La espiritualidad por la vía de la sumisión de sociedades anteriores
Hablar de la “espiritualidad por la vía de la sumisión” equivale a hablar de conseguir la cualidad humana y la cualidad humana profunda por la vía de la sumisión. Esa forma de cultivar la gran cualidad humana es inasumible por las sociedades de conocimiento que son de continua indagación, creación y cambio en todos los aspectos de la vida.
Perspectivas del Absoluto
"Estamos invitados a habitar nuestro planeta, junto con todas las tradiciones, con nuevas categorías, reverenciando tanto las que hemos recibido de nuestros ancestros como acogiendo las que nos presentan nuestros contemporáneos, que llegan con sus legados milenarios." … leemos en el prólogo de la obra de Javier Melloni: "Perspectivas del Absoluto. Una aproximación místico-fenomenológica a las religiones". (Herder, 2018).
De una espiritualidad como sumisión a una espiritualidad como indagación y creación libre
En Occidente hemos vivido la espiritualidad como sumisión a Dios, a su revelación, a sus representantes, a la llamada doctrina cristiana, a las verdades de fe, a los mandamientos de Dios y de la Iglesia, etc. Este tipo de práctica de la espiritualidad se ha fundamentado en una representación de la dimensión absoluta como entidad trascendente, Señor Supremo y Absoluto, como el Todopoderoso, Creador de todo lo existente, Predeterminador, Revelador, Juez Supremo, Castigador de los que no se someten y Premiador de los sometidos, Salvador, etc.
Necesidad de una lectura continuada de los Maestros del camino a la dimensión absoluta
No hay nada más sutil e inasible para el animal humano que el camino a la dimensión absoluta. Esa dimensión no es objetivable ni representable. ¿Cómo caminar por donde no hay puntos de referencia, ni está señalado el camino, ni se pueden poner los pies en las pisadas de otro? ¿Cómo andar un camino en el que no hay nada que buscar, nada que conseguir y nada que hacer? Cada paso del camino es una indagación y una creación...
La verificación sensitiva
Se habla de verificar sensitivamente los grandes textos espirituales o verificar la belleza o la verdad de la naturaleza. Muchas veces se comenta que la mente va más rápida que el sentir, y que el sentir no es capaz de seguir el ritmo de la mente y que, por consiguiente, el sentir no puede verificar lo que la mente comprende. […] Hay aquí una confusión […] El sentir, como la mente, tiene dos dimensiones: la dimensión relativa y la dimensión absoluta…