Marta Granés Hoy la ejecución de los sentidos pasa por los aparatos tecnológicos. Pero la tecnología no proporciona experiencias sensitivas directas que inmiscuyan todos los sentidos, y como animales que somos, los necesitamos completamente activados para sentirnos plenamente vivos.
Tener la atención focalizada en lo tecnológico reduce fisiológica y psicológicamente el uso de los sentidos (se reduce al oído y a la vista) y esto restringe la riqueza de la experiencia humana.
Podríamos afirmar que los jóvenes de ahora son la generación más amputada sensitivamente de la historia y, lo peor es que no notan la ausencia puesto que nunca han vivido otra cosa. Lo cualitativo nunca ha estado ahí.
En el portal de lo oscuro
Selección del último libro de Marià Corbí, En el portal de lo oscuro (Bubok, 2021). Leemos en la introducción:
“Los humanos, por la noticia que tenemos de la dimensión absoluta de esta inmensidad en la que viajamos, nos surge inevitablemente la pregunta: ¿Qué es todo esto? ¿Qué hago yo en esta inmensidad? Y ¿quién soy yo?
A lo largo de la vida, esta inquietante pregunta surge una y otra vez. El paso de los años la hace más honda y más urgente. Cuando se ve cerca la muerte, la gran pregunta sin respuesta se convierte en el centro de la vida, si tienes el valor de no esquivarla.
¿Qué es todo esto? ¿Qué hago yo en estas inmensidades? ¿Quién soy?
Esta pequeña colección de humildes poesías recoge esa preocupación, que es más una ocupación, que resuena constante en mi vida de anciano.
Todo habla
Todo habla de Eso, de Él
porque no hay nada fuera de Él.
Escucha ese hablar silencioso.
¿Un “Él” absoluto?
Presencia inmediata
de Eso,
de Él
en todos los seres,
un “Él”
sin fronteras.
Aquí estoy
Aquí estoy,
ya me voy,
voy tranquilo
y admirado
de que exista
todo esto,
venerable
porque es nada
sino Él.
Todo lo que veo y siento
Todo lo que veo y siento
es mi propio ser;
y mi propio ser
es todo lo que veo y siento.
Que me sea dado
Que me sea dado
sentir las personas,
que viven conmigo,
como el abismo
del misterio del ser.
Que sienta yo hondo
todo ser humilde,
como la presencia
del gran enigma
del misterio del ser.
Mi jardín
En mi jardín humilde,
en un rincón de la Noguera,
en una mañana de primavera,
luz y pájaros cantan:
canta un ruiseñor,
una abubilla y un petirrojo,
dos tórtolas y gorriones,
y gritan, en vuelos rápidos,
las golondrinas.
Todos felices y alegres
dando gracias al sol,
a los campos y a la vida.
Hay en este jardín
tanto misterio y belleza
como en las galaxias inmensas.
También yo estoy aquí
entre los agradecidos.
La caravana se va
Mira, admira, venera
y ama el gran secreto:
la verdad y belleza
de todo lo que existe.
Advierte y recuerda,
no queda vida ni tiempo,
¡la caravana se va!
El olvido
Sin individualidad
no hay ni muerte, ni olvido,
no hay nada que esté perdido
en esta inmensidad.
Las generaciones pasan
como estaciones del año,
aparecen y marchitan
y entran en el oscuro
olvido.
Es error y sufrimiento
sin fundamento real,
porque sin individuos
no hay ni muerte ni olvido.
Todo son breves momentos
de Eso único inmenso;
ni perdido, ni olvidado,
soy yo mismo el gran misterio,
sin individuos y único.
Ya no os veré más
Ya he vivido y amado
el misterio de la noche,
la gran promesa del alba,
el bello sol mañanero,
el cielo azul y las nubes
de formas jamás iguales,
la primavera y sus flores,
el verano y los trigales,
el hondo mar dulce y bronco,
las montañas y sus bosques,
los pájaros y animales,
los humanos y sus urbes.
Todo lo vi y lo amé,
nada de eso veré pronto,
sumergido en la muerte
que me tragará sin rastro.
La cruda muerte revela
que nada se fue, ni vino,
lo único real es
la oscura luz del misterio
de los mundos infinitos.
Nueva y grave comprensión
de mí mismo y de los seres.
La muerte ya no es oscura,
es revelación, consuelo,
unidad sin división,
final de falsos supuestos,
paz y luz en el misterio.