Marià Corbí Hace décadas que aprendí a volverme a las cosas, y desde entonces lo he estado practicando con toda la intensidad que he sabido. Pero lo que he planteado en los últimos apartados, de alguna manera, es un paso más en mi concepción de lo que es el camino espiritual, no solo para mí si no para los miembros de las sociedades de conocimiento y para las sociedades en tránsito. Lo que creo que es novedad es que he comprendido que estos tipos de sociedades tienen las cosas más claras, nítidas y sencillas de lo que había imaginado. Las nuevas sociedades que, o no pueden creer o tienen dificultades para mantener las creencias, bastará que adopten una actitud parecida a la de los artistas. Los artistas no necesitan hacer divina a la belleza, ni enviarla a los cielos, se vuelven solo, con todo el corazón y la mente, a las cosas, para poder captar su belleza multiforme e inacabable para sentirse conmovidos y necesitados de decir el milagro, la maravilla y el misterio que vieron en las humildes cosas de nuestro mundo, modelado por nuestra necesidad en cada tipo de cultura. Y lo que con sus creaciones son capaces de decir vale para todas las culturas y para todos los pueblos y toda la historia humana, si los humanos tienen la sensibilidad suficientemente educada.
5. KÂRIKÂ DE GAUDAPÂDA.
IV. La extinción del tizón ardiente.
10. Todos los seres humanos están por esencia libres del deterioro y la muerte, pero ellos piensan que están sometidos a estas circunstancias y este mismo pensamiento los aparta de su verdadera naturaleza.
45. La conciencia parece tener un origen, parece moverse y tener la forma de los objetos, pero en verdad no tiene origen, es inmutable, insustancial, serena y una, sin segundo.
46. La conciencia no tiene origen y los seres humanos no están sujetos al nacimiento ni al cambio. Aquellos que han comprendido esta verdad no caen más en la confusión.
47. El movimiento de un tizón ardiente parece crear líneas rectas y curvas; de la misma manera el movimiento de la conciencia aparece como conocedor y conocido.
48. El tizón ardiente que no se agita no produce ningún fenómeno aparente ni cambia. Así la conciencia cuando no se mueve está libre de apariencias y cambios.
49. Cuando el tizón ardiente está en movimiento, las apariencias no provienen de ningún sitio, tampoco surgen del tizón mismo hacia fuera, ni se reabsorben en él cuando está inmóvil.
50. Las apariencias no surgen del tizón ardiente porque no tienen sustancia. Lo mismo sucede en la conciencia porque en ambos casos se trata de apariencias.
55. La causa y el efecto existen mientras persiste la preocupación por la causa y el efecto en la mente. Pero cuando se acaba este apego mental dejan de existir.
56. Mientras exista adhesión mental a la causalidad, continuará la cadena de nacimientos y muertes. Una vez destruida esta adhesión, desaparece esta condición existencial.
57. Desde el punto de vista fenoménico, todo nace y muere. Nada permanece. Desde el punto de vista de la realidad absoluta, todo es sin origen, eterno, y por tanto, no existe la aniquilación.
58. Los seres que parecen nacer y morir en realidad ni nacen ni mueren. Su aparición y desaparición se debe a la ilusión. Y la ilusión no es realidad.
60. A partir de la visión de los seres que están más allá de la dualidad nacimiento-muerte, no se puede hablar de permanencia o impermanencia. Allí donde no hay forma que distinguir, las palabras no tienen aplicación.
61. En el sueño la mente en movimiento produce un mundo de aparente dualidad. En el estado de vigilia también el pensamiento produce un mundo de aparente dualidad.
62. No hay duda de que la conciencia, siendo una, aparece en el sueño como dual. La misma conciencia una parece dual en el estado de vigilia.
71. No hay ninguna causa para que nazca un ser. La verdad última es que nada ha nacido jamás.
72. La dualidad que consiste en un objeto que conoce y un objeto conocido no es más que una producción de la mente. La conciencia está libre de objetos. Es incondicionada y carece de relaciones.
78. Cuando se ha tomado conciencia de que la no-existencia de causa es la verdad, no se trata ya de alcanzar ninguna meta en particular. De este modo se llega al estado libre de deseo, sufrimiento y miedo.
79. Por la creencia en la existencia de las cosas irreales la mente se identifica con los objetos. Pero al comprender la irrealidad de esos objetos, deja de apegarse a ellos.
80. Inmutable es el estado del que se aparta de todo apego y no se identifica ya con la dualidad. El sabio toma conciencia en ese estado de la conciencia en equilibrio, sin origen y no dual.
(selección extraida del libro CONCIENCIA Y REALIDAD. LA MANDUKYA UPANISHAD CON LAS KARIKA DE GAUDAPADA Y LOS COMENTARIOS DE SANKARA. Introducción, comentarios y traducción de Consuelo Martín Ed. Trotta . libro muy recomendable que incluye comentarios muy esclarecedores)
Texto fundamental de la corriente Vedanta Advaita que aborda la no-dualidad de la realidad. El mismo Gaudapada dice en I.18 «Las ideas de multiplicidad que alguien imagina, se pueden hacer desaparecer. Esta explicación [obra] tiene como objetivo el facilitar esta enseñanza. Cuando se descubre la última verdad, la dualidad no existe.» [Los términos utilizados en el texto como Ser, Real, Absoluto, Brahman apuntan a «lo existente cuando dejamos de interpretarlo», por ello estos términos hacen referencia directamente a la «verdad de la realidad».]
véase también
1. KÂRIKÂ DE GAUDAPÂDA
2. KÂRIKÂ DE GAUDAPÂDA
3. KÂRIKÂ DE GAUDAPÂDA
4. KÂRIKÂ DE GAUDAPÂDA
Adi Shankara |
Vedānta