Marià Corbí La muerte, la gran cazadora, ya me está alcanzando. Sé que es implacable, pero no es enemiga. He de apresurarme a escuchar lo que dicen todas y cada una de las cosas. Me hablan claramente y me dicen:
No somos lo que te dicen tus sentidos. Tampoco somos la interpretación que haces de nosotras, según el PAC cultural que te rige. Somos lo que decimos, no lo que tú nos haces decir. Escúchanos y te hablaremos sin palabras, y nos comprenderás. No vengas a nosotras esperando algo. No vengas diciéndonos lo que somos. Cállate. Si te interesas por nosotras, y no por lo que piensas conseguir de nosotras, si tu interés es verdadero, porque sí, porque estamos frente a ti y contigo, te hablaremos claro.
La libertad espiritual: ¿Existe el libre albedrío?
En el ámbito de la necesidad y de la dualidad, parece existir el libre albedrío. ¿Existe realmente? Donde rige la necesidad, ¿puede decirse que hay libertad?
Dice Rumí: Los profetas son deterministas en cuanto a las obras de este mundo, pero los infieles lo son en cuanto a las labores del otro mundo. Para los profetas, los trabajos del otro mundo son libre albedrío; para los necios, las obras de este mundo son libre albedrío…” [ 1 ]
Donde parece que hay libertad, impera la necesidad y donde impera la necesidad no hay verdaderamente libertad. Por el contrario en el ámbito del silencio, cuando ha callado la necesidad hay verdaderamente libertad.
[ 1 ] Rumí: Mathnawî. Madrid, 2003, Editorial Sufí, Tomo I, pg. 58.
El que no ha gustado el sabor de “el que es”, cree que es al contrario. Cree que el único lugar en el que hay libertad es en el mundo del ego, y cree, también, que cuando el ego no es el actor, sólo hay un determinismo ciego.
Es un error. El silencio es la raíz de la libertad. Donde hay silencio hay libertad; donde no hay silencio no hay libertad.
[ 1 ] Rumí: Mathnawî. Madrid, 2003, Editorial Sufí, Tomo I, pg. 58.