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CASA DE MISERICORDIA

        Joan Margarit

Pequeña selección de poemas de esta obra (publicada en (Visor Libros, 2007), merecedora del Premio Nacional de Poesía 2008, acompañada de unas notas al vuelo de Amando Robles.

Explica Joan Margarit, en el Epílogo:
«Las Casas de Misericordia fueron instituciones de una gran severidad (…) Me venían a la mente las solicitudes de las madres, y la conclusión era clara: la intemperie era mucho más espantosa. Por eso se afanaban para hacer que sus hijos entrasen en aquel lugar. Y en este punto, la mente daba un salto hacia la poesía, hacia lo poco que quizá servía un poema para ayudar a soportar el dolor y las carencias. Pero no hay nada más, y si esto es triste, mucho más triste es la intemperie sin los versos. La poesía: una especie de Casa de Misericordia.

Nos escribe Amando Robles:
Otra vez la poesía y su mensaje vital, espiritual. Esta vez de la mano de vuestro compatriota Joan Margarit, Premio Nacional de Poesía 2008 por su libro «Casa de Misericordia». No lo conocía, pero he podido leer algunas declaraciones sueltas sobre la poesía citadas por los periódicos de entrevistas con ocasión del premio, suficientes para percibir la proximidad y consonancia de siempre entre poesía y espiritualidad:

«la poesía es el refugio donde cobijarse, tarde o temprano. «Fuera de la poesía, la música o la filosofía, no hay nada», matiza.

«sólo hay poesía buena o mala, porque la poesía no puede ser mediocre». Margarit afirma que «el poeta es el ser más realista, el mas pragmático, porque bebe de la realidad. Lo que no es pragmático es la economía», dice.

La concesión del premio no le alteró mucho «Eso es azar, con un punto de ironía cuando haces poesía: está la oscuridad delante y detrás, y a veces pasa que estalla una luz». Remitiendo a la función que ha de cumplir la poesía: «se trata de resguardarnos de la intemperie, esa vida que muchas veces nos da desamor, que nos provoca pérdidas brutales… ¿Dónde refugiarse entonces: en un partido de fútbol, en un concierto de rock? No, para eso está sólo el arte, la filosofía… y la poesía, claro».

Imposible no leer y sentir declaraciones como éstas en clave espiritual. Como la poesía, la espiritualidad existe, existe en su intangibilidad, y es lo único que vale la pena y que puede salvar todo. ¿Fantasía, huida de la realidad, negación de ésta,…? Como la poesía, y aún infinitamente más, sólo la espiritualidad es la que es realista, y si se quiere pragmática. Y es lo único que subsistirá. En ella está todo, ella es todo, y fuera de ella no hay nada. Como el poeta, el hombre y mujer espirituales son los más realistas, porque beben en la realidad. Lo que no es realista es la religión ni el hombre y mujer religiosos, en el sentido en que beben en una ideología.

Pequeña selección de poemas de Casa de Misericordia

LA TARDE CAE EN EL MAR MUERTO

De la delicadeza azul y rosa
del agua y las montañas ha surgido
un recuerdo de aquellas clases de religión.
Tú, venenoso lago, eres mi infancia
con su Historia Sagrada, mar de sal,
agua estancada. Cuando la he probado,
me has quemado la lengua y las encías
como las oraciones que tuve que aprenderme.
Querían convertirme en este mar
que no se abre hacia ninguna parte,
en una mente abstracta, confinada
por el desierto. Todos están muertos
y yo, mientras me voy haciendo viejo,
admiro la belleza monstruosa
de un mar sin puertos. Sin ninguna barca.

AÚN

Déjame que, mirándote a los ojos,
me sumerja en la oscura y caliente fantasía
en la que estás desnuda en otros brazos.
No son cosas de viejos. Tampoco desviaciones.
Es el hueso rojizo, algo negruzco, duro,
de este melocotón que, hambriento, me comí
pero que chupo aún para, en mi boca,
conservar la dulzura de tu amor.

BARCELONA AMOR FINAL

La ausencia es una casa
con radiadores helados.
De allí vengo. He llegado
por este largo camino.
En el puerto del crepúsculo,
lentamente, otra ciudad
esta hundiéndose en el mar,
un mar cansado de luz.
Queda la ciudad final,
donde ya no encontraré
a nadie a quien preguntar.
Voy caminando hacia adentro,
y me acompañan palomas
que van, sucias de tristeza,
a donde empieza la noche
para desaparecer
por árboles y azoteas.
Como nosotros, tampoco
tienen voces melodiosas
para escapar de la muerte,
que es esa pequeña plaza
a la que nos acercamos
por las calles habituales.

ALEGRÍA

Dentro de mí tu vida avanza
mientras te canto todas las canciones
de amor que puedo recordar:
boleros desgarrados
que la razón ha convertido en tumbas,
lieder románticos como la podredumbre
que brilla en la tiniebla, el deseo
que encalla en la garganta cancerosa
de la canción francesa.
Canto en el viento de perdidas arias
las canciones de cuna que son como agujeros
en tristes cubrecamas de la infancia.
Te canto a ti, pero nadie lo sabe.
Nadie sabe por qué soy un viejo que canta.

EL MALECÓN

Un hombre en pie delante de la dársena.
Después del temporal, asumidas las pérdidas
y amarrados los grandes y erráticos dolores,
el puerto es el mejor lugar para esperar.
El puerto es como él: en su interior,
enormes, reposados, mar y barcos.

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