Marta Granés Hoy la ejecución de los sentidos pasa por los aparatos tecnológicos. Pero la tecnología no proporciona experiencias sensitivas directas que inmiscuyan todos los sentidos, y como animales que somos, los necesitamos completamente activados para sentirnos plenamente vivos. Tener la atención focalizada en lo tecnológico reduce fisiológica y psicológicamente el uso de los sentidos (se reduce al oído y a la vista) y esto restringe la riqueza de la experiencia humana. Podríamos afirmar que los jóvenes de ahora son la generación más amputada sensitivamente de la historia y, lo peor es que no notan la ausencia puesto que nunca han vivido otra cosa. Lo cualitativo nunca ha estado ahí.
Consideraciones en torno a la Carta de la Tierra desde la epistemología axiológica (Encuentro Internacional 2012)
La Carta de la Tierra (CT) es una declaración sobre la interdependencia global y la responsabilidad universal. En ella se establecen los principios para construir un mundo pacífico, justo y sostenible. Fue presentada en París, en marzo del año 2000.[1]
Es el resultado de diez años de diálogo intercultural a nivel mundial sobre objetivos comunes y valores compartidos. Tiene su origen en el fracaso de la Convención de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Rio de Janeiro en junio de 1992 (Earth Summit), puesto que la Declaración final de dicha convención no tuvo en cuenta la visión ética inclusiva que muchas personas deseaban y esperaban de ella. Así, en 1994, Maurice Strong (como presidente del Earth Council que surgió del Earth Summit) y Mijail Gorbachov (como presidente de la Cruz Verde Internacional) lideraron la puesta en marcha de la Earth Charter Initiative (ECI).
A finales de 1996 empezó a trabajar una comisión para supervisar la redacción del borrador de la Carta. El proceso se inició en enero de 1997 y duró tres años. Participaron en él miles de personas y centenares de organizaciones a través de 45 comités. El proceso se desarrolló, mayoritariamente, a través de la red y de conferencias regionales en los cinco continentes.
Entre las más de 4.600 organizaciones que han aprobado la Carta y le dan apoyo se encuentran la UNESCO, la World Conservation Union, la World Federation of Engineering Organizations y el International Council of Local Environment Initiatives. Entre las instituciones políticas estatales se encuentran el senado de Puerto Rico y el de Australia, así como el parlamento de Portugal y el de la Federación Rusa. En la actualidad, la ECI se halla inmersa en proceso de expansión y descentralización y opera con seis grupos de trabajo en ámbitos independientes: la educación, la juventud, los medios de comunicación, los negocios, la ONU/gobernanza global y la religión/espiritualidad/ética. La Secretaría General se encuentra en Costa Rica, en la Universidad para la Paz, bajo la dirección ejecutiva de Minan Vilela.
[1] http://www.earthcharterinaction.org/content/pages/Read-the-Charter.html