John Berger ¿Se puede escribir todavía algo sobre él? Pienso en todas las palabras que ya se han escrito, incluidas las mías, y la res- puesta es “no”. Si miro sus cuadros, la respuesta vuelve a ser “no”, aunque por una razón diferente: sus cuadros invitan al silencio. Casi iba a decir que ruegan silencio, y eso habría sido falso, pues ni una sola de sus imágenes, ni siquiera la del anciano con la cabeza entre las manos en el umbral de la eternidad, muestra el menor patetismo. Siempre detestó inspirar compasión y hacer chantaje. Solo cuando veo sus dibujos me parece que merece la pena añadir algunas palabras. Tal vez porque sus dibujos tienen algo de escritura, y a menudo dibujaba en las cartas. El proyecto ideal habría sido dibujar el proceso que llevaba a sus dibujos, tomar prestada su mano de dibujante. Sin embargo, lo intentaré con palabras.
A la intemperie
Amando a la intemperie
sin tregua ni resguardo
como el noble samurai
que lucha con su sombra
y muere.
Ebria de amor
en el último tercio de la noche
me entrego,
ardo y giro, ardo y giro
en la exacta geometría de la danza.
Todo para nada.
*
Fuego de amor quemando la memoria.
Fuego de viento
inasible
insaciable.
Fuego de amor en la memoria
*
A la sombra de Tu sombra
extravié mi corazón.
Ahora voy tras él
interrogándome
*
Ayúdame a cruzar
la temible frontera del silencio,
vaciarme hasta de Ti,
mirar sin miedo
los ojos vacíos de la nada
y encontrarte.
*
Más allá del laberinto silencioso
de la nada
anhelo el no-camino
donde ya no hay palabras
ni silencios.