Las generaciones menores de 45 se encuentran en un descampado tal, que no hay nada que llevarse a la boca, por eso el ofrecimiento que se les haga tendría que ser una noticia primera, sin ningún tipo de supuestos ni de creencias, porque en las nuevas sociedades de movimiento constante es imposible creer. Habría que ofrecerles una noticia que sea un dato verificable con una verificación axiológica, no científica.
Una noticia en la que no resuene nada religioso ni antirreligioso.
¿Cuál sería ese dato limpio y verificable?
La espiritualidad como cualidad humana y su cultivo en una sociedad laica
Espiritualidad es algo intrínseco al existir humano, es una cualidad humana profunda que puede practicarse desde el seno de las religiones o con independencia de religiones y creencias. El cultivo de esa cualidad humana profunda puede llevarse a cabo teniendo una religión como referente, o sin ella, desde la pluralidad de todas ellas. También desde una posición laica sin creencias ni religiones pero, en este caso, no se trata de inventarlo todo de nuevo, sino de aprovechar desde la laicidad el espíritu y el legado de las tradiciones religiosas y espirituales de la humanidad.
El equipo ha llegado a un consenso en cuanto que espiritualidad y compromiso social tienen que ir intrínsecamente unidos. La espiritualidad laica tiene que ser tan comprometida como lo es la Teología de la Liberación. Reconociendo sus grandes logros y aportaciones, se ha visto que desde esa herencia queda todavía mucho por hacer para preparar el crecimiento de la espiritualidad laica que avanza también en el continente americano. La experiencia espiritual nunca ha estado ausente de los planteamientos de la Teología de la Liberación pero América Latina deberá afrontar el reto de la inminencia de la transformación que se avecina: un entorno laico, post-religional, marcado por el pluralismo y el abandono de la epistemología mítica.