de la tierra de nadie, tengo que empezar justificando por qué, al hablar del “camino interior” me veo forzado a alejarme de los patrones en los que, desde que tenemos memoria, se han planteado esas cuestiones. Desde hace más de 2.000 años el “camino interior” se ha cultivado en el seno de las religiones. Tengo que razonar por qué creo que los hombres del siglo XXI deben plantearse ese “camino interior” lejos de las formas religiosas.
1Rûmî, Djalâl-od-Dîn: Rubâi ‘Yat. París, Albin Michel 1987, pg. 16.