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Poema de Josep Palau i Fabre: La gran carrera del mar

 La gran carrera del mar A AMÀLIA TINEO La gran carrera del mar siempre distinta me atrae por las sirenas imposibles y por los delfines relucientes –fulgor de espadas- y los azules, siempre más azules de las lejanías. Ahora navego en mí mismo un agua más desnuda y transparente, más impalpable. Una agua como un aire. Madrugada del corazón, en paz, sin barco ni oleaje; sin delfines ni remos, sin cuerda ni asidero; un agua sólo agua y agua y agua. (Poemas del alquimista. Proa, p.106)

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Despedida. Poema de Josep Palau i Fabre

Despedida Ya no sé escribir, ya no sé escribir más. La tinta me embadurna los dedos, las venas... -He dejado en el papel toda la sangre. ¿Dónde podré decir, dónde podré dejar dicho, dónde podré escribir la pulpa del fruto de oro sino en el fruto, la tormenta en la sangre sino en la sangre, el árbol y el viento sino en el viento de un árbol? ¿Dónde podré decir la muerte sino en mi muerte, muriéndome? Lo demás son palabras... Nada mejor sabré escribir ya. Demasiado cerca de la vida vivo. Las palabras se me mueren dentro y yo vivo en las cosas. (Poemas del alquimista. Proa, p.193)

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Poema de Josep Palau i Fabre: Triunfo de la elevada locura

Triunfo de elevada locura A JOAN PERUCHO Me subo hasta lo más alto de mí mismo y miro: y me veo más transparente. Yo no sabía, no, que el viento pudiera tener mi cabellera y estar tan contento. Ahora toda hora me enquimera y me lanzo, desde mí, a cielos, abismos, rutas sin fin. No tengo tiempo de amar: mi brazo no es lo bastante largo -Clara, Bárbara, amigas- para poderos abarcar para poder alcanzar la vida. Y, para que lo sepáis, aprendo a escribir en prosa la rosa. (Poemas del alquimista. Proa, p.108)

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Poema de Josep Palau i Fabre: Pasa la luz por caminos escondidos

Pasa la luz por caminos escondidos A JOAN TRIADÚ Pasa la luz por caminos escondidosy llega al corazón de la tiniebla: para la luz no hay confines, por todas partes pone su toque febril. Ahora la luz me viene de dentro y me quema ojos y párpados. Se afinan pálidos violines cuando la mañana la paz celebra. Si algún día me pierdo, será la luz la que me habrá poseído por la mirada. La luz me mira al trasluz y me hace un guiño como una hada. Hacia arriba voy ya que, por la luz, el alma llevo endomingada. (Poemas del alquimista. Proa, p.107)

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