Marià Corbí PPara las gentes de nuestras sociedades, las religiones han muerto, y no hay ni idea, ni atisbos de otra dimensión de la realidad que no sea esa cotidianidad plana. Todo se ha vuelto romo, sin esperanza, bajo el vuelo negro de la muerte. Se han difundido mucho las publicaciones de textos de sabiduría o que buscan la sabiduría, pero eso, además de minoritario, no influye en la cultura general, ni siquiera en la cultura popular. ¿Qué se puede hacer para que la cultura y las personas de las sociedades de conocimiento recuperen la doble dimensión de la realidad de nuestro vivir humano? ¿Qué se puede hacer para romper esa coraza de cotidianidad exclusiva, sin grietas, desde la que se pueda vislumbrar la luz de la otra dimensión?
Prólogo del libro «PROYECTOS COLECTIVOS PARA SOCIEDADES DINÁMICAS»
En las últimas décadas ha aparecido en la humanidad un fenómeno que venía preparándose durante siglos: un crecimiento rápido de las ciencias y las tecnologías, en retroalimentación mutua, que supone una dinamización de la base de la cultura, cada día que pasa más acelerada.
Esta aceleración de las ciencias y las tecnologías, con los nuevos productos y servicios que se derivan, están invadiendo todos los ámbitos de la vida humana, y están abriendo posibilidades insospechadas a nuestras capacidades de conocimiento y actuación.
El crecimiento rápido de las tecnociencias ha abierto la posibilidad, nueva en la historia de nuestra especie, de sobrevivir a partir de la continua creación científica y tecnológica y mediante la aparición constante de nuevos productos y servicios. Se ha originado una dinámica que empuja con fuerza a vivir de la creación de conocimientos. Esta dinámica se está haciendo presente ya, en algún grado, en todos los pueblos de la Tierra, y muy intensamente en los países llamados desarrollados.
La dinámica que han desencadenado las tecnociencias abre unas posibilidades tan potentes que nadie puede permitirse ignorarlas sin condenarse con ello a la marginación primero y luego a la miseria.
Esa dinámica que empuja a los colectivos a vivir del conocimiento es lo que se ha llamado «sociedades del conocimiento».
Este modo de vida, radicalmente nuevo, que es vivir de la creación continua de conocimientos, ya está aquí, y para quedarse. Nadie ni nada podrá pararlo. Debemos, pues, intentar adelantarnos a sus consecuencias o, por lo menos, forzarnos a seguir su paso.
Esta dinámica está arrollando con todos los modos de vida, con las maneras de pensar y de sentir, con las formas de organizarnos y, con ellas, con todas nuestras instituciones, incluso con las que parecían capaces de resistir todas las tempestades.
Los proyectos de vida que, con algunas modificaciones, habían podido mantenerse vigentes, en sus niveles profundos, durante miles de años, se vienen abajo en pocas décadas. Pasamos, en poco tiempo, de vivir en sociedades estáticas que vivieron durante largos lapsos de tiempo haciendo lo mismo, a sociedades dinámicas que viven de la innovación y del cambio continuo. Esta dinámica de las nuevas sociedades tiene un gran impacto en los modos de vida de los pueblos y, como consecuencia, en sus maneras centrales de concebir la realidad, de valorarla, de organizarse, y una tremenda sacudida en todos los sistemas de valoración humana.
Este libro se propone ofrecer un compendio de la investigación llevada a cabo durante años sobre las consecuencias axiológicas que implican las sociedades de conocimiento.
Hemos pretendido estudiar con detalle las alteraciones que introducen las sociedades de conocimiento en cada uno de los núcleos axiológicos de la vida humana en estas nuevas condiciones de supervivencia. Se producen modificaciones importantes en la concepción del ser humano, en la concepción de valor del conocimiento, en la concepción del ser, en lo que se entiende por cualidad humana, en la interpretación de la espiritualidad, en la interpretación de lo que son los proyectos colectivos de vida, en los sistemas de cohesión y motivación de los grupos humanos, en la religión, etc.
Si se lee la obra desde esta perspectiva, lo que a primera vista parece disperso se unifica y cobra sentido.
Vamos a intentar adentrarnos en lo que sería la formalidad, la lógica, los valores y la espiritualidad de este nuevo tipo de vida completamente diferente e incluso contrapuesto. A la espiritualidad nosotros la llamaremos «cualidad humana» y «cualidad humana profunda» para alejarnos de supuestos y creencias propias de otro tipo de sociedades porque podrían entorpecer nuestros análisis y tanteos.
La dinámica de las sociedades de conocimiento ya está entre nosotros, aunque en la mayoría de los casos esté sometida al capital financiero y al capital de las grandes compañías manufactureras. Creemos que no tardará en romper ese sometimiento, por las necesidades mismas del conocimiento. La creatividad científica y técnica, sometida a las exigencias del máximo beneficio en el tiempo más corto posible, se está convirtiendo ya en una modelación de las sociedades del futuro que las convierte en enemigas de la vida, del medio natural y de la misma especie humana.
El uso que se está haciendo de la aceleración de las tecnociencias nos está conduciendo a alteraciones del medio, de la vida y de la convivencia humana. Estas consecuencias serán muy difíciles de reparar, y en muchos casos ya son irreversibles.
Tenemos que poner remedio a esta situación, antes de que sea demasiado tarde, estudiando las condiciones que se requieren para que los desarrollos tecnocientíficos y sus consecuencias sean a favor de la vida en este planeta, del planeta mismo y de nuestra propia especie.
Esa es la voluntad de nuestro intento.
Advertimos al lector que no nos es posible hacer una exposición lineal o piramidal. No tenemos más remedio que hacer una exposición en la que todo depende de todo en una circularidad completa. Los apartados y los temas se suponen unos a otros.
Cada vez que consideramos que llegamos a una afirmación importante, procuramos relacionarla con las bases de nuestros planteamientos, para mostrar la lógica de nuestra conclusión. De este procedimiento se sigue una cierta iteración; es el precio que debemos pagar para mostrar lo fundamentado de nuestro aserto.