A la intemperie
Amando a la intemperie sin tregua ni resguardo como el noble samurai que lucha con su sombra y muere. Ebria de amor en el último tercio de la noche me entrego, ardo y giro, ardo y giro en la exacta geometría de la danza. Todo para nada. * Fuego de amor quemando la memoria. Fuego de viento inasible insaciable. Fuego de amor en la memoria * A la sombra de Tu sombra extravié mi corazón. Ahora voy tras él interrogándome * Ayúdame a cruzar la temible frontera del silencio, vaciarme hasta de Ti, mirar sin miedo los ojos vacíos de la nada y encontrarte. * Más allá del laberinto silencioso de la nada anhelo el no-camino donde ya no hay palabras ni silencios. Más poemas de Michèle Najlis
He venido para ver
He venido para ver semblantes Amables como viejas escobas, He venido para ver las sombras Que desde lejos me sonríen. He venido para ver los muros En el suelo o en pie indistintamente He venido para ver las cosas, Las cosas soñolientas por aquí. He venido para ver los mares Dormidos en cestillo italiano, He venido para ver las puertas, El trabajo, los tejados, las virtudes De color amarillo ya caduco. He venido para ver la muerte Y su graciosa red de cazar mariposas, He venido para esperarte Con los brazos un tanto en el aire, He venido no sé por qué; Un día abrí los ojos: he venido. Por ello quiero saludar sin insistencia A tantas cosas más que amables: Los amigos de color celeste, Los días de color variable, La libertad del color de mis ojos; Los niñitos de seda tan clara, Los entierros aburridos como piedras, La…
Thich Nhat Hanh. Llamadme por mis verdaderos nombres
No digáis que partiré mañana, pues aún estoy llegando. Mirad profundamente; estoy llegando a cada instante, para ser brote de primavera en una rama, para ser pajarillo de alas aún frágiles, que aprendo a cantar en mi nuevo nido, para ser mariposa en el corazón de una flor, para ser joya oculta en una piedra. Aún estoy llegando para reír y para llorar, para temer y para esperar. El ritmo de mi corazón es el nacimiento y la muerte de todo lo que vive. Soy un insecto que se metamorfosea en la superficie del río. Y soy el pájaro que se precipita para tragarlo. Soy una rana que nada feliz en las aguas claras del estanque. Y soy la serpiente acuática que sigilosamente se alimenta de la rana. Soy el niño de Uganda, todo piel y huesos, mis piernas tan delgadas como cañas de bambú. Y soy el comerciante de…
Canto a la libertad
¿Dónde andas, libertad? ¿Has andado alguna vez? ¿Qué lugares? ¿En qué tiempos? Alguna vez hemos sentido como una ligeraza interior, el paso sin peso, el vagar sin anhelo, y nos hemos dicho: es la libertad. Daba gusto. Ir sin circunstancia, cerca del amor, del amor a la libertad, por los caminos interiores, sin arrastres, alto en los pensamientos, subido en no se sabía qué alas (las de la libertad), hacia mundos donde la sumisión no tenía nombre, donde el roce no contaba, libre el anhelo, entre divinos seres naturales, estaciones de hermosuras (y el amor por todas partes) y la elección sin pena, la andanza sin carga, la esperanza en la mano (y el amor por todas partes), sin ciudades, habitaciones ni paredes terminantes (y el amor por todas partes). Libertad, ¿dónde huiste? Ya sé que no hay cómo tenerte, tú, cometa sin hilo, ni cómo decirte, tú, oído del…
CASA DE MISERICORDIA
Joan Margarit Pequeña selección de poemas de esta obra (publicada en (Visor Libros, 2007), merecedora del Premio Nacional de Poesía 2008, acompañada de unas notas al vuelo de Amando Robles. Explica Joan Margarit, en el Epílogo: "Las Casas de Misericordia fueron instituciones de una gran severidad (...) Me venían a la mente las solicitudes de las madres, y la conclusión era clara: la intemperie era mucho más espantosa. Por eso se afanaban para hacer que sus hijos entrasen en aquel lugar. Y en este punto, la mente daba un salto hacia la poesía, hacia lo poco que quizá servía un poema para ayudar a soportar el dolor y las carencias. Pero no hay nada más, y si esto es triste, mucho más triste es la intemperie sin los versos. La poesía: una especie de Casa de Misericordia. Nos escribe Amando Robles: Otra vez la poesía y su mensaje vital,…