Los movimientos sociales no son movimientos políticos. Los movimientos políticos son políticos, buscan transformar el Estado. Los movimientos sociales buscan la emergencia, la difusión, el debate de nuevas formas culturales. Los ciudadanos no tienen confianza ni en sus parlamentarios, ni en sus gobiernos, ni en sus presidentes, ni sobre todo en sus partidos políticos. Hay un rechazo unánime de todos los partidos, no son considerados legítimos ni viables. Más concretamente piensan que la clase política se ha encerrado en sí misma, solo hablan entre ellos, y no se preocupan de los intereses de los ciudadanos más que para vender una opción en un mercado electoral cada cuatro años.