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Acerca de la irrealidad del yo

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Medita el siguiente texto del Yoga Vâsishtha:

Para el ignorante el mundo es un valle de lágrimas, para el sabio ese mismo mundo es un muestrario felicidad; del mismo modo que para un ciego el mundo es negro y oscuro y para uno que posee buena vista el mundo está lleno de luz.

Puesto que Brahman todo lo penetra, no hay muerte ni seres vivos. Las olas que juguetean en la superficie del mar no nacen ni mueren. Lo mismo les ocurre a los seres de esta creación.

El ser permanece idéntico a sí mismo aunque la energía proyecte una incalculable diversidad sobre la superficie del océano de la conciencia. En este mundo no hay entidades independientes tales como cuerpos, etc.…

Lo que vemos como el cuerpo y lo que concebimos como nociones u objetos de percepción, lo perecedero y lo imperecedero, los pensamientos y los sentimientos, lo mismo que sus contenidos, sólo son Brahman en Brahman mismo, la conciencia infinita.

La mente, el intelecto, el sentimiento del ego, los elementos cósmicos radicales, los órganos de los sentidos y los fenómenos en general, son Brahman mismo; el placer y la tristeza sólo son ilusiones, palabras sin contenido substancial alguno.

Como un simple sonido que vibra en medio de las montañas provoca ecos múltiples, la conciencia cósmica, que es una, experiencia la multiplicidad en sí misma como el que sueña ve los objetos soñados en su interior.

Cuando uno comprende que la dualidad es una apariencia ilusoria, el absoluto Brahman se comprende a sí mismo. Cuando uno piensa: “Esto no soy yo”, comprende la irrealidad del sentimiento del ego. De esta comprensión esencial nace el verdadero desapego hacia los objetos.

Cuando uno comprende: “Yo soy realmente Brahman”, la conciencia de la verdad nace en su interior y el resto de las cosas desaparece y se funde en esa conciencia.

Cuando se despejan las ideas de yo y tú, surge la realización de la verdad y uno comprende que todo lo que hay, sea lo que fuere, no es más que Brahman mismo.

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